17

159 13 5
                                    


~Bianca~

Kayra tenía razón, papá se había ido y sabíamos que no volvería a la casa. No llegó a la cena, mamá se disculpó con nuestra familia diciendo que Poncho tenía muchas cosas que arreglar por nuestro regreso y ellos lo creyeron sin problema.
Mi madre trató de estar bien durante la cena, puedo decir que olvidó el mal gusto causado por mi padre y que disfrutó nuestra bienvenida. Hablamos de miles de cosas; sobre nuestra vida en Argentina, sobre las de ellos aquí, sobre Ian que era el motivo de plática de la noche. Además logré convencer a Kayra de que no arruináramos la cena, entonces les platicó de Román y de nuestros amigos de allá.
Fue una cena agradable, y la ausencia de papá no se había notado.

Con el pasar de los días papá se había instalado en su nuevo departamento que quedaba a media hora en auto, había vuelto a ser el médico clínico de su antigua clínica y con mamá solo mantenían pláticas sobre nosotros. Kayra y yo ya comenzábamos a aceptar que esta vez sería definitiva la decisión, y que por más que nos habían prometido que seguirían juntos pero en casas separadas, sabíamos que no lo cumplirían.
En cuanto a mamá, ha comprado la empresa. No fue una larga lucha, el antiguo dueño se la ha vendido para sacársela de encima pero mi madre se había quedado con todas las deudas que traía la empresa con ella. Había pocos empleados a comparación de los que tenía cuando ella vendió, la mayoría se había ido porque al estar en la quiebra el sueldo ya no les era depositado con puntualidad. Mi madre ha comenzado a trabajar duro.
Kayra y yo nos anotamos en la antigua escuela de mi hermana gemela, al mismo curso. Sí, al mismo curso. Aunque Kayra se había negado estando en Argentina me sorprendió pidiendo que nos anotaran en el mismo curso. Nuestra relación mejoró, aunque como todas hermanas tenemos nuestros pleitos, pero dentro de todo Kayra me trata mejor. Bueno, en realidad ella ha cambiado mucho en apenas dos semanas. Sigue con su seriedad y disgusto por la ida de mi padre, pero tiene sus momentos dulces con nosotros. Es así como es ella, cambiante, y no es para sorprenderse.

—¡No me sale caray! — Masculla Kayra en voz baja tirando el lápiz. Se cruza de brazos y yo miro a la profesora que está concentrada corrigiendo algunos apuntes.

—¿Qué cosa Kay?

—Esto. Antes me salía, pero ahora no lo recuerdo. Es todo tan diferente allí en Argentina — Se queja.

—No es nada difícil, mira, tienes que despejar esta equis hacia aquí— Escribo su hoja — Y ahí sigues — Le entrego el lápiz y ella susurra un "gracias". —Estás muy desconcentrada ¿Te pasa algo?

—Me choca que las cosas no me salgan.

—Estamos acostumbrándonos hermana. Ten paciencia — La tranquilizo. El timbre suena y ella no ha terminado el ejercicio, así que se rinde. Tomo rápidamente su lápiz y miro hacia adelante, la profesora está tapada por todos nuestros compañeros que van entregándole sus ejercicios. Entonces rápidamente copio el mismo resultado que me ha dado en el último ejercicio. —Listo.

—Gracias Bian — Responde cansada.

—Para eso estoy ¿no? Cuentas siempre conmigo, en lo que sea — Nos levantamos y entregamos nuestras hojas, luego guardamos nuestras cosas en nuestros respectivos bolsos.

—¡Chicas! — Jennifer y Cindy, dos de nuestras compañeras, nos llaman cuando vamos por el pasillo de la escuela. —¿Se anotarán?

—¿A dónde? — Queremos saber.

—Al equipo de porristas — Responden con sonrisas amplias. Miro a Kayra y ésta se pone feliz.

—Yo si quiero — Expresa alegre —¿Dónde hay que anotarse?

—En la planilla que está pegada en la cartelera del gimnasio ¿Tú Bianca, te anotaras? — Pregunta Jen.

—No es lo mío, tengo pensado anotarme en teatro — Explico sorprendiéndolas. —¿Qué? Me gusta el teatro, que no lo sepan es otra cosa — Bromeo caminando con ellas. Kayra se separa de mí y va con las chicas a anotarse para porrista, mientras que yo me dirijo hacia la sala de actos.

Una y otra vez ¿Donde esta el amor? | Anahi & Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora