Mini Maratón 2/3
Las vacaciones pasaban de forma lenta pero buenas para Hermione, estaba consciente de que el sexto año en Hogwarts no sería igual a los pasados y la diferencia era porque Voldemort había regresado, y había regresado para joderle la vida a Harry, pero al meterse con Harry, se metía con ellos.
Estaba sola en su casa, pues su madre había ido a comprar algunas cosas y su padre en el trabajo, estaba recostada en el sillón, mirando el techo, lanzando una pelota, atrapandola una y otra vez. No perdía comunicación con ninguno de sus amigos, pues con todos se mandaba cartas, hasta con Neville.
Él único que le hacía falta era Draco, no podía dejar de pensar en ese chico y en su última charla. En verdad se le veía afectado, y sabía muy bien que para él, las cosas también se complicarian, sólo esperaba que no se la pusieran tan difíciles, porque a pesar de todo, Draco no merecía nada malo, no merecía sufrir por algo que no era su culpa.
Dejo de lanzar la pelota, y se sentó en el sillón, se puso a pensar, ¿y si le mandaba una carta a Draco? Al fin y al cabo tenía lechuza, podía hacerlo. El problema era que existía la posibilidad de ser descubierta por su padre, se arriesgaba a eso, se mordió el labio debatiendose.
Sus ganas de enviarle una carta eran inmensas, pero la incertidumbre de no saber que podría pasar no estaban muy atrás.Nego con la cabeza, no lo haría, era mucho que arriesgar. Se levanto del sillón y dejó la pelota sobre la mesita de centro que había en la sala, fue hacía la cocina y sacó del refrigerador una barra de chocolate, la cual era suya. Amaba con el alma el chocolate, era su favorito, sus ojos fueron directo a los brazaletes que Draco le había regalado, sonrió; a pesar de todo, jamás se los había quitado. El timbre la sacó de su mundo, desvió la mirada hacia la puerta.
Dejando el chocolate sobre la encimera fue directo a abrir, del otro lado estaba el cartero Sam, ese que no veía desde que tenía 11, casi 12 años, una sonrisa se formó en su rostro.
-Traigo su correspondencia.-Dijo el anciano, que ya estaba un poco más pequeño y su voz más baja, se le notaban más canas en su cabello, a decir verdad, todo su cabello era color blanco.-¿Damita?-Pregunto una vez que hubo levantado su vista.
Hermione aún con su sonrisa y una alegría en sus ojos, asintió.
-Hola Sam, ¿que tal?
-No puedo creerlo, tenía años que no te veía, ahora eres más alta que yo.-Soltó el cartero, con la correspondencia en mano.
-Y tu sigues siendo el mismo. Que gusto me da verte de nuevo.-Se animó a abrazarlo, pues de pequeña lo veía todos los días y se volvió muy amiga de él a pesar de la edad que tenía en ese entonces.
-Damita, ¿donde has estado? ¿porqué nunca te veía?-Preguntó Sam, separándose de la chica.
-Bueno, entré a una escuela que requiere que este casi todo el tiempo ahí, sólo vengo en navidad a veces y cuando se termina el año, como ahora.-Explicó con sencillez.
-Ya veo.-El anciano sonrió, una de esas sonrisas sinceras que hacían sonreir a cualquiera, le tendió las cartas a Hermione.
Ella las tomó.
-Fue un gusto verte de nuevo, damita.-Se despidió, sin embargo, Hermione no quería que se fuera.
-¿Qué? ¿Te vas ya?-Preguntó extrañada, quitando su sonrisa.
-Tengo que seguir entregando cartas, damita.
-Oh, es que quería charlar un rato contigo, como en los viejos tiempos.-Murmuró, sintiéndose algo apenada.
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CHOCOLATE CANELA Y MENTA | DRAMIONE
FanfictionElla siempre ha sido la misma, con un buen espíritu y encantada de ayudar a los demás, dedicada en todo lo que hace y curiosa, muy curiosa. Él, egocéntrico desde pequeño con grandes aires de grandeza, cree que se merece el mundo. Ideologías desprec...