"No quiero involucrarla, ¿entiende?"

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No supo en que momento había caído dormida justo en la enfermería, su cuello dolía un poco y sus brazos se habían entumecido al estar recostada sobre ellos. Lo primero que notó es que Draco no estaba en la cama.

Se puso de pie y fue a buscarlo en el baño, claro; tocó y lo llamó, sin embargo, jamás recibió respuesta. Decidió abrirlo, no había nadie ahí.

Se había ido.

¿Por qué? No había recibido el alta todavía. Debería seguir descansando y durmiendo.

Dio un recorrido por el lugar pero no había ni rastro de él. Decidió salir y echo un vistazo a ambos lados del pasillo. ¿Qué diablos?

Empezó a tener un mal presentimiento cuando por fin lo vio a unos cuantos metros, por poco y no lo hace, era como si el destino quisiera forzadamente que ella lo siguiera. Frunció el ceño y a paso lento, conservando una buena distancia para que él no se percatara de su presencia, lo siguió.

¿Por qué estaba despierto a estas horas? Eran casi las 11 en punto.

La luz de la luna entraba por diversas partes del castillo, lo que le hizo fácil observar que se encontraba pulcramente vestido con sus típicos trajes negros y sus zapatos lustrados. Era como si no fuera a dormir para nada esta noche.

Como a mitad de camino se dio una idea de saber a donde se dirigía, parecía ir a la torre de astronomía. Conocía bien el camino y era justamente el que ambos estaban tomando.

Se moría por alcanzarlo y detenerlo, plantarse delante suyo para cuestionarle que era lo que estaba haciendo, pero decidió que las cosas siguieran su curso.

Era cuidadosa al andar, permanecía lejos de él pero sin perderle la pista, le resultó muy extraño que el chico no giró la cabeza atrás como era costumbre, de hecho, incluso de espaldas se podía percibir lo tenso, nervioso y atemorizado que estaba. Eso le resultó muy raro a la castaña.
El cielo estaba cubierto por nubes grises, una tormenta se acercaba y el aire rugia con fuerza.

Aquel clima se apreciaba aún más en la torre de astronomía, lugar al que habían llegado. Draco abrió la puerta con fuerza, sin ser silencioso, antes de que ésta se cerrara, Hermione dio zancadas más largas para detenerla y pasar. Malfoy ya se encontraba subiendo la escalera de caracol, la luz de la luna resultaba más brillante y le dio de lleno, eso le permitió ver su rostro, cubierto de inseguridad.

La chica iba a subir las escaleras, sin embargo, una fuerza invisible y poderosa la lanzó contra el murete que estaba debajo de las escaleras, se estrelló contra otra persona, de pronto fue cubierta por algo que la hizo desaparecer de la vista de los demás: la capa de invisibilidad.

Supo al instante que la persona a su lado era Harry.

Intentó moverse, en vano. No podía mover ni un centímetro de su cuerpo, le habían lanzado un Petrificus Totalus sin siquiera darse cuenta. Claro que tampoco podía hablar, al parecer Harry se encontraba en las mismas que ella.

Era sumamente frustrante, quería hablar, necesitaba hacerle millones de preguntas a Harry e ir con Draco. Silenció un momento su mente cuando escuchó la voz del reconocido profesor Dumbledore.

-Buenas noches, Draco.-Saludó como si se tratara de una reunión por la tarde.

¿Dumbledore? ¿Draco? Se suponía que Dumbledore y Harry irían a buscar y destruir el horrocrux.

-¿Quién más hay aquí?

Aunque estaba petrificada podía ver todo lo que sucedía arriba suyo.

-Soy solo yo, Draco.

-No me mienta, lo escuché hablar.

-Oh, si, estaba hablando conmigo mismo. Reconozco que me ayuda muchísimo, ¿alguna vez te has hablado a ti mismo, Draco?

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2023 ⏰

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