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Anahí~

El mundo no es puro sol, cielos despejados y tranquilidad, hay una parte de la cual es fría y brutal... y es algo que puedo comprobar yo misma.
Dicen que todo lo que haces, vuelve. Simplemente es causa y efecto, al que le llaman karma. ¿Pero realmente merezco esto?
Ok, he cometido errores, me he equivocado como cualquier persona se puede equivocar y la regué bien feo. Muchos dirán que lo merezco, que merezco una cucharada de mi propia medicina para sentir lo que sintió aquella vez Alfonso. Ahorita entiendo su dolor.

—Ya está hecho — Sollozo. Echo mi cabello hacia atrás y seco mis lágrimas, en vano, porque obviamente seguirán saliendo. No soy capaz de mirarlo a los ojos, como si yo hubiese cometido el error otra vez.

—Fue un momento de debilidad... ya sabes, no lo pensé — Se disculpa. Creo que son las mismas palabras que utilicé yo alguna vez. Lo miro a los ojos, están aguados y casi me suplica que lo entienda. Un quejido hace que me levante de la cama, donde estoy sentada, para acercarme a la cuna donde Ian estaba durmiendo. Lo tomo en brazos, beso su cabecita y lo apoyo contra mi pecho, aferrándome a él. Inhalo su aroma y mis oídos escuchan sus pequeños quejidos que me hacen sentir mejor a pesar que estoy rota por dentro. —No quise hacerlo, no sé que me pasó.

—Ya Poncho por favor — Pido en un susurro. Sigo aferrada a mi bebé de cinco meses sin poder mirarlo. —No quiero saber más, me duele escuchar cada palabra tuya.

—¿Entiendes ahora como me sentí cuando tú te enredaste con aquel tipo? — Me reclama. Lo miro con furia y aprieto los dientes.

—¿Seguro que no lo hiciste por rencor? ¿Para vengarte?

—¿Qué dices Anahí? Claro que no — Se defiende. Vuelvo a desviar la mirada y mezo a Ian besando su cabecita repetidamente. —Yo... me arrepiento, no significó nada.

—Ya — Repito. Es increíble como el karma se cumple, como te hace sentir el mismo dolor que sintió la otra persona por ti, esta vez en carne propia. —¿Puedes dejarme sola?

—¿Quieres que me lo lleve? — Intenta tomar al bebé, pero me alejo y me aferro a él posesivamente.

—Vete tú — Le pido. Me mira unos largos segundos hasta que decide retirarse de la habitación.

Necesito pensar. ¿Pero que voy a pensar? No hay nada que pensar, solo hay que actuar. Aquí ya no hay nada, ya no queda nada de aquella Anahí o aquél Alfonso. Nada de nada. ¿Por qué estamos juntos? Al principio, cuando nos mudamos a este país, todo iba bien... todo color de rosa, felices por fin. Pero no se puede tapar el sol con un dedo, la relación tal cual dijo Maite ya está desgastada, ya no es lo mismo, ya no se puede remontar. Es como querer remontar una cometa que tiene una de sus alas rotas; lo intentas, puede llegar a volar unos escasos metros, pero a la larga caerá porque está rota. Así como esta relación que está destruida. ¿Hay amor? Siento que lo amo, pero puede ser que solo sea costumbre. A ver, claro que lo amo, es el hombre que me acompañó por 18 años, siempre le voy a tener amor. Es el padre de mis hijos, mi compañero de vida... pero hay algo que falta.
"Pasión Any" me reclama mi voz interior.
Si, lo sé, es eso. Desde que ha nacido Ian ¿Cuántas veces lo hemos hecho? Puedo contarlas con una sola mano, cinco como máximo y todas interrumpidas por el bebé. Es por eso que Alfonso buscó en otro lado, y es que dicen que un hombre busca afuera lo que su esposa no le da. Lo estoy comprobando.

Dejo a Ian en su cuna y salgo hacia la cocina en busca de su biberón. Agradezco que mis hijas no estén, no quiero que me vean así. Tengo los ojos rojos e hinchados. Alfonso está tomando un vaso de agua, pensativo, cuando entro a la cocina. No lo miro, pero él si me sigue con la mirada. Lo siento, siento su mirada en mí. Tomo la leche, pongo una medida en el biberón y salgo de allí. Pero antes de salir completamente me choco con mis hijas. Lo que me faltaba. Trato de no mirarlas para que no se den cuenta, pero es Bianca quien se da cuenta, sin embargo Kayra pasa de mí y va hacia su padre.

Una y otra vez ¿Donde esta el amor? | Anahi & Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora