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PENNY
El magnífico Gran Pasillo del castillo es ahora un campo de batalla bañado en
sangre.

El humo del salón de baile no puede contenerse, ya que seis de las quince entradas del salón son ahora amplios y negros agujeros del infierno.

Un humo negro y espeso sale de ellos hacia el enorme pasillo, oscureciendo mi visión.

Después de liberarme de Robert Vitsin, otro de sus hombres me agarró y me arrastró lejos de Darius

Eran muchos los que se estaban concentrando en nosotros. También conseguí escaparme de él, pero creo que me rompió el brazo y me dejó profundas marcas de garras en la espalda.

Ahora, la sangre gotea por mi pesada bata.
Mi brazo está doblado de forma espantosa, y es bastante inútil.

Si alguno de ellos me ataca ahora, sé que mis posibilidades de luchar y escapar de nuevo son muy escasas, incluso en mi forma de licántropa.

De repente, dos fuertes manos se posan en mis hombros y doy un salto de miedo. La sensación de terror, pánico e impotencia me invade. Odio sentirme así. No soy débil, ¡maldita sea!

-Princesa, orden del comandante Rykov.
Tiene que venir conmigo dice un hombre grande frente a mí.

Sí, claro. Como si le creyera. No lo creo.

-¡Sobre mi cadáver, monstruo! - Con eso, salto y le doy una patada en los huevos. El hombre aúlla de dolor y se derrumba en posición fetal en el suelo.

Nada hace que un hombre adulto aúlle como un cobarde más rápido que una rápida patada en las pelotas. Entonces
corro.

Oigo pasos que me siguen por detrás. No sé si me persiguen a mí o a otras personas que corren para ponerse a salvo. No me importa ni puedo ver a dónde voy.

Siento que el corazón se me sale del pecho.
¡Darius, te necesito!

De repente, siento un miedo atroz. La sensación es tan fuerte que tropiezo con mis rodillas. ¿Es mi compañero? Bloqueo nuestra conexión para seguir corriendo a ciegas por el pasillo lleno de humo.

¿Sintió mi compañero lo que yo sentía antes? ¿Lo distraje luchando contra nuestro enemigo con mi miedo? Por favor, estáte seguro.

Me empujo a correr más rápido hasta que llego a una puerta de acero al final del pasillo. La abro de un empujón y me encuentro con una cocina vacía.

El humo llena el aire aquí también, ya que algunas partes de la cocina están en llamas.
Hay platos rotos por todas partes. Las ollas siguen hirviendo y ardiendo en la estufa, la comida se derrama sobre la mesa y el suelo.

Un caos total.

De repente, sé a dónde voy. Corro hacia el fondo y entro en la despensa. Me dejo caer sobre las manos y las rodillas en cuanto oigo que se abre la puerta de la cocina. Más pasos caminando por ahí.

Me arrastro hasta el estante de las especias y me echo rápidamente especias por encima. Luego me muevo por debajo, arrastrando mi brazo roto detrás de mí, hasta que encuentro una pequeña abertura y me deslizo dentro tan silenciosamente como puedo.

Me encuentro en el estrecho y oscuro túnel en el que me encontraba esta misma tarde.

Sólo espero que las especias, el olor del edificio en llamas y la comida sean suficientes para enmascarar mi olor ante las personas que me buscan.

Resistiendo a DariusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora