28-.El corazón ya lo sabe...

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                                  PENNY

Parpadeo rápidamente para deshacerme de las lágrimas que me pinchan los ojos.

Darius continúa.

No quiero que pienses que te estoy abandonando... O que estás sola, porque no lo estás. Tienes a mucha gente... Y a mí.

Me tienes a mí. Por supuesto, como he dicho, no tienes que llevarlo...

-¿Darius? -le interrumpo. A veces habla demasiado.

-¡Sí?

-Cállate y ponme eso -ordeno antes de darme la vuelta y levantarme el pelo para que no estorbe.

-Sí, señora dice con una sonrisa en la
voz.

No puedo evitar la sonrisa que se me dibuja en la cara cuando me abrocha el broche en la nuca. Sus dedos me rozan el cuello y la piel se me pone de gallina.

Siento su cálido aliento abanicando mi nuca
antes de sentir el ligero roce de sus labios.
Me suelto el pelo y me balanceo hacia él hasta que mi espalda cae sobre su duro pecho.

Sus manos me agarran por la cintura y luego se deslizan para cubrir mi estómago.

El calor de sus manos y su cuerpo se extiende sobre mí a través de la fina tela de mi top.

Tiene el poder de hacerme sentir débil pero segura y fuerte al mismo tiempo.

Mi mano sube rápidamente para tocar el medallón. Este medallón me ha gustado desde el primer momento en que me fijé en él. Ahora me lo regala.

Saber su conexión con sus raíces y lo mucho que significa para él lo hace mucho más especial.

-Lo llevaré. Siempre -le digo en un susurro-. Gracias.

Me da la vuelta con sus manos abarcando los lados de mi cintura. Me mira pensativo.

Hay un destello de posesividad en sus ojos y en la forma en que me abraza.

-Me encanta verte con el escudo de mi
familia --anuncia.

De repente, siento el medallón como un hierro candente, estampado contra mi, reclamándome y declarándome como suya.

-He terminado de luchar contra nuestro vínculo y mis sentimientos por ti, Persephone. Debería haberte preguntado esto antes, pero siempre me desvío, así que te lo pregunto ahora.

»Persephone, cuando todo esto termine,
¿serás mía? ¿Me dejarás marcarte?

-¿Cuándo decidisteis dejar de luchar? -le pregunto.

Se queda callado durante un rato. Su mirada atenta y penetrante es intensa en mi rostro. Sabe que estoy evitando su pregunta.

Las líneas de su boca parecen tensas, pero responde a mi pregunta. Supe desde el principio que estaba librando una batalla perdida, pero aún así, lo intenté.

»Aquella noche con Polina, justo después de que te fueras, supe entonces sin lugar a dudas que no podía dejarte ir. No importa lo noble que pensara que era el sacrificio.

»Lo siento, sé que estoy siendo egoísta, pero no puedo... Simplemente no puedo.

»Incluso cuando decía que tienes que reservarte para tu pareja, no lo decía en reservarte para tu pareja, no lo decía en serio.

No quiero que nadie más te toque. Lo eres todo para mí. Eres mía.

»Nunca tuve a nadie a quien reclamar como propio. Ni siquiera mi familia. Siempre estuve solo, y nunca quise a nadie. Contigo, sin embargo, no puedo evitarlo. Eres mía. Toda tú.

Resistiendo a DariusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora