"La única forma de evitar la tentación es caer en ella." Oscar Wilde
Bienvenido a Bangover un espacio donde podrás encontrar historias desarrolladas dentro del universo de Harry Potter, podrás encontrar relatos dulces y tiernos como intensos y carga...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Advertencia: Smut.
— Como siempre perdiendo, Gryffindors.
— Cállate, Pucey, sin trampa no ganarían. — espeto molesta hacía el cazador de las serpientes.
— Ni aun que consigan un buen buscador podrán llagar a ganarnos.
— Le voy a partir la cara. — aprieto los dientes con fuerza, con todo el valor que me caracteriza camino hacia Pucey, pero unas manos me impiden seguir mi paso.
— Tranquila, leona, ignóralo — me habla Oliver — ganaremos el próximo partido. — le lanzo una mirada asesina a Pucey y regreso con el resto del equipo.
— Lo odio, es un cretino. — me dejo caer sobre la butaca rendida.
— ¿Que esperabas de una serpiente? — me pregunta con una ceja levantada Angelina.
— Nada la verdad, es un imbécil ¿que se podría esperar de él? — ruedo los ojos y comienzo a cambiarme — debemos encontrar a un buen buscador pronto, nos ganaron en un amistoso no quiero ver cómo nos ira en el primer partido.
— Mujer de poca fe, ya verás que encontraremos a alguien indicado para el puesto. — me anima Katie.
Salimos de los vestidores y vamos junto al resto del equipo hacía el castillo. Llegamos al gran comedor y nos sentamos en nuestra mesa.
— ¿Como les fue contra los Slytherin? — le pregunta el hermano menor de los Weasley a Fred, o George, no estoy segura.
— Perdimos. — le responde sin dar le importancia y comienza a comer.
El resto del día pasa normal, ignore los comentarios de Pucey en clase de pociones, sé que lo hace para fastidiarme y no dejare que Snape nos baje puntos. De regreso a mi sala común escucho unos ruidos raros venir de un pasillo.
¿Pero qué demonios está haciendo ese ruido?
Camino con cautela manteniendo mi varita firme en mi mano, el ruido proviene de un salón, está cerrado, pero no hay nada que un Alohomora no habrá, digo el hechizo y el cerrojo se habré, muevo un poco la puerta con tal de no hacer ruido.
— Baja la voz, te podrían escuchar. — oigo a alguien hablar en susurros.
— Lo... siento, pero es ahg... — eso fue un gemido femenino — es difícil cuando la tienes tan grande. — me quedo atónita, lo mejor sería irme, pero debo admitir que la curiosidad me mata.
Miro a través del espacio en la puerta y logro ver a una chica recostada contra un escritorio, trato de ver al chico, pero no logro ver bien quien es pues está haciendo algo sobre el pecho de la chica. Ella comienza a soltar gemidos y jadeos casi en susurros, es tonto que lo hagan así, podrían usar un Muffliato o un silenciador, en fin, seguro les gano lo calientes.
El chico levanta la cabeza de golpe y mierda es Pucey. Me quedo en shock, no trae su camisa puesta dejando a la vista su pecho y abdomen bien definidos, con una mano toma el hombro de la chica comenzando a embestirla con fuerza, ella pone una mano sobre su boca y trata de callar los ruidos que emite. Esto sí que no me lo esperaba, no sé a quién imaginaba ver, pero la última persona en la que habría pensado era Adrian.
