53

70 12 0
                                    

Poncho~

Me dirijo hacia la UCI para ver a Emma cuando me cruzo a Aimée. Ella ingresa conmigo y revisa los estímulos de Emma mientras yo miro atento.

—No entiendo por qué no despierta. Tendría que reaccionar — Se quita el estetoscopio luego de escuchar los latidos de Emma y me mira. —¿Será que tienes razón?

—Es como yo lo digo, si ella no pone voluntad no despertará — Me acerco a Emma y quito el flequillo de su frente. Ella es pálida, pero ahora lo está más. El respirador la ayuda a respirar pero atraviesa toda su garganta. No me gusta verla así.

—¿Qué hay de la mamá?

—Esther está yendo al psicólogo, tanto como sus demás hijos. Para que Emma cambie, el cambio tiene que empezar por su familia, por su casa ¿No crees? — Aimée asiente de acuerdo.

—Concuerdo — Afirma. —Hoy te vi llegar muy feliz ¿A que se debe Ponchito? — La miro y sonrío nuevamente.

—Una noticia ha cambiado mi vida. Bueno, en realidad voy a ser padre una vez más — Confieso. Veo a Aimée sorprenderse, abriendo la boca y alzando sus cejas.

—¿Tan pronto? — Pregunta mientras se acerca a abrazarme. —Vaya felicidades Alfonso — Acepto su abrazo, siento su pequeño cuerpo contra el mío y agradezco por tener una amiga como ella. —Mis felicidades también a Anahí.

—Muchas gracias. Estamos muy contentos.

—No lo dudo, la llegada de un hijo siempre es motivo de alegría — Palmea mi espalda suavemente y me acaricia. —Bueno, un nieto y un hijo al mismo tiempo. Eso si es una bendición, aunque no te veía ni te veo como abuelo.

—Mucho menos yo. Pero ya me estoy haciendo la idea, tengo tiempo para adaptarme — Bromeo. Acaricio la mano de Emma y decidimos retirarnos.

—¿Niño o niña? — Me pregunta y no entiendo a qué se refiere exactamente. —Si quieres una niña o un niño.

—Ah. Me da igual, ya tengo dos niñas y un niño... creo que si llegara otra niña nos ganarían por mayoría e Ian y yo quedaríamos solitos — Expreso sonriente. —Así que estaría bueno que sea otro varón.

—Uno que sí se parezca a ti.

—Bueno, no me quejo que se parezcan a Any. Es hermosa, por lo tanto nuestros hijos también — Explico elevando los hombros. —No me quita el sueño tener un niño parecido a mí, neta que no — Bromeo y la hago reír. Bajamos la intensidad de la risa y volvemos a nuestro trabajo.


~Kayra~

Mientras Román y yo almorzamos, platicamos de nuestro futuro. Obviamente con la llegada de este bebé cambiará todo, y tenemos que ir poniéndonos de acuerdo.

—Cuando esta barriga se comience a notar dejaré la escuela — Advierto comiendo con ganas. —No sé, tomaré clases en casa porque aún me quedan medio año para cursar.

—¿No puedes cursar embarazada? — Cuestiona Román.

—Ni loca — Niego.

—¿Por qué? No es nada grave estar embarazada, podrías hacerlo.

—No quiero. La verdad prefiero terminar en casa — Tomo un poco de jugo y miro su sonrisa. —¿Qué?

—Tú y ese carácter — Expresa. —Te amo mucho.

—Y yo a ti — Sonrío como tonta y tomo su mano. —Te amamos.

—Y yo a ustedes mucho más, mis princesas — Acaricia la palma de mi mano y lo miro liada.

—¿Princesas? Tú que sabes si es niña — Rio.

—Lo presiento — Sonríe. ¿Niña? Me encantaría que sea niña ¿Cuánta chance hay? Que sea así como su padre, con sus ojos, su pelo, su sonrisa, su nariz y su boca. Con esos genes búlgaros tan perfectos. —¿Y sabes cómo me gustaría que se llame?

—¿Cómo?

—Mila — Dice con una felicidad inmensa. Mi sonrisa se borra y suelto su mano.

—¿Qué? ¿Cómo la actriz? No se llamará así — Me niego.

—¿Qué tiene? Mila Romanova. ¿No suena lindo?

—Precioso — Ironizo. —Mila ¿Qué nombre es ese? Definitivamente no me gusta — Niego rotundamente. —A Mila Kunis le puede quedar perfecto, pero mi bebé no se llamará así.

—¿Y como mi madre? — Propone luego.

—¿Y cómo se llama tu madre? Me olvidé — Me disculpo y él casi me fulmina con la mirada. —¡Mentira mi amor! Sé cómo se llama, Inna... la verdad no. Mi hijo o hija nacerá en México, es justo que le pongamos un nombre pronunciable o por lo menos que suene español.

—¿Y cuál propones?

—Aún no sabemos que es, así que no tengo nombres. Luego buscamos y nos ponemos de acuerdo ¿Quieres? — Él como afirmación toma mi mano y me da un beso sobre la palma. En un instante miro hacia la entrada del restaurante y veo a Bianca entrar de la mano de su infartante novio. ¿No son novios aún? Bueno, para mí él es su novio aunque aún no le pongan etiqueta a su relación.
Bianca está sonriente tanto como él, e inmediatamente llaman la atención a todos los allí presentes. Pues claro, como no si son una pareja despareja pero perfecta. Sonrío y Román mira hacia donde están mis ojos, entonces agito mi mano llamando la atención de ambos. Bianca se sorprende y tira de la mano de David para llegar hacia nosotros.

—Que coincidencia — Dice Bianca sonriente. Román se para y le da la mano a David, ambos se presentan y decidimos compartir la mesa con ellos. —¿No molestamos?

—Para nada, solo hablábamos de tu sobrino — Nos sentamos y David habla.

—¿Sobrino?

—Pues aquí — Señalo mi vientre. —Ya sé que soy chica, pero sucedió — Tomo de mi jugo y él sonríe con esa sonrisa que, puedo asegurar, derrite a Bianca que está embobada a su lado. —Estábamos barajando nombres.

—¿Ya? — Se sorprende mi hermana.

—Pues aquí hay alguien apurado, con ganas de ponerle Mila Kunis — Lo señalo con un movimiento leve de cabeza y tanto Bianca como yo nos echamos a reir. David mira divertido y Román algo cabreado.

—Exagera esta chava — Se defiende. —Solo opté por Mila, pero a Kayra no le gusta. Ni mucho menos Inna.

—¡Que nombres raros! — Concuerdo con mi gemela. Son raros.

—Son rusos, no son tan raros allí — Explica Román.

—Te entiendo. Yo soy italiano, y el día de mañana a mis hijos me gustaría llamarlos con nombres italianos — Habla David. Me quedo con la boca abierta y señalo a Bianca que se siente en las nubes.

—Italianos ¿eh? ¿Francesca? ¿Gino? ¿Vito? ¿Emma? — Comienzo a señalar. —¿Por qué me salen nombres tan fáciles para sus hijos y para el mío no? — Veo a Bianca matarme con una mirada furiosa, yo solo me divierto y David la abraza. —Ya. ¿Van a pedir algo? Porque yo quiero seguir con mi almuerzo. Este niño me da mucha hambre — Ellos piden su almuerzo y pasamos un mediodía ameno, platicando y matándonos de risa. Me gusta esto, tendríamos que repetirlo.



~Anahí~

—Any no te noto bien — Christian abandona el lápiz y los bosquejos y me mira. Estoy en otro lado, mi mente no está prestando atención a nada. —Me preocupa que estés así, tan ida.

—Lo siento es que... permíteme — Tomo mi teléfono y le marco a Kayra. —Kay.

—Hola Ma — Su voz es tranquila y alegre, así que me quito un peso de encima. —¿Cómo estás?

—Trabajando mi amor. ¿Estás bien? ¿Te sientes mal o algo por el estilo? — Pregunto sin querer hablar de más y asustarla.

—Sí, estoy bien y me siento bien.

—¿Y tu hermana? ¿Dónde están ahora?

—Almorzando. Está conmigo ¿Sucede algo? ¿Sientes lo mismo que yo, por casualidad? — Me pregunta poniéndome en alerta.

—¿Sentir que cosa exactamente?

—Hoy te llamé porque tuve un presentimiento feo, pero tú estás bien, papá también. Bianca está conmigo, yo con Román... ¿Qué sucede? — Habla con desespero.

—Nada hija — La despreocupo. Lo que menos quiero es preocuparla, esto que siento no es nada seguro. Christian me mira preocupado a unos metros, con algo de confusión, Kayra se oye intranquila. —¿Tú estás bien en realidad?

—Sí ma, en un rato nos vamos para casa. Te vemos allí.

—Cuídense. Las amo.

—Nosotras a ti. Adiós — Me cuelga y miro mi teléfono antes de apretar la tecla roja. ¿Qué es exactamente esto que siento? ¿Por qué siento que mis hijas no están bien y tengo que asegurarme cada una hora que lo estén?

Una y otra vez ¿Donde esta el amor? | Anahi & Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora