CUÉNTEME UN SECRETO
Vicenta
Las pisadas de aquel hombre resuenan tras de mí lo cual pone a mi corazón a latir con furia y no precisamente por el miedo.
Es intimidante, sí, pero ha despertado en mí un sentimiento tan extraño que me tiene nerviosa pues se arremolina en mi vientre y extiende a cada porción de mi piel erizándome los vellos.
Hay algo demasiado familiar en sus ojos ónix, más no sé exactamente en dónde los he visto antes.
«¿Estás segura?», murmuran en mi cabeza, tensándome y causando contradicción porque no sé si estoy segura o no, solo sé que habría recordado a un hombre cómo él ya que es difícil de ignorar empezando por su rostro.
Tiene cejas altamente pobladas y negras, tal como sus preciosos ojos cuya oscuridad te absorbe al mirarlo porque hay malicia, dominio, salvajismo y mucha pasión en ellos. Sus labios son dos pedazos de carne simétrica y voluptuosa que se antojan besables; su arco de cupido en el labio superior está tan marcado que hasta envidia me da.
Su mandíbula, pese a que está cubierta en una espesa barba, da la impresión de ser cincelada por los mejores artistas. Tiene un cuello grueso, fuerte y este termina en unos anchos hombros que realzan su virilidad.
Nunca había mirado un cuerpo cómo el suyo, tan tosco, grande y lleno de músculos duros. Evoco su piel acanelada que parece haber sido besada por el sol muchísimas veces junto a sus perfectos deltoides que desembocan en unos bíceps tan apetecibles y en unos antebrazos muy peludos igual de fuertes con manos venosas las cuales se percibieron rasposas cuando me frotó el pelo.
Su torso es otro asunto; posee los pectorales más impresionantes que haya mirado jamás. Lucían duros, perfectos, que se antoja dejarle sutiles besos y caricias hasta erizarlo. Posee cicatrices y quemaduras, pero incluso eso le aumentan la virilidad.
Tiene pezones un tono más oscuro que su piel acaramelada, casi pegándole al color que tiene el polvo del café molido de modo que me resultan hermosos. Parecen dos deliciosos Hershey's Kisses que no dudaría en llevarme a la boca para degustarlos a mi antojo.
Más abajo están sus músculos serratos que parecen unos perfectos abanicos los cuales se funden con los oblicuos y abdominales, esos que suman un total de ocho cuadritos. ¿Y su miembro inferior? Bueno, eso es algo que no miré por respeto, más sé que está muy dotado de la cadera hacia abajo porque, cuando estuvimos pegados cuerpo a cuerpo en aquella ducha, pude sentir la enorme virilidad erecta que se carga. Ella encajó perfectamente entre mis pechos e incluso sobresalió. No sabía que los penes podían estar tan enormes.
Detengo mis cochinos pensamientos cuando caigo en cuenta de lo que estoy haciendo. Ofuscada, ingreso a la pequeña bodega de municiones para tomar armas, balas y granadas de pólvora y humo junto a dos trajes ghillie, es decir, una vestimenta especial que sirve para que nos camuflemos en misiones de aproximación puesto que este traje hace que sea más difícil para el enemigo localizarnos.
Meto todo en una maleta cuando escucho que cierran la puerta con brusquedad haciéndome respingar y tirar un par de balas al piso que lejos de recoger las dejo ahí para girarme con rapidez; mi corazón latiendo furioso contra mis costillas.
El calor me sube a las mejillas cuando veo al hombre que estaba pensando en el pasillo hace nada. No está desnudo, pero así traiga un costal encima no podré borrar de mi cabeza su perfecto cuerpo.
—Necesitamos agua y comida para mantenernos despiertos. ¿Sabe dónde puedo conseguirla? —pregunta el coronel Bestia a lo que niego, aun sintiéndome afectada porque odio que me provoquen este tipo de sustos incluso cuando no son intencionales.
ESTÁS LEYENDO
Tornado (Libro 1)
ActionSirena y Bestia son los nombres clave que utilizan la teniente mexicana y el coronel ruso que se encuentran combatiendo el crimen en diferentes países. Ambos tienen mucho en común: la profesión que ejercen en la milicia, la edad, un pasado, la forma...