47

110 18 1
                                    

~Kayra~

Estamos Román y yo sentados en el banco que está en el parque, que a su vez, está dentro de nuestro barrio. Estoy enojada, frustrada, me siento traicionada y más que furibunda.

—Cálmate Kayra, no le hace bien al bebé — Me intenta tranquilizar Román, pero lo miro con cara de seriously?

—A ver Román, que esté enojada no le hará mal a nadie. Es más, es algo que... — Me levanto enfurecida y comienzo a dar vueltas por el parque, frente a ese banco. —¡Me libera! — Grito. Me freno frente a él y me cruzo de brazos. —Neta que no me esperaba eso de mi madre. Pensé que guardaría el secreto, o como mínimo que me llamara aparte y me regañara sola ¡Pero no! Tuvo que ir a contárselo a mi papá ¿Entiendes? ¡¡A mi papá!! Y éste que tiene un carácter de mi.er.da viene y me reclama que no puedo amar a mi novio en mi casa ¡¿Por qué?! ¡Porque es una falta de respeto! — Largo un gruñido totalmente fuera de mí y Román se levanta.

—Wow Kayra cálmate — Román se sorprende por mis expresiones para con mis padres. —Tus padres tienen razón, y no es porque me ponga en su lugar — Me interrumpe antes de que diga algo —Mis padres harían lo mismo, y fue una falta de respeto de nuestra parte. Kay, no podemos volver a repetirlo en tu casa. Mira, tenemos el depa de mi primo, él nunca está y no habrá problema. Hasta que consiga un depa y puedas mudarte conmigo — Sus ojos celestes centellan y yo me quedo muda. ¿Mudarme con él? ¿Vivir con él? ¿Alejarme de mi casa? ¿De mis padres? ¿De mis hermanos? ¿Ser una ama de casa? ¿Cómo...? Yo no sé ser eso.

—Creo que es... muy pronto hablar de eso — Digo tocada. Miro hacia los juegos del parque evitando sus ojos.

—Solo me estoy anticipando — Explica. —Me falta mucho para conseguir un depa — Añade y yo me tranquilizo. —Pero piensa ¿No crees que hicimos mal?

—¡Si! Y me disculpé, pero les valió — Vuelvo a enfurecerme.

—No les valió, solo te dejaron en claro para que no vuelva a suceder. Ya Kayra, cálmate. Mira, hace frío aquí ¿Quieres ir al depa de mi primo? Comemos algo y platicamos ¿Te parece? Tenemos mucho que hablar — Su mano acaricia mi cuello y quita mi cabello echándolo hacia atrás.

—Si quiero — Afirmo. Me toma de la mano y comenzamos a caminar hacia la salida.


~Poncho~

—Kayra me llamó, se fue a casa del primo de Román — Any interrumpe mis pensamientos. Estoy medio recostado sobre el respaldo del sofá con Ian durmiendo sobre mi pecho. Mi mano da golpecitos en la espalda de mi bebé que ya está profundamente dormido. —¿Quieres que lo acueste?

—No — Respondo aún quedado en mis pensamientos aferrándome a mi bebé. Any me mira con confusión y se sienta cerca de mis piernas, corriéndolas para tener más lugar.

—Ey ¿Qué tienes?

—No sé que hacer — Confieso. Any sonríe de lado, confundida, frunciendo el entrecejo.

—¿Hacer con qué amor?

—Con las gemelas. Se nos están saliendo de las manos ¿Te das cuenta? Siento que, por mi trabajo, te dejo toda la responsabilidad a ti. Y que como padre no estoy cumpliendo mi función — Explico acariciando la cabeza de Ian.

—Concuerdo que estás trabajando mucho, y que yo me doy más tiempo para hablar con ellas y controlarlas, pero que sin embargo tampoco puedo controlar mucho la situación — Larga un suspiro pesado y, la mano que reposaba sobre mi pierna, ahora está sobre la suya. Juega con sus manos y luego la veo echar su cabello hacia atrás, esa manía tan particular de ella. —Pero son adolescentes, están en la edad de la rebeldía... y mucho más.

—Claro que mucho más, y esto es más que una rebeldía — Me muevo un poco incómodo e Ian hace lo mismo ante mi movimiento. Any hace el ademán de tomarlo, pero me niego. —Está bien — Aseguro. —Ni siquiera con Ian paso el tiempo suficiente, y ahorita no sé cómo es que se durmió conmigo porque últimamente solo te reconoce a ti como su mayor resguardo. Siento que me desconoce, que por más que me sonría y me deje tomarlo en brazos, desconfía y quiere que tú lo salves de mis brazos.

