8-. De unicornios, dragones mascota y vacas...

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                                   PENNY
-¿Qué estás haciendo? ¿Intentas matarme dándome un susto de muerte? Coloco ambas manos en mi pecho.

Mi corazón martillea contra mi caia torácica.

No ayuda el hecho de que se vea tan jodidamente. En la penumbra, es todo piel tersa y ángulos muy marcados. Su pelo rubio está desordenado, como si se hubiera pasado la mano por él muchas veces.

Su pantalón de pijama de algodón descansa sobre sus caderas. Su camiseta blanca se ajusta como una segunda piel a su increíble y escultural cuerpo. El corazón se me aprieta en el pecho de forma casi dolorosa.

Estúpido licántropo. Estúpido y sexy licántropo.

-Persephone -Respira, ignorando mi teatralidad--. Creo que deberíamos hablar.

No me extraña que sus ojos se fijen en mi cara y luego recorran mi figura con anhelo y hambre. Se detienen en mis piernas desnudas antes de volver a subir.

Siento un cosquilleo en la piel. Casi se siente como una caricia física. ¡Maldito sea!

-No, no creo que lo hagamos -respondo rápidamente, apartando los escalofríos de placer-. ¿Dónde está tu compañera?

Podría haberme dado una patada. ¿Por qué le pregunté eso? No hay manera de que no haya notado los celos en mi voz. Estúpida
Penny. -No importa. Eso no es asunto mío.

Me mira con extrañeza. -; No lo es?
Sus ojos son repentinamente intensos en mi cara, estudiándome... Buscando algo.

-Por supuesto que no. No es de mi incumbencia. Puedes hacer lo que quieras.
Puedes aparearte con quien quieras. No tiene nada que ver conmigo.

No tiene nada que ver conmigo. repite mis palabras. Parece enfadado por alguna razón.

El aire entre nosotros ya está crepitando de conciencia y tensión. Él y yo solos en la oscuridad no es una buena idea.

Me estudia en silencio durante unos
segundos más antes de respirar profundamente, como si tratara de calmarse.

Se pasa la mano por su brillante pelo rubio claro, despeinándolo aún más que antes.
Eso sólo hace que se vea aún más sexy. No es justo.

Quiero pasar mi mano por ese pelo. Quiero sentir su sedosidad entre mis dedos. Mi corazón no puede soportar más esto.

-Me voy a la cama. Buenas noches. -
Necesito salir de aquí, lejos de la tentación.

-¡Persephone, espera! Esa noche, nosotros no... Yo no..

-¡No me importa! -A mí sí, pero no quiero hablar de ello. La imagen de sus cuerpos retorciéndose aún está fresca en mi mente.

Él avanza, yo retrocedo y, de repente, respira con fuerza. Sé que percibe un fuerte olor a mí en el aire quieto.

Sus fosas nasales se agitan. El dolor y los celos brillan en sus oios antes de oscurecerse en dos orbes negros.

Ni siquiera lo veo moverse. Simplemente aparece. Estaba a cuatro metros, y de repente está en mi espacio personal, mirándome fijamente.

-¡Ahora haces esto para torturarme? - pregunta con los dientes apretados.

Sé que puede oler a otros machos en mí, especialmente al Sr. Delicioso Piercing
Labial, al baboso que me agarró la cintura, y a otros tipos que me estuvieron machacando antes en la pista de baile.

-¡Haciendo qué? No siempre se trata de ti, ¿sabes? digo en cambio, girando sobre mis talones para irme.

-Al estar con otros hombres esta noche.
¿Cuánto dejaste que se acercaran a ti?
¿Hasta dónde dejaste que te tocaran?

Resistiendo a DariusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora