58

110 16 0
                                    

~Bianca~

Están todos en el living disfrutando de los últimos minutos del año, y cuando busco a Kayra no la encuentro. Román está platicando con David, así que me retiro y busco a mi hermana... y en realidad no tengo que buscarla porque apenas llego a la sala la encuentro allí, sentada en el sofá acariciando la cadenita que nos acaba de regalar nuestro padre.

—Kay — Me acerco y la encuentro llorando. —¿Ay que pasa?

—Nada — Niega y seca sus lágrimas. —Bueno sí, es que estoy sensible — Hace un puchero que me enternece y me acerco más a ella. Seco sus lágrimas y tomo una de sus manos para acariciarla.

—¿Pero estás así por algo en especial? ¿O solo es emoción? — Pregunto con media sonrisa. Ella sonríe fugaz y frunce el entrecejo.

—Emoción, mezclada con susceptibilidad. Este niño me trae así — Suspira. —Además lo que dijo papá, y eso de renovar los votos... es todo tan lindo — Solloza y yo rio en silencio.

—Si es todo muy lindo — Afirmo.

—Pero ya, es sensibilidad lo que tengo — Da bocanadas de aire, agita sus manos frente a sus ojos y larga el aire. —Ya. Muy chillona — Se seca los ojos tratando de no correrse el maquillaje y me mira. —¿Sabes? Le agradezco a Dios por ti.

—¿Por mí? — Pregunto emocionada.

—Sí, por ti. Por haberte regresado a nuestras vidas. Pero no todo es agradecerle a Dios y a la vida, ahorita me queda agradecerte a ti por tanto — Voy a hablar pero ella me frena —Sí, por todo lo que haces por mí, por aceptarme como soy a pesar de mis faltas y mis caprichos, porque posiblemente pensarás que no te queda otra, o pensarás a veces "Kayra tengo ganas de matarte" — Ambas reímos —Y no me lo niegues, porque sé que lo piensas a veces. Por eso te agradezco la paciencia que me tienes. Te deseé mucho tiempo, me pregunté mil veces por qué no sobreviviste al parto, y cuando llegaste... te amé inmediatamente, y te amo día a día por más que a veces te trato mal. Sabes que soy así, que tengo un carácter muy difícil, pero quiero que sepas que... — Toma mi mano y a estas alturas ya estoy chillando como ella —... pase lo que pase siempre estaré para ti, y sé que tú estarás para mí. Así peleemos, no estemos de acuerdo, nos celemos... pase lo que pase eres mi otra mitad, mi hermana, mi amiga, mi confidente y siempre, siempre Bianca, estaré contigo. Así, tomadas de la mano como estamos ahora, agarradas como éstas hadas que papá nos obsequió, porque el amor de hermana no tiene sustituto. Puede ser que como hermanas tengamos diferencias, pero como amiga eres lo mejor que me ha ocurrido en la vida — La abrazo y gimo de felicidad. Las palabras me llegaron a lo más profundo de mi corazón. Y él late fuertemente en este instante. —Vaya, puedo escuchar tu corazón — Bromea.

—¿Sabes que dice mi corazón?

—¿Qué dice? — Pregunta sonriendo ampliamente.

—Que se siente agradecido porque tú lo llenas de felicidad con tu presencia de hermana, que está feliz por ser tu otra partecita, y que te agradece por esas palabras tan hermosas — Ella ríe y juega con mi nariz. —Kay, eres mi cómplice, mi amiga, todo lo que más pude haber deseado.

—Y tú la mía. Te quiero muchísimo — Farfulla.

—Y yo te amo guapa — Ella ríe y me abraza. Siento mi corazón confortado, latiendo feliz, rebosando de amor y felicidad.

—Yo también, pero ya dije muchos te amos y se me van a gastar — Largo una carcajada y le doy un golpecito en el hombro.

—Tonta, no se gastan — Vuelvo a abrazarla y ella suspira.

—Es broma pues — Me da una mordida en el hombro y me quejo.

—¡Au! Era todo puro amor, ¿por qué haces esto? — Me quejo con media sonrisa.

—Es que tuve una puntada — Sacude la cabeza.

—¿Estás bien?

—Sí, no te preocupes — Afirma. —Oye ¿Qué tal tu novio eh? Es guapísimo, condenada.

—El tuyo también, no te hagas y no le eches el ojo al mío — Ella ríe y niega.

—Amo demasiado al mío, pero si tu novio se confunde pues no me quejo ¡eh! — Se levanta y no le doy demasiada importancia, la sigo riendo volviendo al living donde se encuentran todos.


~Anahí~

—Bueno ¡Atención! ¿Se acomodaron todos en sus lugares? — Todos afirman con un Siiii al unísono y juego con la cajita de CD que tengo en mis manos. —Esto se lo agradezco a Maite, que me hizo una recopilación de los mejores videos, y además los pasó de VHS a DVD — Miro a mi amiga y le guiño un ojo. —Gracias Mai — Ella hace un gesto de de nada y prosigo. —Y bueno, es una manera de recordar los buenos momentos — Suspiro y abro la bandeja del DVD para colocar el CD. Comienza a sonar una conocida música de fondo y aparecemos Alfonso y yo, de adolescentes, en la pantalla. Tomo asiento a su lado y miro junto a toda mi familia aquellos momentos.

—¡Mira que jovencitos eran! — Exclama mi madre. La miro con la boca abierta dramatizando demasiado y pareciéndome a mi hija.

—¿Éramos? ¿Qué, ya somos viejos? — Reclamo. Todos ríen.

—No hija, pero ahí tenían dieciséis años — Volvemos la vista al LED TV en la pared y siento los brazos de Alfonso a mi alrededor.

—¡Ay no! — Me incorporo y miro a Maite como si quisiera matarla. —¿Por qué ese video Mai?

—Los cachamos muy cachondos antes de la presentación de la banda, sepan — Comenta Maite haciendo reír a todos. Ay caray.
El video se reproduce, es increíble cómo han pasado tantas cosas. En ese tiempo a Maite le habían regalado una cámara filmadora y grababa todo lo que pasara a su alrededor, y siempre a su alrededor estábamos nosotros como cualquier pareja de novios enamorados. En las imágenes aparecíamos nosotros abrazados, platicando, riendo con los que conformaban la banda, en los ensayos, en las presentaciones que tuvimos en algunos bares y hasta en el mismo colegio, y Alfonso por más que no formaba parte de ella siempre acompañándome.
Una lágrima se me escapa cuando veo ese video escolar, donde a mí me tocó cantar una canción con uno de mis compañeros para un evento escolar, y que en vez de aparecer este chico cantando lo hizo Alfonso. Se esforzó muchísimo y salió más que perfecto, tanto que es mi favorito.

—Esa canción — Sollozo. Siento los labios de Alfonso en mi sien dejándome un beso tranquilizador. —Salió tan bonita.

—¡Vaya sorpresa se llevó Any! — Exclama Dulce. —Esa canción sí que era bonita, y estos tortolitos la mejoraron — Agrega abrazada a Ucker, que afirma junto a ella.

—Es una canción my hermosa — Dice Kayra. —Veré que hago y la grabaré en mi Mp3. Es demasiado perfecta — Una de las canciones más emotivas de mi vida porque la canté junto al amor de mi vida.

—Desde hace tanto tiempo guardo este sentimiento, me siento unida a ti, te veo y siento morir — Le canto a Poncho en voz baja. Él me sonríe y me besa en la boca. —Te amo, gracias por estos años.

—Gracias a ti por esta hermosa vida. Te amo — Lo abrazo y seguimos mirando aquel recopilado que se ha encargado de hacer Maite. Muy hermoso, un lindo recuerdo por cierto.


Cuando finaliza el video, Alfonso toma la palabra.

—Hemos pasado tantas cosas, y eso solo lo vivimos de adolescentes, pero de adultos pasamos muchas cosas más que pudimos afrontar. Y es por eso que estuve pensando lo de la renovación de votos y también, con Any, teníamos pensado hacer un viaje en familia. Entonces — Toma aire —Quisiera que la renovación de votos se hiciera en la playa, no sé, quizás Cancún o Acapulco, y que toda la familia lo presencie. Me parece un buen plan — Añade.

—¡Acapulco! — Gritan todos, y estoy de acuerdo con ellos.

—Acapulco, coincido — Sonrío y emocionada voy al encuentro con mi marido, abrazándolo. —Será perfecto — Una vez más siento sus labios en mi sien, una muestra de cariño habitual en él.
Queda organizar el viaje y nuestra segunda boda, o mejor dicho, nuestra renovación de votos y nuestra reafirmación del amor que nos tenemos.


~Bianca~

Y sin duda es un buen fin de año y un perfecto comienzo de año, recibiéndolo con mi familia y con mi novio. ¿Qué más puedo pedir? Nada más, porque todo está perfecto así como se dio.

—No te vayas, o llévame contigo — Me cuelgo del cuello de David con un brazo acercándome a su cuerpo. Le dejo un intenso beso que él profundiza metiendo su lengua y quitándome la lucidez.

—No lo digas dos veces Bianca, porque te llevo conmigo — Muerde mi labio y gimo. Estamos en el lobby, despidiéndolo, ya no queda nadie más que mis abuelos.

—Me encantaría irme contigo — Con mi mano sana acerco su cara más hacia la mía y sigo el beso, intenso, asombroso y enloquecedor.

—Pero lo mejor es que me vaya y tú te duermas nena — Pasa la punta de su nariz por mi mejilla y muerde mi mentón levemente. Eso me hace volver enredar mi brazo en su cuello y empezar otro beso. —Compórtate — Bromea dejando un último beso en mis labios. —Y descansa. Me gustó mucho pasar este día contigo, ha sido el mejor.

—Para mí también — Sonrío sintiéndome totalmente una lunática. —Ha sido también el mejor — Su dedo toca la pun.ta de mi nariz sin dejar de sonreír. —Me encanta esto que tenemos — Confieso.

—A mí me fascina esto que tenemos, me gusta, me encanta y demás — Sus manos me toman de la cintura y me acerca suavemente, teniendo en cuenta que aún llevo el yeso en mi brazo y una faja en mis costillas. —Me encantas tú, me encanta que seas mi novia, que seas mía — Me besa una vez más y siento que las piernas me flaquean. Siento que quiero más, que no me suelte ni me deje de hacer sentir lo que siento. Y gimo.

—Y tú mío. Mío, mío — Lo tomo del cuello de la camisa y lo atraigo para acercarlo contra mi cuerpo que acabo de apoyar contra la pared. Las manos que estaban en mi cintura bajan y me toman de la cadera haciendo que mi cuerpo se acople al suyo. —Mi amor... — Jadeo. Siento los labios hinchados por sus besos, un hormigueo desconocido entre mis piernas y muchas ganas de... de estar más cerca.

—Bianca — Se separa y niega. Trago grueso y me recompongo.

—Me traes loca — Confieso volviendo a tomar su rostro con mis manos. —Ya vete o me iré contigo sin importarme mis padres — Él ríe y me besa rápidamente.

—Descansa nena.

—¡Espera! — Lo freno. —¿Qué te dijo mi papá?

—Nada de que preocuparse, cariño — Besa mi frente. —Anda, ve a descansar pequeña.

—¿Cuándo nos vemos?

—¿No me voy y ya me quieres ver? — Me regala una sonrisita divertida y lo abrazo, escondiendo mi cara en su cuello.

—Es que te extraño — Susurro allí, escondida. Sus brazos me rodean suavemente, acariciándome la espalda. Elevo un poco mi rostro y rallo mis dientes en la piel de su cuello, lo miro y tiene sus ojos cerrados, entonces me animo a más. Paso la pun.ta de mi lengua, apenas un toque antes de succionar.

—Bianca... eso es todo — Musita apretando la mandíbula.

—Ya — Sonrío inocentemente. —Vete. Ten cuidado por favor, es muy tarde.

—Lo tendré — Se está por ir pero vuelvo a acercarme y tiro de su brazo.

—Ay no puedo. ¿No te puedes quedar conmigo? — Cuestiono pegándome como un ácaro.

—¿Y que tu papá te deje sin novio? No quiero arriesgarme. Entra — Señala mi puerta y asiento, una vez más. —Te llamo a la tarde.

—Bien.

~Kayra~

—Tú si te quedas ¿Verdad? — Creo que, por lo que tarda Bianca, no se puede despedir de David. O quien sabe cómo se esté despidiendo. Elevo mis cejas pensando y sacudo la cabeza cuando Román me dice que no. —¿Por qué? Quédate — Le hago un puchero.

—¿Tú crees que tu padre me dejará dormir contigo? — Pregunta incrédulo. No, creo que no.

—Pero será solo dormir, tiene que dejarnos. Lo voy a chantajear, tu espérame aquí — Le doy un intenso beso. —Te amo ¿Lo sabes? Ya vengo.

Busco a mi papá que está en la cocina preparándole un biberón a Ian, que seguramente se ha despertado.

—Papito lindo — Lo abrazo por la espalda y él se voltea.

—Princesa linda — Me responde cerrando la tapa del biberón y apoyándolo en la mesada.

—Quiero pedirte algo — Él arruga el ceño y espera. —¿Podrá quedarse a dormir Román? — Intenta hablar pero lo freno. —DOR-MIR — Enfatizo.

—Kayra...

—Es solo dormir, no haremos nada neta. Verás, tu nietito quiere dormir con papá — Señalo mi vientre con mis dos dedos índices y hago un puchero. Él entrecierra los ojos.

—¿Y tú como sabes?

—Porque me pone sensible. Anda — Pido. —Mamá está igual que yo de sensible, y estoy segura que tus brazos la consuelan ¿Quién me consolará a mí? ¿Mi hermana? No, tiene que ser el padre de mi hijo — Expreso. Él respira pesadamente, larga el aire abruptamente y sacude la cabeza negando. —Pa — Suplico.

—Solo dormir. No quiero que hagan nada aquí en casa. Ya hablamos de esto.

—Ya, y lo tengo más que claro. Solo dormir, además estoy muy cansada, este bebé me agota y eso que estoy en el primer trimestre, no me quiero imaginar los otros — Suspiro. —¿Entonces?

—Bien, que se quede.

—¡Gracias papito! — Lo abrazo. —Tú sabes que eres el amor de mi vida ¿Verdad?

—Chantaje se le llama a lo tuyo — Ríe en mi oído y me rodea con sus brazos. —Anda, ve a descansar. Dile que no hay problema, pero tengan respeto.

—Si papá — Me separo y voy hacia la puerta de la cocina, pero antes me volteo y le tiro un beso mariposa. —Te adoro.

—Y yo te amo, chantajista — Rio divertida y me voy hacia Román, que lo encuentro platicando con Bianca. —¡Yei! Te quedas — Román sonríe, Bianca mira confundida.

—¿Se queda?

—Así es — Tomo la mano de mi novio y tiro de él.

—Ah no ¿Por qué él se puede quedar?

—Porque sí Bian — Mi hermana hace un mohín de desagrado y yo elevo mis hombros. —Porque él es mi novio, padre de mi hijo y no haremos nada.

—David también es mi novio.

—Pero no hay tanta confianza — Señalo. —Si él se queda no creo que vayan a dormir como nosotros.

—Pues dudo que tú duermas, condenada. No te creo eso de que solo dormirán — Arruga el ceño y me acerco a ella.

—No me voy arriesgar a que papá se entere y no lo deje quedarse más, así que sí, dormiremos — Le guiño un ojo y ella se queda algo crispada. —Buenas noches, que duermas bien. Si necesitas dormir abrazada vente con nosotros — Bromeo. Ella abre la boca sorprendida y Román los ojos. —¿Qué? Hay lugar en mi cama si nos abrazamos — Miro a Román —Eso si, corres el riesgo de caerte — Finalizo y tiro de su mano llevándomelo a mi habitación.

Una y otra vez ¿Donde esta el amor? | Anahi & Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora