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~Kayra~

Cuando le cuelgo a mi madre veo a Bianca hablar por teléfono, tiene una sonrisa de oreja a oreja y me intriga de quien se puede tratar. El motivo de su mayor sonrisa está a su lado platicando con mi novio, así que me desconcierta e intriga mucho. Cuando cuelga me mira.

—¡Mi tía Kay! Mi tía Alicia está en México, en casa — La veo incorporarse y lo hago junto a ella.

—¿Dices la hermana de tu otra madre? — Pregunto.

—Si — Sonríe y toma su bolso. —Iré a verla. Llevo meses sin verla, quiero y necesito estar un rato con ella — La veo entusiasmada, pero hay algo que no me late y no precisamente su tía. Creo que es una buena mujer, además para Bianca no dejará de ser nunca su tía aunque no sea de su sangre, pues creció con ella. Pero hay algo...

—Espera ¿Te irás ahora? — Vuelvo a preguntar con un mohín. Acaricio mi pequeño vientre, lo rasco por encima del suéter escolar y siento un pánico indescriptible.

—¿A dónde? — David se interesa dejando de hablar con Román.

—Mi tía ha llegado a México y me ha dicho que está en su casa, así que quiero ir a verla — Explica con la misma sonrisa. Está feliz.

—Te llevo — Cuando David dice eso me tranquilizo. ¿Por qué es que siento esto tan feo dentro de mi? ¿Me estará anunciando algo?

—No te vayas — Suplico. Bianca, David y Román me miran inmediatamente y trato de explicarme. —Hoy no, este presentimiento se está haciendo más fuerte.

—Kay, es mi tía, nada pasará — Me acaricia el brazo. —Tú tranquila. Mira, David me llevará.

—Me aseguraré que llegue bien, hasta si es posible la espero para regresarla a su casa. No te preocupes — Termino asintiendo, Román se acerca a mí y me rodea con su brazo. —Vengo en mi auto ¿No quieres ir tú también? — Me pregunta. Debe pensar que es mi tía también, quizás Bianca aún no le contó toda su historia.

—No es su tía, solo mía. Una larga historia que te contaré en el camino — Explica Bian.

—Bien. Iré a pagar. Ya regreso — David se retira.

—Pagaré lo nuestro — Agrega Román y se va junto a David.

—Te cuidas. Allí vive Diego, no me gusta ese chico — Me quejo.

—Tranquila. Serán unas horas, David me esperará — Asiento y la abrazo. —Avísale a mamá.

—Lo haré.




Cuando ellos regresan, tomamos nuestras cosas y vamos hacia la salida. Estoy seria y angustiada, y Román lo percibe.

—Ey mi amor ¿Qué pasa? — Aprieto su mano fuertemente y no digo nada. Bianca y David salen del restaurante y yo me quedo clavada en la puerta, no puedo avanzar. David busca sus llaves mientras Bianca se adelanta. Y todo ocurre en dos segundos. Miro a lo lejos un auto descontrolado, miro a mi hermana que camina despreocupada para cruzar la calle, y todo pasa en cámara lenta.

—¡¡Bianca!! — Es lo único que puedo gritar. Se voltea sin dejar de caminar y sus ojos chocan con los míos una milésima de segundo. Ella me mira confundida. No reacciono, no me puedo mover y me tapo la cara con las manos cuando escucho un impacto y siento los brazos de Román rodearme.

—¡Bianca! — Escuchó la desesperada voz de David y me separo de Román. Intento zafarme de sus brazos pero él no me suelta. David corre hacia la calle, hacia donde Bianca está tirada en medio y su mochila en el otro extremo de la calle.

—¡Suéltame! ¡¡Mi hermana!! — Lloro queriendo correr hacia ella.

—Quédate aquí — Román me sigue sujetando con sus brazos y yo lucho para ir hacia donde mi hermana yace en el pavimento.

—¡Una ambulancia! ¡Joder llamen a una ambulancia! — Grita con desesperación David arrodillado frente a Bianca tratando de no tocarla. Román le marca a emergencia y luego una señora de mayor edad se acerca.

—Tranquila nena — Miro a la mujer que me habla y sigo llorando. Román intenta sostenerme, mi fuerza es tan única en esos momentos que podría golpearlo y salir corriendo. Pero no me deja.

—Quédate aquí — Pide mi novio, y yo miro espantada a mi hermanita tirada en el piso, en un charco de sangre, totalmente inconsciente.

—¡¡Román llama a papá!! — Pido. Él se separa de mí y se acerca a David y al tumulto de gente que rodea. El auto está incrustado contra un árbol, y el hombre que manejaba está igual o peor que Bianca.

—Bianca — Susurro y cruzo la calle. Me acerco y siento que el pánico me invade al verla allí. —¿Está muerta?

—No, claro que no. Aún respira — Explica David que corre el cabello de Bianca de su cara. —¡Maldición la ambulancia que no llega!

—Hay que llevarla con papá — Pido entre el llanto.

—Kayra sal de aquí — La voz de Román es suplicante. —Entra y llama a tu padre.

—No — Me niego y tomo mi celular, entonces me arrodillo frente a mi hermana. —¿Bianca? — Toco su rostro y la angustia en mi pecho se agiganta. El presentimiento. El maldito presentimiento. —Hermana por favor despierta.

—Kayra, no la toques. No podemos moverla — Dice David tratando de mantener la calma. Pero sé que está igual de preocupado que yo, y siente en su pecho lo mismo que yo siento en estos momentos. Miedo. Mucho miedo.



~Anahí~


Mi teléfono suena quince minutos después de que le colgué a Kayra. Y justamente es su número. El corazón me late desenfrenadamente y siento que se me saldrá del pecho. Miro a Christian que me alcanza un vaso de agua y tiemblo.

—¿No vas a atender? — Cuestiona.

—Es Kayra — Susurro. Miro mi teléfono y por fin aprieto la tecla verde. Apenas me lo pongo contra la oreja puedo escuchar murmullos y el ruido de una ambulancia. —¿Kayra? — La escucho sollozar y hablar.

—Mamá... es Bianca.

—¿Qué...? ¡¿Qué pasó?! — Me levanto de la silla y me sujeto del brazo de Christian para no caerme. Siento un nudo en la garganta, intenso. —¡¿Kayra que le pasó a Bianca?!

—Un auto... descontrolado... la... ¡la atropello! La están llevando al hospital donde está papá. Avísale por favor, y ven.

—Mi.er.da — Mascullo y lloro. Christian me mira desconcertado. —¡Maldición! Tranquila ¿ok? Estaré ahí en unos minutos — Cuelgo y abrazo a mi amigo. —Atropellaron a mi hija. Tengo que ir al hospital.

—Te acompaño.

—Gracias — Tomo mi bolso y salimos disparados hacia afuera. Maite se acerca cuando me ve tanto como Dulce, que notan mi llanto y mi desespero.

—¿Qué pasa?

—Atropellaron a Bianca. La están llevando al hospital — Explico sin dejar de caminar. Voy hacia los elevadores y aprieto todos los botones. —¡¡Mieeerdaaa con esto!! — Le doy un puñetazo y me apoyo contra la pared sollozando. —Mi hija — Gimo.

—A ver tranquilízate — Habla Mai. —Chris quédate, Dulce y yo la llevaremos.

—¿Seguras?

—Sí, te avisamos cualquier cosa — Asegura Dulce mientras me toma de un brazo. El ascensor llega y las puertas se abren, entonces ingresamos y descendemos. El viaje se me hace malditamente largo.



~Poncho~

—Neta que ese señor ya me tiene cansada.

—Está enamorado de ti — Me burlo. Aimée hace un mohín de desagrado y rio pasando un brazo por su hombro para apretujarla y luego soltarla.

—¿Sabes a donde le meteré el maldito aparato si sigue apretándolo solo para verme? Son excusas — Gruñe. Pues no culpo al viejo, Aimée es una hermosa doctora ¿Quién no se quisiera atender con ella?

—La próxima te salvo — Le dedico una sonrisa. Sonrisa que se me borra cuando, al llegar a emergencias, veo a una de mis hijas junto a Román corriendo detrás de la camilla que es empujada por dos paramédicos. —¿Qué carajos...?

—¿Es tu hija? — Pregunta Aimée. No le respondo, solo corro hacia ella y noto inmediatamente que la que corre es Kayra, y Bianca está en la camilla con la cara magullada y ensangrentada, con un cuello ortopédico y una tabla que mantiene su cuerpo recto.

—¿Qué pasó? — Corro al lado de la camilla, veo a un hombre que no es un médico. Y es grande. ¿Será su noviecito? Lo miro con furia y vuelvo a Kayra. —¡¿Qué pasó?!

—La atropelló un coche — Solloza mi hija.

—Te quedas aquí. Todos se quedan aquí.

—Necesito saber cómo está — Habla el tipo, e inmediatamente confirmo que es él. Noto la preocupación en su rostro.

—Lo sabrán en cuánto la revise. No pueden pasar. ¿Le avisaste a tu mamá? — Me dirijo a Kayra. Ella afirma y entonces entro con Bianca a emergencias.

Respiro cuando mi hija abre sus ojos y se queja.

—Ah... ¿Qué... pasó? — Una lágrima cae por el costado de su ojo mientras le hacemos las curaciones antes de llevarla a la sala de rayos X.

—Tranquila, no hables — Le pido.

—Me duele el bra...

—Shh — Hacemos las curaciones y le damos un tranquilizante para el dolor, luego de pasarla a una cama normal, con ruedas, la llevamos para hacerle los estudios necesarios.

Nos damos cuenta que las lesiones de Bianca no son muy graves que digamos, pero sufrió fractura de octava costilla, de brazo y hematomas en prácticamente el 60% del cuerpo. Rodillas, codos, ojo y pómulo derecho, su labio está abierto. Gracias a Dios la ha sacado barata.


~Anahí~

Mientras tranquilizo a Kayra sosteniéndola con uno de mis brazos contra mi cuerpo, miro hacia donde Román platica con un hombre. Una enfermera ha salido para decirnos que Bianca no ha tenido lesiones graves, y eso nos tranquilizó un poco.

—Sé que no es el momento pero... — Dul habla y me codea señalándome moviendo las cejas a aquel hombre. —Vaya hombre ¿Quién es?

—¿Será el tipo que la atropelló? — Investiga Maite. Kayra nos mira entre sus pestañas empapadas e inhala.

—No, no la atropelló él — Kayra mira al hombre y él decide acercarse. Nos hace un asentimiento educado y luego me extiende su mano.

—Mucho gusto, soy David. Lamento conocerla en una situación de estas — Sus ojos son azules, es algo así como un modelo y me doy cuenta que es el enamorado de Bianca. Vaya. Dulce se queda con la boca abierta cuando Kayra dice:

—Es el ¿novio? De Bianca — David afirma, no sé si sea su novio o lo dicen porque no sabe como presentarse ante nosotros.

—En realidad soy el hombre que quiere a Bianca, con un cariño muy puro, aunque aún no tengamos nada formal — Explica.

—Soy Anahí, la madre — Me presento.

—Bianca estaba con nosotros almorzando, estaba por ir a ver a su tía — Agrega Kayra hipando. —David la iba a llevar, pero un auto descontrolado pasó en rojo y la atropelló cuando cruzaba la calle — Siento el estómago oprimido, me imagino lo terrible que ha sido para Kayra ver ese accidente.

—¿Tía? — Pregunto con confusión.

—Sí, su tía Alicia está en México y Bian iba a ir a visitarla — Revela. — Mamá quiero ver a Bianca — Suplica.

—En seguida la veremos. Tranquilízate que no te hará bien — Sujeto su cabeza contra mi pecho y ella me abraza, mientras vuelvo a mirar a mi... ¿yerno? ¿Lo habrá visto ya Alfonso? Tengo entendido que él la acompañó en la ambulancia, mientras que Román y Kayra vinieron en el coche de él.
Suspiro y espero a que Alfonso salga con alguna noticia o pronóstico, y también rezo para que no quiera echar a David del hospital. El hombre está verdaderamente preocupado, puedo notarlo si no se ha ido ni dos segundos y frenaba a cada enfermera para saber del estado de Bianca. Me da buena espina, por ahora.

Una y otra vez ¿Donde esta el amor? | Anahi & Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora