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~Kayra~

—Si... — Afirmo. —Sí — Sigo. Bostezo y alzo una de mis cejas. —Claro — La voz de mi bisabuelo me taladra la cabeza. —Bueno, cosas que pasan.

—Eres... pequeñita para andar haciendo esas cosas. Debiste casarte primero, luego quedar embarazada así como se hacían en mis tiempos. Porque en mis tiempos...

—Sí, en tus tiempos, ocho mil antes de Cristo, se hacía así abuelo pero ahora las cosas cambiaron — Refunfuño y él me sonríe con esa sonrisita sin dientes que me enternece.

—¿Antes de Cristo? — Pregunta y yo no puedo evitar reír.

—Bueno, ocho mil después de Cristo ¿Mejor? — Él frunce el entrecejo.

—Y recuerdo que con tu bisabuela, que Dios la tenga en su gloria, primero...

—Ay abuelo, no hay caso contigo — Niego. —Yo no soy la embarazada, la que está embarazada es Bianca — Miento, pero quiero liberarme del viejito o me dará lata por el año entero que no lo vi.

—¿No eras tú? — Hace un gesto de confusión y un movimiento de manos. —¿Se ha querido librar de mí? — Ríe y agita la cabeza. —Me escuchará esa niña, joder — Se va con su pasito tortuga y suspiro. Menos mal que lo veo una vez al año.

—Hola guapa — Siento un fugaz beso de Román en mi mejilla y sonrío.

—Hola guapo — Me volteo y lo tomo del cuello de la camisa, se lo acomodo y luego me acerco para besarlo. —¿Papá te dio mucha lata?

—Por suerte no — Ríe. —¿Tu abuelo?

—Latoso, como siempre — Hago un gesto. —Me libré de él diciéndole que la embarazada es Bianca, que le dé un poco de lata a ella — Río con picardía y Román me pica la nariz.

—Eres malvada, pobre tu hermana — Acaricia mi pequeño vientre y se acerca para besarme la frente.

—Es lo bueno de tener una gemela... Bueno, no es nada malo tener una gemela, pero en casos como estos está súper — Largo una carcajada y Román niega, siguiéndome en la risa. Ups, pobre Bianca.

—Mira — Román me señala la puerta y veo a Bianca llegar de la mano de David. Todos nos damos vuelta y los miramos. Desvío la mirada unos momentos a cada uno de allí; mamá está sonriente, papá intenta no parecer tenso, mis abuelos maternos están confundidos tanto como mis abuelos paternos, Dulce tiene una cara de pervertida que solo ella puede tener, Maite tiene el ceño fruncido pero una sonrisa se le asoma, mi tía busca la mirada de mi madre, y mi tío Jorge sonríe satisfactoriamente. Los niños no se preocupan, y mi bisabuelo tiene la boca abierta en forma de O. Ucker lo mira raro, pues nota como está mi tía Dul... y William, bueno él no expresa nada, solo abraza a Mai con la baba colgándole.

Vaya sorpresa.

Puedo sentir como Bianca se siente observada y eso es algo que no le gusta, que la hace sentir incomoda, así que carraspeo y me dirijo a todos.

—Bueno, aquí nadie mató a nadie ¿No? Venga, presentaciones y todos vuelvan a sus pláticas — Digo llamando la atención de todos. Bianca aprieta la mano de David con su mano sana y se miran. Puedo ver el amor con el que él la mira, como si fuera su mayor adoración... y me da gusto, me da una alegría mezclada con ganas de llorar, pero de felicidad. Ay bebé, me pones muy susceptible.

—Bien — Mi hermana se aclara la voz y David la aprieta a su cuerpo con mucha suavidad abrazándola mientras le deja un beso en la sien, un gesto perfecto y hermoso. —Familia, quiero presentarles a David Balti. Él es mi novio — Boeh... creo que mi abuela no le gustó nada, pero que importa. Mientras nuestros padres lo acepten los demás sobran. Ash. —David, esta es mi familia.

—Un placer — Hace un movimiento con la cabeza y sonrío, Bianca está menos tensa. —Quiero agradecerles por invitarme a pasar este nuevo año con ustedes, y también quiero que sepan que me pone muy feliz que me acepten aquí en su casa. Que me abran sus puertas es algo que aprecio y respeto — Listo, se terminó por ganar a toda la familia, porque las mujeres suspiramos y los hombres... bueno ¿Qué importan ellos? Son celosos ¿no? Menos mi guapo Román, él se pone contento por su nuevo amigo y concuñado.

Todos se acercan a saludarlo y Bianca sonríe con satisfacción. Pasó lo malo que no fue tan malo.

Me acerco a mi bebé Ian que está parado sujetándose del sofá y le hago caritas que hacen que él me sonría y me muestre sus dientitos asomándose.

—Hola guapura, que precioso estás con este trajecito bebé — Me arrodillo en la alfombra y aprieto suavemente sus cachetes. La baba le cuelga y hago un mohín, luego no le doy importancia, sus dientes lo traen así —Si tengo un niño me encantaría que fuera como tú ¿De dónde sacas tanta hermosura eh? — Lo amo, es un pedacito de cielo que nos alegra la vida día a día, y por más que él ahorita no me tenga mucho aprecio es mi todo. Me hace preguntar cómo será mi bebé y si le tendré el mismo amor que le tengo a Ian. —Te amo ¿sabes? — Él se distrae con un juguete y cae sentado. Lo escucho balbucear un "tata" y me dan ganas de llorar. —Y aunque ahorita no me quieras tanto, quizás porque presientes lo que tengo aquí dentro... — Señalo mi vientre —No dejaré de amarte como te amo. ¿Sabes? Aquí entre nos — Bajo la voz —Eres la primera personita en mi corazón, ante todos — Él me mira sonriendo como si entendiera y acaricio su naricita.

—Kayra — Escucho la voz de mi prima Ana Paula detrás y me volteo, ella se sienta a mi lado en la alfombra y le sonrío.

—¿Qué pasa princesa?

—¿Tendrás un bebé? — Pregunta jugando con Ian que se le asoma.

—Así es — Afirmo.

—¿Y que será? — Se acerca tímidamente y le doy permiso con un gesto de que acaricie mi panza. Lo hace con la punta de sus dedos apenas unos minutos.

—Aún está muy chiquito para saberlo, pero quiero una princesa. Así como tú — Ella sonríe y mira a su hermano Santi que se acerca corriendo.

—¡Bebé! — Da un saltito y me abraza.

—Sí guapo, un bebé. Dos con Ian, tres contigo.

—Bebé no — Hace un gesto de enojo y rio junto a mi prima.

—Bien, eres un chico grande ¿verdad? — Él asiente. —Tan grandes mis niños — Lo abrazo, luego Ana Pau se acerca con Ian y nos unimos en un círculo de abrazo. Ian se carcajea sorprendiéndonos. Es tan perfecto. Son, los tres, tan hermosos.


~Bianca~

Pensé que sería todo más complicado, que mi familia no aceptaría a David o que comenzaran a especular o darme indicaciones o reproches sobre David. Pero nada fue así, y aunque algunos se sorprendieron todo salió perfecto. Mejor de lo que esperábamos.

—Tienes una gran familia — Sus manos toman la mía -la que no tengo enyesada-, estamos cerca del ventanal que da hacia el jardín.

—¿Te gustan ellos?

—Claro — Sonríe de lado y me derrite, nada casual en mí.

—¿Y te gusta empezar este nuevo año aquí? Digo, dejaste a tu familia por...

—Hoy quiero estar aquí y me encanta — Me interrumpe. Una de sus manos me suelta y la coloca en mi nuca, acariciándome. Ladeo la cabeza disfrutando su toque con los ojos cerrados. —Este será nuestro año, nena — Abro los ojos y afirmo. Me aferro con una mano a sus bíceps, me acerco y acaricio sus labios con los míos.

—Nuestro — Susurro. Su mano sigue acariciando mi nuca pero luego hace presión para acercarme con suavidad y dejarme un beso en los labios. Corto pero intenso.

—Así los quería pillar — Me separo y me volteo encontrándome al abuelo de mi madre, a mi bisabuelo Abraham. Ay-no-joder.

—Abuelo — Sonrío y me coloco delante de David que me rodea la cintura con sus brazos evitando apretarme la costilla que aún se recupera. Entrelazo mi mano con una de las suyas que reposan en mi vientre y mi abuelo las mira. —Él es David, mi novio.

—Así que tú eres el noviecito ¿eh? — Sonríe y lo observa acercándose. Frunzo el entrecejo. Abuelo aléjate o disimula que no ves. —¿Para cuándo la boda? Tiene que ser lo antes posible, sí.

—¡¿Qué?! — Casi me atraganto con mi propia saliva. Mi abuelo me mira por mi grito dado como si hubiese descubierto una masacre en una casa embrujada.

—Pues claro, mi niña. Si están embarazados, se tienen que casar — Aclara. Ay, era eso. Uff. Largo el aire contenido.

—No abuelo, no soy yo — Niego. David sonríe y me da un beso en la sien.

—Claro que eres tú, ya me has engañado una vez, no habrá una segunda — Frunzo el entrecejo una vez más, desconcertada. ¿Qué?

—Abuelo...

—Principalmente, niña, eres muy jovencita para ser madre ¿Entendéis?

—Neta no soy yo la embarazada — Gruño.

—No, ella no está embarazada — Aclara David. ¡Caray! Si ni siquiera he hecho nada con David, ¿Cómo puede asustarlo mi abuelo de esta forma?

—La embarazada es Kayra, y se hace la muy vivita para que me regañes a mí y no le des lecciones de vida a ella. Abraham, mi abuelito precioso, ve con Kayra y dile que deje de mentirte — Me acerco separándome de David y le doy un beso en su arrugada mejilla. —No te dejes engañar, Nonito — Rio y él se queda confundido. Creo que se volverá loco en cuanto termine la noche.



Finalmente nos sentamos todos en la mesa para cenar y pasamos un agradable último año. Mejor de lo que lo había soñado.



~Poncho~

—Y con ustedes tenía que hablar. Bueno, tengo que dejarles algo en claro — Miro a mis yernos que esperan a que hable. David, él es grande y actúa con más normalidad, mientras que Román siempre mirándome con ese respeto mezclado con pánico. Es un chiquillo, hay que entenderlo. —Bien — Suspiro. Tengo que ponerme en mi lugar y dar a conocer mi papel de padre, preocupado por sus hijas. Estamos alejados, pero puedo sentir las miradas de Any, Bianca y Kayra detrás de mi nuca. —Contigo Román creo que ya he aclarado las cosas. Saben ambos que un padre siempre quiere lo mejor para sus hijos, y yo no soy la excepción. Quiero que mis hijas sean felices, y haría todo por ello. No quiero presionarlos, para nada, solo dejarles en claro algunas cositas. Que los acepte no quiere decir que seamos buenos amigos ¿Entendido? — David se cruza de brazos y Román asiente. —Si salen con mis hijas las devuelven a la hora que les asignaré, porque son menores y soy su tutor responsable. Y ustedes también son mayores, y si algo pasa todo cae en ustedes — Ambos carraspean pero siguen escuchándome atento —Kayra y Bianca son mis princesas, no sus conquistas. Si la lastiman no me importa ir preso, pero les haré lo que les hagan a ella — ¿Exagero? Quizás. —Si lastiman a mis hijas se la verán conmigo, porque ni su madre ni yo estamos dispuestos a ver llorar a nuestras hijas por un corazón roto ¿Entienden? — Miro a David y asiente levemente.

—Jamás le haría daño a Bianca, y le puedo asegurar que la cuidaré muy bien, tanto como podría cuidarla usted — Asiento y miro a Román.

—Yo prometí ponerme las pilas — Acento argentino, ok. —Y lo haré, por ella y por mi hijo. Haré lo posible por ellos porque ahora son mi familia — Explica.

—Me basta con saber que las cuidarán y no las harán sufrir, porque mis hijas son mi todo, y si les hacen algo a ellas me lo hacen a mí y a toda mi familia ¿Comprenden?

—Entendemos — Expresan ambos.

—Contigo las cosas son más complicadas — Me dirijo a David. —Somos grandes, tú sabes cómo son las cosas. Mi hija tiene apenas dieciséis años, y no sé que haya pasado para que se sienta tan enamorada de ti, pero no puedo hacer nada contra eso. Solo me queda aceptarlo porque ella es feliz, y quiero que la hagas feliz siempre. Si alguna vez la veo llorar por ti no me importarás, y ya sabes cómo arreglaremos las cosas — Trato de intimidarlo, pero claro, él no es un chiquillo es un hombre.

—Le repito, no haré ni haría sufrir a Bianca nunca. La quiero, la cuidaré y la respetaré siempre. No es mi intención lastimarla, y haré hasta lo imposible por no romper su corazón. Y si pasa algo el mío quedará igual o peor que el suyo, porque la quiero demasiado — Guarda sus manos en los bolsillos. —Bianca es muy importante para mí, y yo cuido lo preciado en mi vida.

—Me parece bien — Hago un mohín, una sonrisa que no lo es, pero espero que no haga sufrir a Bianca y todo lo que dice sea cierto. —Y tú. Ponte las pilas, un hijo no es broma.

—Yo lo sé.

—No es un muñequito, el niño necesitará de muchas cosas. Así que, muchacho, a madurar — Golpeo su espalda y le doy una mirada a cada uno. —Eso es todo, lo demás lo iremos hablando — Me retiro y veo a mis mujeres que no disimulan su mirada asesina hacia mí.






Uh-mhm. Unas horas después me levanto, carraspeo e inmediatamente tengo toda la atención en mí. Ojos de todo tipo, de todos los colores posibles, posados en mí y algo curiosos.
Miro hacia abajo buscando los ojos a mi lado, pertenecientes a Anahí. Ella me sonríe, tiene a Ian en sus brazos que come un pedazo de algo que no sé que es.

—Bueno, primero que nada quisiera hacer un brindis — Como todos tienen su copa servida, se ponen de pie y toman sus copas. —Primero que nada por estar aquí, todos unidos en un momento tan especial como este día, donde nos juntamos para recibir un nuevo año con amor y unión — Todos sonríen y asienten. —Quisiera brindar por un mejor año. Este tuvo muchas cosas, muchos obstáculos, muchas confusiones y malos pasares... y brindo por uno mucho, mucho mejor — Juego con mi copa y miro a mis hijas. —De más está decir que brindo por toda la familia, pero en especial por mis hijos. Porque hizo un año de que tenemos a Bianca con nosotros, un año en el que la vida le dio una segunda oportunidad a Kayra que ahora, muy a mi pesar, me hará abuelo — Sonrío emocionado y miro la mesa ahogando las lágrimas. —Por mi pequeño campeón — Ian me mira y tira sus brazos, así que lo tomo con una mano y con la otra sostengo mi copa de champán. —Que llegó en un momento cuando dábamos todo por perdido. Llegó para aflorar la esperanza, revivir nuestro amor — Siento que el nudo se agiganta en mi garganta. Beso la cabecita de mi hijo que intenta capturar con su mano mi copa, y miro a mi mujer. —Por mi mujer — Sonrío y la miro. —Porque te amo y eres la persona más importante en mi vida, porque sin ti yo no sería lo que soy ni tendría esta hermosa familia. Porque quiero muchos años más a tu lado, llenándonos de nietos... y bueno de hijos, porque... Seremos padres nuevamente — Todos abren la boca sorprendiéndose. —Tendremos otro hijo, y sí, es pronto pero no importa. Un hijo siempre es una bendición — Ian se mueve incómodo y se tira, asombrosamente, a los brazos de mi cuñada. Ella lo toma y doy un paso hacia atrás, corriendo la silla y buscando en el bolsillo de mi pantalón mi sorpresa. Todos esperan expectante y expresan un Ohhh! cuando saco una cajita azul. Miro a Any y puedo ver sus ojos humedecerse. Se tapa la boca con una de sus manos e intenta no llorar o precipitarse a lo que tengo preparado. —Y hoy, aquí, junto a toda la familia — Les doy una mirada rápida antes de volver a mirar a mi esposa. —Anahí, quisiera saber si aceptas volver a casarte conmigo — Dejo al descubierto otro anillo, igual o más hermoso que el que tiene. Ella me mira con lágrimas a punto de escapárseles, sonríe y afirma. —Renovar nuestros votos. Casarnos con la presencia de nuestros hijos y los nuevos integrantes de esta familia — Añado.

—Claro que acepto mi amor — Solloza y me abraza. —Te amo — Susurra contra mi oreja.

—Yo te amo más a ti — La separo y tomo su mano. Le quito los anillos antiguos y le coloco el nuevo. —Y quiero reafirmar nuestro amor con todos ellos presentes — Ella asiente emocionada y su mano acaricia mi mejilla.

—Me haces tan, tan feliz mi amor. Te amo mucho — Sus labios besan los míos y todos aplauden. Ha aceptado, y no hay nada que quiera más que volver a casarme con la mujer de mi vida, la única en mi vida.
Brindamos por eso... y tengo seguridad en que todo será perfecto.

—Y tengo un regalo para mis gemelas, que quiero dárselos ahora — Ambas abren la boca sorprendidas, mucho más Kayra que se emociona más. Ambas se acercan y yo camino hacia ellas con todos volteándose para ver. —Es un regalo que lo tengo hace un tiempo... y dado a que hoy estamos todos y es un momento especial, quiero dáselos — Saco dos bolsitas de la conocida Tiffany & Co y le entrego una a cada una que poseen sus nombres. —Ábranlas — Señalo las bolsitas y ambas, con entusiasmo, sacan las cajitas de las bolsas, las abren y se emocionan aún más cuando ven ambas cadenitas. —Son dos hadas, una para cada una, y detrás tienen sus nombres y fechas de nacimiento. Si las juntan... — Explico mostrándoles — Ellas se toman de la mano. Y así quiero que sean ustedes, que se tomen la mano en este camino que es la vida. No hay otra manera de demostrarlo, y me pareció un buen presente para festejar este año de ambas juntas luego de estar separadas por tanto tiempo — Tomo sus manos y las miro un largo rato. —Quiéranse, acompáñense, tengan confianza en ustedes pero sobre todo ténganse respeto, porque son hermanas pase lo que pase — Ellas afirman y Kayra llora. —Y no lloren — Seco sus lágrimas —Estoy plenamente agradecido con la vida por haberme bendecido así y tenerlas a ambas en mi vida — Las abrazo y detrás escucho a Any sollozar haciéndome reír. Su llanto es exagerado, pero sé que está sensible.

Una y otra vez ¿Donde esta el amor? | Anahi & Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora