"La única forma de evitar la tentación es caer en ella." Oscar Wilde
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Tercera y última parte del capítulo Placentera Rivalidad.
Advertencia: Smut, BDSM
Quiero follarte
Me despierto con la respiración agitada, acabo de tener un sueño muy vivido con Adrian. Llevo semanas soñando con él, fantaseado dormida y despierta, y no lo puedo controlar, es como si se hubiera metido a mi cabeza, desde que hicimos ese trato las rondas de sexo incrementaron abismalmente, casi nos atrapan dos veces. Incluso creamos un encantamiento para poder comunicarnos, son burbujas de voz, comunican mensajes, pero nadie más que nosotros los pueden ver o escuchar. El tirón de oreja solo lo usamos si estamos en el mismo sitio.
— Bullitus loquere — conjuro el encantamiento y la burbuja azul eléctrico aparece frente a mí — Adrian, necesito verte, nos vemos en la sala de menesteres en diez minutos. — envío el mensaje.
Sé que es tarde, pero ese sueño me dejo mal. Al principio trataba de resolverlo sola, pero con el paso del tiempo mi cuerpo comenzó a exigirlo a él. Le conté y me dijo que sin importar que tan tarde fuera siempre lo llamara.
Salgo de mi sala común en completo silencio y voy hasta el séptimo piso. Paso tres veces frente a la pared y la sala de menesteres se abre frente a mí. El cuarto ahora es blanco, con una gran cama en el medio y sillones. La cama es dorada y tiene unas cadenas del mismo color unidas a cada pata de la cama junto a unas cortinas. En las paredes hay grilletes, cuerdas, látigos y objetos mágicos para someter, proporcionar placer y/o dolor. Me siento en un sillón hasta que siento las puertas abrirse de nuevo y entra Adrian por ellas.
— ¿Qué fue esta vez? — su voz es entre cansada y preocupada, seguro lo desperté.
— Yo... — agacho la mirada — soñé otra vez contigo — él está frente a mí, lleva sus manos a mis mejillas, hace que lo mire.
— ¿Y qué hice esta vez en él? — sus ojos me analizan, su mirada es suave y al mismo tiempo intensa.
— Tú me... — me relamo los labios de solo recordarlo — me sometías contra la cama y me castigabas por ir a Hogsmeade con Cedric. — él sonríe de lado.
— ¿No es la tercera vez que tienes ya ese sueño? — usa un tono burlón en su voz, es ridículo que ese sueño me siga afectado de esta forma, pero lo hace. — al final nunca fuiste con él, ¿no será que tu incontinencia quiere saber hasta dónde sería capaz de llegar? — trago con dificultad y él me sonríe ampliamente. — porque mira este lugar, parece una sala de tortura de clase alta — lo que dice es verdad, y yo fui quien necesitaba esto. Merlín, creo que estoy enferma. — esa ropa no creo que sea la más adecuada — con su varita transformación mi ropa en lencería negra, medias veladas con ligeros y un collarín en mi cuello. — eso está mucho mejor. — sonríe mientras se muerde el labio.
— Adrian, yo tengo que confesar algo — él arquea una ceja — yo... si fui a Hogsmeade con Cedric — él abre los ojos y noto la irá inyectándose en ellos. — fuimos como amigos, no quería ser grosera y dejarlo plantado, no hicimos nada, te lo juro. — le aseguro. Noto como se mantiene su molestia, pero a la vez la lujuria y lascivia se integran a él.