—Eso es porque no pasas mucho tiempo aquí. Ian está acostumbrado a dormirse conmigo, o hasta con Martita. Tú casi nunca lo haces dormir, casi nunca lo bañas ni pasas tiempo con él, no le cuentas un cuento...y no es por reprocharte, solo te remarco el por qué de su desconfianza — Explica. Y la entiendo.

—Quisiera hacer algo para pasar más tiempo con ustedes, y no solo contigo. Siento que, el tiempo que lo tengo libre me comporto como un adolescente fanático por el sexo contigo... en vez de dedicarle algo de tiempo a mis hijos — Ella afirma y baja la vista sintiéndose culpable también. —Podríamos hacer un viaje en familia, ir Disney o a alguna playa ¿No crees? — Me mira y sonríe.

—Eso me gustaría. Sabes que las cosas con Cian están fluyendo muy bien y puedo arreglármelas a distancia... Eso no es problema. ¿Pero tú?

—Mi jefe es mi amigo ¿Recuerdas? Su hijo es mi amigo, además — Le recuerdo y ella sacude la cabeza afirmando. —No hay problema con eso, puedo tomarme las vacaciones que nunca me tomo. Deberíamos salir de la ciudad, quizás ir a Acapulco... o si las chicas quieren a Disney. Un viaje relajante y totalmente familiar. Por lo menos para compensar el tiempo que no les dedico últimamente.

—Te repito, me encantaría y por mí no hay problema — Su mano acaricia mi pierna sobre el pantalón. —Pero ¿Querrá ir Kayra? Además está el colegio, no pueden faltar mucho y Kayra viene haciéndolo seguido.

—Any, luego de navidad tienen una semana libre. Aprovecharemos esa — Ella sonríe sintiéndose tonta.

—Lo olvidé por completo, estamos a días — Suspira. —Tenemos que armar el árbol Poncho, hace una semana tendríamos que haberlo hecho.

—Dile a Martita — Digo sin ganas. Juego con los piecitos de mi bebé dormido y Any se acerca, su rostro está a centímetro nuestro.

—Los amo ¿Se dan una idea cuánto? Son los hombres de mi vida, ante todo — Confiesa dejando un pequeño beso en mis labios y luego besando el cachetito de Ian. —Y cambia esa carita, que si logras dejar un poco de lado tu trabajo recompensarás todo el tiempo perdido — Sonríe y esta vez me besa más intenso.

—¿Dónde está Bianca? — Pregunto minutos después. Any ha llevado a Ian a su habitación, Marta está preparando una merienda en la cocina y yo estoy en la sala.

—La llamé y no me atiende.

—Debe estar con ese noviecito que tiene — Largo con puya. Any niega defendiéndola.

—Tenía que ensayar, sabes cómo es ella con las cosas del colegio y no dejaría de hacerlo ni siquiera por un novio — La defiende, y pues en parte tiene razón, pero ya no sé que creer.

—Novio — Farfullo. —No me molesta que lo tenga, me molesta que sea mucho más grande que ella y que no nos diga nada. Además el muy canijo la alcanza hasta aquí ¿Sabes?

—¿Cómo es eso? — Se sorprende Anahí acercándose. —Quizás aún no sea su novio y por eso no nos ha comentado nada.

—No lo sé, pero me escuchará Anahí. Bianca me escuchará.


~Anahí~

Estoy a punto de llamar a Bianca, pues son más de la siete de la tarde, cuando ella entra por la puerta. Dejo mi teléfono y me acerco a ella.

—Bianca ¿Dónde estabas?

—Ensayando mamá. Te avisé — Responde confundida.

—Ya, pero es que tu padre no cree eso y creo que ya sabe...

—Se mucho, y tenemos que hablar — Interrumpe Alfonso entrando a la sala. Ambas nos quedamos estáticas, Bianca me mira con temor y confusión a la vez y Alfonso está comenzando a ponerse nervioso. Me acerco a ella, le paso un brazo por su hombro y la atraigo a mi cuerpo para abrazarla.

—¿Qué cosa? — Pregunta desorientada. Deja sus cosas en el sofá y Alfonso le pide que se siente. Ahora Bianca está nerviosa, y puedo entender que es porque conoce a Poncho, sabe que su estado es por algo grave... Y algo que ella haya hecho. Alfonso no se sienta, yo mucho menos.

—Tú dirás — Alfonso la mira con seriedad y ella no entiende. Miro a Poncho, luego a Bianca y me acerco a ella.

—¿Yo diré que? — Cuestiona.

—Tu papá cree que tienes un novio que es más grande que tú — Explico sentándome a su lado. Bianca abre los ojos como plato, mirándome, por lo que Poncho no se da cuenta.

—¿Tienes novio Bianca?

—¿Está mal que tenga novio? — Pregunta cruzando su mirada con la de su padre. Eso cabrea más a Alfonso.

—Claro que no está mal — Hablo acariciando su brazo. Poncho tiene la mandíbula tensa, tragándose la furia.

—¡Está mal si es un tipo mayor! ¿Qué se te pasa por la cabeza Bianca? — Comienza a desesperarse. Ambas nos asustamos por su grito, y yo le reclamo a Alfonso con una severa mirada.

—¿Cómo sabes su edad? ¿Qué sabes tú de él?

—¿Entonces es verdad? — Preguntamos ambos incrédulos. Bianca sacude la cabeza.

—No tengo novio ¿Ok? — Confirma.

—¿Entonces quien es el hombre que te trae siempre en moto hasta aquí? Ese que tiene alrededor de diez años más que tú ¿eh? ¡¡Quien Bianca!! — Me levanto ante los gritos de Alfonso y tiro de su brazo.

—Cálmate. ¿No puedes hablar todo con tranquilidad? ¡Caray es que detesto tus impulsos! — Él se suelta de mi agarre sin dejar de mirar a nuestra hija.

—No es mi novio, pero me interesa — Responde con tranquilidad. —Y lo que menos importa es la cantidad de años que nos llevemos — Se levanta firme y se queda allí parada frente a nosotros.

—¿Cuántos años tiene? — Me intereso.

—Veintisiete — Responde. Miro a Alfonso que hace un gesto como si le hubiesen dado un puñetazo en el estómago.

—¿Veintisiete? — Se sorprende. Trago grueso y cuestiono a Bianca con la mirada. Cuando me dijo que era grande no pensé que serían tantos años. —Tú no tendrás nada con un hombre — Se niega Alfonso. —¡No permitiré que estés con un hombre tan grande! ¿Es que no te das cuenta? ¡Esos tipos solo saben utilizar a las niñas como tú y ya sabes para qué! ¿Luego que pasa? ¡Te quedas con el corazón roto por involucrarte! — Y lamento coincidir con Alfonso, pero es lo que sucede casi siempre. O siempre.

—Él no me quiere utilizar — Niega Bianca con la voz ya rota. Nos volteamos cuando la puerta se abre y Kayra ingresa.

—¿Qué pasa aquí? Hasta afuera se escuchan los gritos — Cierra de un portazo y se acerca a su hermana al verla sollozando. —¿Qué le hicieron? — La abraza protectoramente y nos fulmina con la mirada.

—¿Tú sabías de esto? ¿Sabías que tú hermana tiene un lio con un tipo de treinta años? — Cuestiona Poncho exagerando.

—¿Treinta años papá? ¡Como exageras! — Reprime Kayra confirmando que si, sabía. —Tiene veintisiete y quiere a Bianca.

—¿Qué dices?

—¿Cómo es eso Kayra? Explícate — Pido —¿Qué sabes de esto?

—¡Espera! Espera Anahí, aquí quien debe dar explicaciones es Bianca no Kayra. Así que tú te retiras — Le exige a Kay, pero conocemos a Kayra no dejará sola a su hermana y la defenderá a muerte.


—Sí me quedo papá, porque son dos contra una — Expresa manteniendo a su hermana abrazada. —¿Qué tiene que sea más grande? — Emite enojada.

—No tiene nada de malo, yo lo quiero — Confiesa Bianca. Trago grueso y sacudo la cabeza, echo mi cabello hacia atrás y me tomo la cabeza. Veintisiete años. No es broma. —Y aún no es mi novio, solo lo estoy conociendo por eso no les dije nada.

—Y no será tu novio — Exclama Alfonso. Yo no sé que decir, me duele ver a mi hija en esta situación. ¿Está enamorada? Quizás si, pero ¿y si ese tipo solo la utiliza?

—¡No pueden negármelo! Yo seguiré con él — Se suelta de Kayra y pasa por nuestro lado, pero Alfonso la frena con su voz.

—No seguirás con él Bianca. No permitiré que te lastimen, mucho menos un hombre que puede llegar a querer solo una cosa tuya.

—¡Ya papá! — Llora. —¡No me importa! Tú no lo conoces, tú no sientes lo que yo siento aquí — Señala su pecho y siento ganas de llorar. Me mira suplicante y entonces me acerco.

—Bianca, mi amor ¿Entiendes que todo esto puede ser... no sé, algo que te hará mal en el futuro? ¿Qué pasa si solo quiere jugar contigo? — Cuestiono comprensiva, abrazándola. Ella se aferra a mi cuerpo y llora.

—No me importa nada porque yo sé lo que él siente. Ustedes no se dan una idea lo que siento cuando estoy con él, ni siquiera lo sabrán porque no sienten mis sentimientos — Explica entre hipos. Alfonso se acerca y nos separa con brusquedad, me dan ganas de abofetearlo por tener tan poco tacto para tratar a nuestras hijas.

—Me importa un bledo lo que sientas. Estás ilusionada, eso es todo. No lo verás más.

—¡Si lo veré! — Lo enfrenta. Las aletas de la nariz de Alfonso se inflan y sé que es porque se está conteniendo las ganas de gritarle a Bianca en la cara. No lo permitiré así me tenga que pelear con él.

—¿Por qué no la dejan ser? — Kayra interrumpe. —Será ella la que aprenda si algo sale mal ¿No creen? No pueden ponerla en un frasquito de vidrio y protegerla de cualquier tipo, porque tarde o temprano alguno, sea este hombre u otro, la hará sufrir. No pueden evitarlo — Mi hija tiene razón, pero si podemos evitarlo ¿Por qué no hacerlo?

—Si puedo evitarlo lo evitaré — Exclama Alfonso tomando aire. —Tú no volverás a ver a ese tipo, que de hecho ¿De dónde lo conoces? — Miro a Bianca, ella me dijo que era del colegio pero... tiene veintisiete, es imposible que sea un estudiante. A no ser que sea... ¡Ay caray! ¿Será un profesor? Bueno, puede ser el hermano de una de sus amigas, o... o... cualquier otra persona que no tenga nada que ver con el colegio.

—Eso no importa — Susurra.

—¡Si que importa!

—¡Ya basta Alfonso! — Grito frenándolo. Pongo mis manos en su pecho y lo empujo hacia atrás alejándolo de Bianca. —Vas y te calmas. No le grites.

—¡Le grito lo que se me da la gana Anahí! Es MI hija — Enfatiza —Tengo todo el derecho de querer cuidarla ¿no? — Su voz se suaviza y comprendo todo. Él no quiere que Bianca sufra como sufrió Kayra, y tampoco quiere otro problema más con sus niñas. Lo entiendo, quiero lo mismo pero no es la forma de protegerla. —No lo volverás a ver Bianca. ¡Pobre de él que yo me entere que lo sigues viendo! Eres menor y no tendré ningún problema con denunciarlo ¿Te queda claro? — Bianca baja la mirada, es tan obediente y tan diferente a su hermana. Si Kayra estuviera en su lugar saldría gritando y diciéndonos cuanto nos odia por hacerle esto, pero en cambio Bianca llora en silencio y se va corriendo a su habitación. Largo el aire contenido y me dirijo a Alfonso.

—No hablabas en serio ¿Verdad?

—Sí Anahí. Haré hasta lo imposible para evitar que mi hija sufra. Ese tipo no la tendrá fácil — Explica antes de voltearse hacia Kayra.

—Ni creas papá, yo no te daré ninguna información. Y con lo que acabas de decir, dalo por seguro que Bianca no te dará más información sobre él. Lo protegerá porque lo quiere, y lamento decirte que contra eso no puedes hacer nada — Pasa por nuestro lado echa una furia y se dirige a las escaleras. —¡¿Por qué siempre tienes que hacer drama?! ¿No puedes dejar que tus hijas sean felices? ¡¡Agh!! — Corre hacia arriba y estoy segura que irá a ver a su hermana.

—Me van a matar — Respira Poncho. Lo tomo del rostro y hago que me mire.

—Cálmate.

—No puedo. ¿Veintisiete? ¿Neta Anahí? Tú sabes como yo que una relación así no va para nada serio, y sabemos por qué — Intenta explicar, y desgraciadamente sé lo que piensa. —No puedo permitir que lastimen a mi hija.

—Bianca no dejará de verlo, no le arrancarás los sentimientos con estas amenazas. ¿Por qué no nos damos chance de conocerlo? Quizás así...

—Ni lo pienses — Me interrumpe. —Bianca se alejará de ese tipo o tomaré otras medidas.



~Kayra~

Entro a la habitación de mi hermana y la encuentro recostada en su cama, abrazada a una almohada y llorando. Me acerco lentamente y la veo llorar sin querer interrumpirla. Me siento en su cama y acaricio su pierna descubierta.

—Bian — Susurro. Me duele verla así, me molesta que papá sea así de cerrado y que lastime los sentimientos de mi gemela. Puedo sentir la angustia, puedo sentir como se siente y no solo porque ya me llevé regaños de él, sino porque con Bianca tenemos una gran conexión y puedo sentir lo mal que se siente ahorita. —Ey — Ella no se voltea, sigue hipando y sollozando. —Puedo entender cómo te sientes, pero no le hagas caso. Tienes que luchar por lo que quieres, no permites que te domine. Eres tú la protagonista de todo esto, eres tú la dueña de tu vida y por más que sea nuestro padre no nos puede obligar a hacer algo que no queremos. Estamos en el siglo XXI Bianca, no pueden ninguno de los dos prohibirte algo como esto. Mamá está contigo, sé que quieren evitar que te lastimen, pero ella entiende tanto como te entiendo yo. Ambas, que no somos tan cerradas como papá, vemos lo feliz que estás desde que lo conoces... y no queremos que eso se esfume — Me inclino para ver su rostro, está empapado y sus ojos hinchados.

—No quiero dejar de verlo — Farfulla al fin.

—Papá no sabe quién es él, no sabe ni su nombre ni que trabaja en la escuela — Explico bajando la voz. —Si tú no le dices nada nunca lo averiguará.

—¿Y tendremos que escondernos? No quiero.

—Bianca, entiende que tendrán que esconderse siempre, por lo menos hasta que él trabaje en la escuela o tú te egreses ¿No crees? Estás en las mismas — Ella se voltea y me mira.

—Tengo dieciséis, me falta mucho para ser mayor y poder elegir por mí misma. No quiero que papá lo denuncie, no quiero que por una denuncia David se aleje de mí — Me acerco y seco su rostro con mis dedos. Su maquillaje se ha corrido y sus ojos están manchados de rímel.

—No le hagas caso a papá, si quieres sigue con David él no se enterará — Suspiro —¡Bianca debes ser más inteligente! No le des el gusto a papá, haz tu vida. Él no tiene por qué enterarse.

—Pero...

—Pero nada ¡Shhh! ¿Ok? Ponte un poco más rebelde, hermanita. Revélate — Me tiro sobre ella y sonríe.

—Cuidado el bebé — Me regaña, y yo hago un gestito de ups!. —¿Cómo van las cosas con Román? Por lo menos a él si lo aceptan.

—Pues sí, pero papá casi lo mata de un infarto ¿Sabes? Pero bien, estamos bien y es lo que importa. Ahora... ¿Por qué no me dijiste que él vendría? Es que estaba en ascuas yo y tú ni un avance me diste — Me quejo.

—Era sorpresa, él me lo pidió. Además tú rompiste tu teléfono y por eso no se pudo comunicar contigo. Y el número de casa lo perdió. Pero ya, equis. Lo que importa es que mi hermanita y mi cuñado están bien — Sonríe —Y mi sobrino.

—Todo más que bien. Me alegra verte sonreír, no dejes que te quiten esa felicidad ¿Si? Ni mamá, ni papá, ni David, ni nadie. Ni siquiera yo — Me disculpo —Porque sé que cometí muchas injusticias contigo, pero soy igual de impulsiva que papá y lo sabes.

—Si lo sé hermanita — Me abraza y yo la contengo. —Mira los consejos que me das, creo que me voy a tener que revelar esta vez. No dejaré a David — Asegura. Sonrío y la aprieto más hacia mi cuerpo.

—Si es lo que te hace feliz adelante — Beso su cabeza como si fuera yo su madre. —Se feliz.

—Lo seré cueste lo que cueste — Asegura contra mi oído.

Una y otra vez ¿Donde esta el amor? | Anahi & Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora