"La única forma de evitar la tentación es caer en ella." Oscar Wilde
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Parte cinco y ultima de Un espacio vacío
Advertencia: Smut.
Cuando la fiesta acabo regresamos a la mansión Black, no podíamos dormir, así que nos quedamos en uno de los balcones tomando un poco de Whiskey de fuego.
— Tus amigos son idiotas.
— ¿Por qué? — pregunta falsamente ofendido.
— Porque lo son, cuando te fuiste solo intentaron molestar.
— Y tú les cerraste la boca, no sabía que quisieras volverte Aurora.
— Es algo que no le había dicho a nadie y sí, me gustaría serlo.
— Es un trabajo demandante, ¿estás segura?
— No hablemos de eso ahora, estás ebrio, no es el mejor estado para hablar de esos temas.
— Está bien — se recuesta sobre la silla, pasa una mano sobre su rostro y me mira. — te ves tan hermosa así.
— ¿Así cómo?
— Así, con tu pijama de seda azul, el pelo ligeramente revuelto, tiritando por la brisa fría, te ves preciosa, me dan muchas ganas de hacerte mía.
Un temblor me recorre entera, lo deseo tanto como él, me muero por eso, a decir verdad.
— Ya la boda acabo, hagámoslo, Reg. — acaricio su mejilla, pero él lleva su mano sobre la mía para tratar de hacer que pare.
— No creo que sea buena idea, Cass.
— Me muero por ser tocada por ti — me acerco a su cuerpo y dejo mi rostro a centímetros del suyo.
— Cassie, sabes lo que dirán tus papás, no creo que sea buena idea.
— No me importa lo que digan mis padres, no pueden disolver mi matrimonio si no lo quiero, lucharé si es necesario, pero quiero que cumplamos con nuestros derechos maritales, me estoy muriendo porque me folles.
Eso basto para que el instinto sexual de Regulus saliera a la luz.
De forma brusca me toma de la cintura y une sus labios con los míos, entre tropezones caemos contra una de las tumbonas del balcón. Nuestros besos son desesperados, completamente necesitados, llenos de deseo y pasión, acaricio su pecho sobre la camisa, Reg lleva sus manos hasta el borde del pijama y prácticamente arranca mi ropa interior lanzándola al suelo.
De forma desesperada baja un poco su pantalón y libero su miembro, él acomoda la punta en mi centro y se deja caer, la sensación es gloriosa, ambos soltamos un jadeo de gratificación al estar completamente enfundado en mí.
Se queda en la misma posición por unos segundos disfrutando de la sensación, es como la gloria misma, lo extrañe como no tenía una idea.
Regulus comienza a mecer sus caderas mientras apoya sus manos a cada lado de mi cuerpo para sostener su peso, me enviste con fuerza, me aferro a su espalda baja y meto mi mano baja de su pijama, es demasiado sexy todo, me encanta.
