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~Bianca~

—Entonces ¿Lo tomo como un cumplido? — Rio haciendo que él lo haga de la misma forma, hace un gesto de afirmación y finaliza el libreto abrochándolo en la pun.ta.

—Claro, eso deberías saberlo Bianca. Eres muy guapa.

—Pues gracias profe — Digo más suelta y más segura con un tonito de alegría y sorpresa.

—No es una novedad, Bianca. De seguro la belleza viene de familia — Intenta alargar más la plática de conocimiento.

—No es por presumir, pero mis padres son hermosos tanto como mis hermanos — Digo con orgullo.

—¿Cuántos hermanos tienes?

—Dos — Respondo. Evito dar edades, o decir que tengo una gemela. —¿Tú?

—¿Si tengo hermanos? — Afirmo —Hijo único.

—Wow entiendo tu dolor — Bromeo.

—No es tan malo — Explica. —Pero a la vez creo que está bueno tener alguien con quien pelear.

—Créeme que yo lo sé, fui hija única por mucho tiempo.

—¿Te llevas mucho tiempo con tus hermanos? — Cuestiona.

—Algo así — Respondo tomando el libreto. Le doy una ojeada y me freno en una escena.

—¿Ensayamos? — Ante sus palabras y un movimiento que hace para pararse, levanto la vista del libreto. Él lo toma, lo lee y sonríe. —Esta parte es muy buena. Ven — Estira su mano y me acerco sin tomarla, me paro frente a él y me entrega el libreto. —Tú eres Coral, yo seré León — Asiento y mi cuerpo comienza a temblar otra vez. —Relájate — Me pide acariciando mis brazos, haciendo movimientos como si quisiera quitar los nervios de mi cuerpo. —¿Lista?

—Si — Carraspeamos y él se pone en posición. Tomo aire y me pongo en el personaje de la protagonista, de Coral. Miro el libreto que he estado estudiando, pero necesito leerlo igual. —No entiendo ¿De dónde es usted? — Es Coral en mi cuerpo quien habla.

—No puedo decírselo aquí... es peligroso — Él se pone en la piel de León. Hace una pausa. —Confío en usted.

—¿Por qué?

—Porque sueña — Dice mirándome fijamente. Hace otra pausa —Necesito verla... hoy... esta noche... le pasaré el mensaje.

—No puedo, no me dejan salir — Respondo alejada de él.

—Pero debo verla... no creo que me permitan quedarme.

—No puede ser — Niego con la cabeza. Él hace un movimiento, como si estuviera abriendo una valija pero en realidad es una mochila. Se acerca al equipo de música y hacemos de cuenta que es una especie de tocadiscos. —¿Qué es esto? — Pregunto extrañada.

—Es un tocadiscos... para escuchar música.

—¿Música?

—¿Es que usted...? Comprendo... espere — Coloca un disco en el equipo de música, interpretando un tocadiscos. Se empieza a escuchar la suave melodía de un vals. —Así se hace funcionar ¿Ve? Esto es un vals.

—¿Vals? — Pregunta Coral extrañada.

—Sí... es música para bailar.

—¿Bailar?

—Venga, le mostraré — Se acerca, me toma por los brazos y me indica los pasos. —Así ¿Ve? Es fácil — Dice cerca de mi cara. Mi cuerpo se deja manejar por él, no demuestro que estoy nerviosa por su cercanía o sus manos sobre mi cintura, o por su cuerpo pegado al mío, pero por dentro tiemblo y siento que mi corazón se está por salir de mi pecho. Siento que yo no soy Coral, la muchacha de la obra a la que interpreto, siento que soy yo, Bianca con él, el profesor. Bailamos, yo río, él sonríe. Somos felices... mejor dicho, los personajes son felices. Aunque... yo por mi parte creo que no estoy metida en el personaje, he salido hace unos segundos y ahora soy yo misma, Bianca.

—Es lindo... lindo — Recuerdo el libreto... o creo que no era parte del libreto y me ha salido a mí. Estoy confusa y él me mira fijamente, no sé si León el personaje, o David el profesor.


~Poncho~

Decido acompañar a Any a la empresa antes de irme a trabajar. Una vez que entramos en su oficina cierro las rejillas/cortinas correderas del ventanal que da a la sala donde se encuentra la secretaria y ella me mira mordiéndose el labio, sabiendo lo que tengo en la cabeza. Cierro con llave la puerta y Any jadea.

—Entonces guapa... ¿Cómo se la ha pasado? — Me acerco y la tomo de las caderas con brutalidad sentándola sobre el escritorio. El cuadro que tiene de decoración cae sobre la mesa y ella ríe mientras enreda sus piernas alrededor de mis caderas.

—Ha sido un lindo almuerzo, pero mucho más me gustó la plática... y la reconciliación — La última palabra la susurra contra mis labios. Sus brazos están alrededor de mi cuello acercándome a su boca. —¿Cómo culminamos un acuerdo de estos? — Muerde mi labio inferior con sus dientes y lo hala haciéndome perder. Beso su boca con necesidad succionando sus labios, metiendo mi lengua con suavidad y moviéndola al compás de la suya. Mis manos suben para subir la blusa y tocar su espalda, tengo las manos frías y su cuerpo caliente reacciona ante mis toques. Siento sus pezones erguirse bajo su fina blusa y la escucho quejarse por el escalofrío. Dejo de besarla y espero alguna indicación suya, pero lo que hace es besarme ella esta vez y levantar mi camiseta. Toca mi cuerpo, rodea mi cintura y llega a mi espalda para rallar suavemente sus uñas.

—Anahí, Guzmán necesita hablar urgente contigo, está en la línea dos — La voz de Andrea, su secretaria, nos interrumpe. Cara.jos, olvidamos decirle que no pasaran llamada... más bien Any se olvidó porque entramos corriendo a la necesidad. Any se separa de mí abruptamente y me mira pidiéndome perdón, se inclina un poco y toca el botón del intercomunicador.

—Sólo dos minutos, que espere por favor — Toma aire y me mira, yo vuelvo a besarla pero ella me quita, bajo hacia su cuello y toma el teléfono. —Mi amor...

—Shhh atiende — Muerdo su cuello y ella gime, pero no levanta el tubo.

—Así no puedo, neta — Suplica. —Guzmán se ha querido comunicar conmigo por algo importante de seguro, no puedo perderme de que se trata — Explica. Me besa una vez más y sonríe. —¿Esta noche?

—Acabo el turno a las doce — La beso, rallo mis dientes en su mentón y bajo hacia su cuello, muerdo un pedacito de piel y subo nuevamente a su boca para dejar un intenso beso.

—Te espero en casa — Jadea y se sujeta de mi cuerpo en otro intenso beso. El teléfono suena otra vez y se separa. —Ya... — Toma aire, sin embargo vuelve a besarme. —Ya vete — Sonrío contra su boca y la beso con más intensidad distrayéndola otra vez. —Ya Poncho — Me separa y se baja del escritorio. —Vete o no te dejaré ir.

—Mira como me dejas — Señalo mi bulto y ella se muerde el labio. —Tú atiende mientras a mí se me baja esto, no puedo salir así — Mascullo. Ella toma el tubo y atiende sin dejar de mirarme. Mientras habla voy a su baño, me mojo la cara y la nuca, tomo aire y voy en busca de agua para tomar. Lleva quince minutos hablando y al parecer tiene para rato, así que le hago un gesto y ella asiente con la cabeza. La miro y sonrío con picardía antes de acercarme, tomarla de la cintura y besarla de golpe. Se suelta disimulando una sonrisita y me da un golpe en el brazo. Con su mano hace un movimiento de 'adiós' y articula un 'te amo' mudo. Finalmente salgo de allí.



~Kayra~

Miro la pantalla de mi laptop sobre la cama y me muerdo la uña con nervios, pensando que hacer. Repaso una vez más esas palabras en color, las releo por décima vez y finalmente tomo un lápiz y un papel. Anoto con rapidez allí, cierro la laptop y miro el papel. Salgo de mi habitación decidida y voy a la habitación de mis padres, allí hay un teléfono. Decido usar ese porque abajo está Martita y quiero hablar tranquila.
Me paro frente al teléfono que está sobre la mesita de noche, lo miro y miro el papel en mis manos. Con manos temblorosas marco y espero a que, del otro lado de la línea, me atienda alguien. Dos tonos después escucho la voz de una mujer.

—Buenas tardes — Carraspeo con nerviosismo —Mi nombre es Kayra y... quisiera solicitar un turno — Digo insegura mientras juego con el papel en mis manos. —Sí, soy menor... No, no puedo ir con mis padres... Si tengo el dinero... Si... ¿No pueden hacer una excepción?... Está bien, muchas gracias — Finalizo la llamada y me siento en la cama de mis padres. ¿Qué haré?



~Bianca~

El sonido de mi celular me saca del ensueño que estaba viviendo. Primero lo oigo a lo lejos, perdida en la mirada azul de mi profesor, pero luego la realidad me golpeó cuando el aparato comenzó a sonar insistentemente.
Me separo de él y me disculpo, nerviosa y temblando aún, para tomar el teléfono. Lo saco de mi bolsillo, atiendo y me sorprendo al escuchar aquella voz del otro lado.

—¿Román? — Mi voz es de sorpresa, sonrío de felicidad y David me mira. Lo cierto es que estoy feliz por Kayra, porque por fin tenemos noticias de Román. Le hago un gesto a David de disculpa y él asiente con un movimiento de cabeza, luego se aleja un poco. —¿Cómo estás? ¿Sabes el tiempo que hemos querido comunicarnos contigo?

—Hola Bianca, lo siento, no pude comunicarme con Kayra porque no estuve en Argentina. Debe estar hecha una furia ¿verdad? — Pregunta.

—Ni te imaginas como está, es urgente que te comuniques con ella ¡Por favor! — Pido desesperada.

—Es lo que quiero hacer ¿Sabes por qué? Porque estoy en el aeropuerto de Bulgaria, tuve que hacer unos trámites y estoy por viajar a México.

—¡¿Qué?! — Me siento feliz por mi hermana —¿Neta?

—Si, y no me puedo comunicar con Kayra. ¿Será que tú le puedes avisar que la llamé?

—Si Román, es que su celular lo aventó y se hizo pedazos. Pero puedes llamarla cuanto antes aquí, en mi celular o al teléfono de mi casa — Explico.

—El de tu casa no lo tengo, y tengo otro número porque el anterior teléfono se me perdió en el aeropuerto cuando venía para Bulgaria — Me explica con rapidez.

—Bueno, yo le diré, pero comunícate con ella que tiene que hablar contigo urgente ¿Puede ser?

—Mi vuelo sale en unos minutos, en cuanto haga escala intento llamarla... aunque me gustaría darle una sorpresa ¿Será que me puedes ayudar? — Pide. Pienso un rato y decido hacerlo.

—Está bien ¿Cuándo regresas?

—Son muchas horas, casi quince... Haré escala en Madrid, allí te llamaré.

—Bien Román, comunícate. No sabes lo feliz que me puso tu llamada — Sonrío. —Bien... Nos vemos. ¡Cuídate y llega sano! Besos — Cuelgo y sonrío como tonta, al final Román dio señales de vida sin necesidad de buscarlo por cielo y tierra.
Miro a David que me está mirando de reojo, y mi nerviosismo que se había ido por unos minutos vuelve a instalarse en mi cuerpo.

—Cuánta felicidad — Dice sentándose en la pun.ta de esa bendita mesa. Se cruza de brazos y me mira. Yo soy un manojo de nervios otra vez.

—Es que esperaba mucho esta llamada — Explico.

—¿De un novio? — Cuestiona. Me quedo observándolo un largo rato y siento mi alma sonreír, pero yo no lo hago exteriormente, no demuestro la felicidad que siento dentro.

—No, no tengo novio — Respondo esquivando su mirada. Guardo mi teléfono y me siento suspendida en el aire por su intensa mirada sobre mí, entonces decido dejar ese estado de suspensión espacial y carraspear para que él deje de mirarme de esa forma. Al hacerlo parece que él también sale de un trance y se rasca la barbilla.

—Sigamos — Menea la cabeza con una sonrisa y se levanta para señalarme la otra parte del guión.

Una y otra vez ¿Donde esta el amor? | Anahi & Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora