29-.Y luego estan las hienas...

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                                   PENNY

He quedado con Cece en una cafetería cerca del campus a las cinco.

Dejo caer el teléfono sobre la alfombra y me giro para mirar al malhumorado príncipe. ¿Qué le pasa últimamente?

Ahora se enfrenta al saco de boxeo como si fuera su oponente. Lo rodea y lanza golpes sin tocarlo realmente. Debe haber estado aquí por un tiempo.

Sólo lleva un pantalón de entrenamiento suelto. Su pecho desnudo sube y baja, y brilla mojado por el sudor. Hay gotas de sudor que gotean de las puntas de su cabello dorado y despeinado.

Parece muy concentrado.

-Te lo dije, Beany. Deja de violarme los ojos. No soy sólo un pedazo de culo con aspecto magnífico, ¿sabes? dice sin apartar los ojos del saco de boxeo-. Me siento muy violado ahora mismo.

¿En serio? Siento que se me cae la boca al suelo.

-¡Aaarrrggghhh! -Me abalanzo sobre él con un fuerte grito de guerra. Lo último que veo es que se gira antes de que me agarre la muñeca. Una ráfaga de movimientos y un silbido de aire en mis oídos, y luego estoy de espaldas.

Menos mal que el suelo de esta parte del gimnasio está cubierto con las colchonetas de artes marciales. Sin embargo, sigue doliendo.

Caspian se sienta a horcajadas sobre mi pecho mientras su mano mantiene mis manos cautivas sobre mi cabeza.

-¿De verdad? Creía que eras mi alumna estrella dice Caspian, sacudiendo la cabeza, mirándome como si fuera una decepción-. No gritas como una banshee antes de atacar a alguien, Beany.

-No pensaba atacar. Sólo quería darte una patada en los huevos -le informo-. ¿Qué quieres decir con que soy tu alumna estrella? Soy la única estudiante que tienes.

Eres una mierda..

¡Oh, espera! Quiero pedirle un favor, agravar esto no me llevará a ninguna parte.

Tengo que engatusarlo. Quiero decir, eres un gran profesor... Sí.

Me suelta las manos y se levanta. Luego me ofrece su mano para ayudarme a levantarme sin decir nada más.

Hmmm... Algo pasa realmente con este príncipe. Normalmente, no me dejaría ir sin hacer comentarios groseros o frases al azar que cree que son divertidas.

De todos modos, volviendo a mis planes, lo unto con mantequilla. Sí, claro.

-Entonces... ¿Tienes sed? ¿Quieres beber algo? -le pregunto-. Toma, puedes coger el mía. Todavía no he bebido.

Se detiene y me mira con recelo. Sus oios se entrecierran mientras mira con recelo la botella de agua que le ofrezco.

-Tengo mi propia botella de agua, gracias
-dice, todavía mirándome con recelo.

¡Oh, por el amor de Dios! ¿No puedo ser amable sin que nadie me mire como si estuviera tramando un asesinato o tuviera segundas intenciones? Bueno, vale, esta vez sí tengo un motivo oculto, pero aún así...

-No está envenenado, sabes -le digo exasperada.

-Sí, lo sé, pero tengo mi propia botella de agua dice. Como si quisiera demostrar su punto, coge su botella de agua, desenrosca la tapa y empieza a beber de ella.

-¿Está todo bien para ti? - le pregunto, destapando mi botella de agua y bebiendo de ella.

-Sí, genial -dice. ¿Soy yo, o suena muy sarcástico?

-¿Hay algo que pueda hacer por ti?
Necesitas...

-¡Beany?

-¡Sí?
-La respuesta es no.

Resistiendo a DariusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora