36-.Una ducha fria...

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                                    PENNY
Esto es muy bonito... Y cálido.

Me acurruco más cómodamente y los brazos que me rodean se estrechan para recogerme más cerca. Su maravilloso aroma masculino me llena la nariz y su corazón late sin cesar en mi oído.

Abro los ojos y veo la piel lisa y suave del hombro ancho y poderoso de mi compañero. Mi mejilla está firmemente presionada contra su pecho.

Mi habitación está ahora bañada por la luz del sol. Las cortinas están parcialmente abiertas, pero ayer cerré todas las ventanas porque el tiempo empieza a ser más fresco.
Deben ser más de las siete de la mañana.

Me alejo un poco para mirar a mi compañero que duerme plácidamente de lado.

Su pelo rubio sobresale por todas partes.
Sus pestañas son un poco más oscuras que su pelo, pero tienen un ligero tinte dorado en las puntas. Sus mejillas están ligeramente sonrosadas por el sueño.

Se ve tan inofensivo, casi infantil, y mono cuando está durmiendo. Bonito. Casi me río al pensarlo. Acabo de llamar mono a un feroz, peligroso y poderoso guerrero licántropo.

Aunque sus ojos siguen cerrados, una repentina oleada de emoción me invade y sé que está despierto.

Trazo la punta de mi dedo a lo largo de sus gruesas y doradas cejas, bajando por su recta nariz, atravesando su firme labio superior, y observo cómo sus firmes labios se curvan en una pequeña sonrisa.

-Buenos días, Malyshka. su voz es baja, ronca y sexy por la mañana. Abre los ojos y me sorprende su penetrante mirada azul.

-Buenos días, Darius -le susurro.

Me encanta tumbarme en la cama por la mañana con él, simplemente susurrando entre nosotros. Los dos solos en nuestro pequeño mundo donde no existe nadie más.
Es cuando más se abre a mí.

-¿Cómo te sientes?

-Bien.

-¡Sólo bien? - su voz es perezosa y burlona. Me pasa el dedo por la mejilla, por el cuello, y va bajando hasta tocar el medallón que descansa sobre mi pecho.

-Tengo que quitármelo pronto, supongo
-le digo de mala gana-. Supongo que no pueden verme con el escudo de tu familia alrededor del cuello en Rusia.

-Malyshka, odio hacer esto dice. Su voz suena tranquila, pero puedo sentir su intensa frustración a través de nuestro
vínculo.

»Me encanta verte con el escudo de mi familia alrededor del cuello. Quiero decirle al mundo entero que eres mía.

-Lo sé. Suspiro. Me encanta llevarlo, pero ya que estamos haciendo esto, quiero que lo lleves a buen recaudo mientras estemos en Rusia.

Quiero que me lo devuelvas cuando sea seguro volver a ponérmelo.

Me atrae de nuevo y entierra su cara en mi cuello.

-¡Así que eres de la nobleza, un sangre azul entonces? -Me burlo de él, tratando de sacarlo de este estado de ánimo hosco.

Se encoge de hombros como si no pudiera importarle.

-Ahora háblame de tu familia.

-No hay mucho que contar. Tengo una madre y un padre. Eso es todo. Sigue sonando desanimado.

-¿Fin de la historia? - le pregunto, pasándole los dedos por el pelo. Sé que eso lo calma-. Nunca los has mencionado en absoluto. ¿Por qué? ¿No te gusta hablar de ellos?

-No es que me guste o no me guste hablar de ellos. Es que no son importantes para mí. Insignificantes en mi vida. No estamos cerca, por decirlo suavemente.

Resistiendo a DariusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora