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Anahí~

—Estoy bien Poncho solo... — Estiro mis piernas y trato de sentarme, pero Poncho no me deja. —¿Cuánto tiempo llevo aquí? Me duele todo mi cuerpo, lo tengo... acalambrado — Explico. Roger, uno de los médicos se fue junto a una enfermera luego de examinarme junto a Poncho. Me explicaron que estuve en coma varios días luego de un accidente.

—Cinco días Any — Explica Poncho. —Dios no sabes el alivio que siento — Se acerca y besa mi frente, entonces yo lo abrazo.

—Ya desperté ¿Ok? — Lo tranquilizo.

—Sentí que me moría — Seco su lágrima y acaricio la punta de su nariz con la mía. Mi mano acaricia su mejilla y lo veo cerrar sus ojos. —Te amo tanto que sin ti me muero.

—No digas boberías, no te ibas a morir sin mí — Sonrío y él niega.

—Créeme que sin ti no puedo. Te amo.

—Y yo a ti amor — Beso levemente sus labios y los siento secos. —Tengo sed.

—Toma — Me acerca un poco de agua en un vaso y mojo mis labios. —¿Recuerdas lo que ocurrió?

—Sí — Afirmo acomodando las escenas en mi cabeza. —Bueno casi.

—Cuéntame.

—Iba por bollos... pero no llegué — Explico. Él me escucha atento acariciando mis manos. —Yo crucé en verde... lo hice bien, pero ya veo que el otro no, porque me chocó por el lateral. Sentí un fuerte golpe y... no recuerdo más — Sacudo la cabeza.

—Shhh tranquila. Estás bien — Susurra.

—¿Mi bebé? — Recuerdo llevándome las manos a mi vientre. —¡Oh por Dios mi bebé! — Comienzo a llorar y a desesperarme. Alfonso me toma del rostro y me habla, pero no lo escucho. —Poncho mi bebé...

—Tranquilízate.

—Dime que está bien — Suplico. Miro sus ojos verdes y noto que no, no está nada bien. —Poncho — Sollozo.

—Ha sido un golpe fuerte Any. Volveremos a tener otro si así lo deseas.

—¡No! — Lloro. Suelto sus manos y me toco el vientre. —Quiero a mi bebé. ¡No quiero otro!

—Any...

—¡Quiero a mi bebé! ¡Dime que no es cierto!

—Lo siento — Susurra. Lloro y las lágrimas caen pesadas por mi rostro imposibles de contenerlas.

—Mi bebé — Me lamento. —¿Por qué Poncho?

—Tendremos más — Me abraza y dejo que me rodee con sus brazos. —Tenemos tres hijos Any, ellos te necesitan mucho y quieren verte bien.

—Tenía... tenía la ilusión... quería... — Gimo.

—Tranquilízate ¿Si? — Susurra contra mi oído. Lloro en silencio, por más que era muy pronto quería a ese bebé, quería tenerlo.




~Bianca~

—Quiero ver a mamá, papá se está tardando mucho — Me quejo. Kayra espera sentada junto a mis abuelos que están relajados, pues uno de los médicos habló con ellos.

—Deben estar platicando de lo sucedido — Explica Kayra jugando con el cierre de su abrigo. Ian se ha dormido, afortunadamente, en brazos de mi abuelo. —Y quizás ya sabe que ha perdido el bebé — Agrega.

—¿Cómo crees que lo tomará? — Me siento a su lado y ella eleva sus hombros.

—Bueno, no es nada bonito una noticia así — Suspira. —Le dolerá.

—Mucho — Susurro. —El destino así lo quiso, y será por algo. Aunque... era nuestro hermanito o hermanita — Me muerdo el labio y golpeo mis pies contra el piso, algo impaciente.

—Nena — Miro hacia un lado y veo a David, inmediatamente mis ojos brillan y me levanto para abrazarlo.

—¡Mi amor! — Me eleva en el aire y me da un beso en la frente.

—¿Cómo estás pequeña? ¿Cómo está tu mamá? — Pregunta dejándome en el piso.

—Como te he contado por teléfono, ha despertado y ya la examinaron. No sabemos que está pasando allí ahorita, pero sabemos que mamá está perfecta y sorprendentemente no tiene secuelas.

—Eso es genial — Sonríe y con su dedo toca la punta de mi nariz. —Te lo dije bonita.

—Si — Afirmo abrazándolo. Me quedo así, abrazada a su cuerpo y veo a Kayra mirarnos con las cejas elevadas.

—Que bonitos son ustedes eh — Se burla levantándose y saludando a David. —Tú, gracias por el apoyo — Le agradece a mi novio.

—No tienen que agradecer nada, estaré siempre para lo que necesiten tanto mi novia como toda su familia — Me derrito ante sus palabras y me aferro más a su cuerpo. —¿Y el bebé como está?

—Tendrás una ahijada — Responde Kayra —Román quiere que seas el padrino, y pues Bianca obviamente será la madrina así que... — Golpea su espalda —Mi hija se echó los padrinos más guapos del planeta.

—Wow — Emite David. —Es un gran halago, y agradezco eso. Será mi primera ahijada, y créeme que me pone muy contento.

—¿Neta seremos los padrinos? — Pregunto sin creerlo.

—¡Pues claro! ¿Quién más eh? —  La abrazo y le agradezco en voz baja. —No hay mejor madrina que tú — Susurra en mi oído. —¡Y no quiero que mi hija tenga padrinos separados eh! Así que eviten separarse, o que algo suceda ¿Ok? — David y yo reímos, y por fin siento felicidad plena luego de tantos días de angustia. —Román me matará por haberles dado la noticia sin él, pero equis se tuvo que ir a trabajar.

Papá sale de la habitación y se acerca a nosotros, entonces prestamos atención.

—¿Entonces? — Pregunta mi abuela. Mi abuelo se levanta con Ian dormido en sus brazos y espera también la respuesta de papá.

—Está bien. Se puso un triste por la pérdida, pero ya está bien.

—¿Podemos verla? — Pregunto.

—Claro, pero de a dos.

—¡Nosotras! — Kayra tira de mi mano y nos adelantamos ante todos. Antes de abrir la puerta escuchamos a Maite llegar.





~Anahí~

Ladeo el rostro cuando veo entrar a mis hijas y sonrío de lado, sin ganas de nada

—Hola ma — Ambas me saludan y se acercan, cada una deja un beso en mi frente. Bianca se sienta en la camilla cerca de mis piernas y Kayra arrastra una silla.

—¿Cómo están princesas?

—Estábamos asustadas — Kayra me toma de la mano y me acaricia suavemente, Bianca me mira con detenimiento, inspeccionándome y aguantándose las lágrimas.

—Creí que... — Bianca se quiebra e intento acomodarme en la cama, enderezándome un poco.

—Pero no pasó nada, todo está bien — La tranquilizo.

—Ya pero... sentía una angustia horrible — Sus ojos azules se llenan de lágrimas y caen pesadas por sus mejillas. Se me parte el corazón verla así.

—Ya hija — Me siento completamente en la cama y estiro mis manos para secar sus lágrimas. —Mírame, estoy aquí. No ha pasado nada.

—Es que fue muy fuerte — Añade Kayra. —¿Sabes que sería de nuestras vidas sin ti? Nada mamá — Explica. —Nada de nada.

—¿Creen que yo me iría tan fácilmente sin lucharla? Eso nunca niñas. Por ustedes, por Ian, por su padre y por toda la familia hubiese luchado hasta salir... y aquí estoy. No los dejaría nunca — Explico. Kayra se acerca y me abraza. Bianca llora en silencio. —Ya. Que me harán llorar más de lo que lloré — Susurro.

—Por lo de...

—Sí — Afirmo. Apoyo mi espalda contra el respaldo con la almohada, apoyo mis manos en mi vientre inconscientemente y miro a cada una de ellas.

—Tendrás más hermanitos para nosotras — Intenta hacerme sonreír Bianca.

—Y una nieta a la que amar — Agrega Kay. Cuando dice eso la miro y abro los ojos y la boca de modo sorprendente.

—¿Una... nieta? — Pregunto estupefacta y emocionada, con el corazón hinchándoseme de amor y felicidad. Una nieta, una niña, una princesa más a la que amaré con todas mis fuerzas. Una niña que me recordará a Kayra, una pequeñita con sus rasgos... una nieta. Increíble. Dejo escapar una lágrima, luego otra y otra. —Wey, una nieta — Sonrío sin poder creerlo y mis hijas se ríen.

—Sí ma, una nieta — Afirma Kayra sonriente como tratando de convencerme.

—¿Cuándo fue tu ecografía? — Cuestiono confundida.

—Hace unos minutos.

—¿Y como está ella? ¿Cómo estás tú? — Acaricio su vientre y ella se deja, increíblemente.

—Bien — Farfulla. —¿Qué dices? ¿O querías un nieto?

—Me encanta la idea de tener una nieta — La abrazo con suavidad. —Es que... es todo muy increíble y sub real ¿Verdad? Digo... hace dieciséis años te tenía en brazos, tan pequeña, con tu cabello rubio y tus ojos azules... con una boquita tan preciosa y unos cachetes rosados.... Y ahora me harás abuela — Sacudo la cabeza y mantengo el nudo en mi garganta. —Y tendrás una niña que se parecerá mucho a ti, tendrá cosas de ti y... también de mí. Porque soy la abuela, obvio — Sonrío relajada. —Wao el día que nazca voy a desmayarme de la felicidad. ¡Aún no caigo que seré abuela caray! Es todo un relajo.

—Cuando veas a la niña y la tengas en tus brazos caerás en cuenta — Afirmo de acuerdo y miro a Bianca, que nos observa en silencio.

—¿Tú pequeña? ¿Cómo estas?

—Bien — Murmura sin ganas. Seca su rostro y se levanta. —Necesito... aire.

—Bianca — Intento frenarla antes de que salga pero no puedo.

—¿Y ahora? — Pregunta Kay, sorprendida tanto como yo.

—Ay caray, hablé de más — Me recrimino. —Eso de tu nacimiento y... quizás le recordó todo lo del robo y demás — Suspiro cansada. —No supe que le haría mal.

—¿Quieres que vaya a hablar con ella?

—Por favor. Y tráeme a Ian, luego le dices a tu hermana que quiero hablar con ella — Kay se levanta y afirma. —Me hace muy feliz esta noticia, de verdad.

—Lo sé, a mi también — Se acerca y me da un beso en la frente. —Al rato regreso. Te amo mamita.

—Y yo a ti Kay — Cierro los ojos ante el contacto de sus labios en mi frente y recibo todo su amor a través de ese beso. Definitivamente el embarazo ha cambiado a Kayra, de buena forma, y eso me gusta.

Una y otra vez ¿Donde esta el amor? | Anahi & Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora