7° Con otra

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Lianys

Cuatro semanas han pasado y no sé nada de Kaem. Me niego a pensar que hizo lo que hizo en mi cumpleaños solo para quitarme la virginidad, para que él fuera mi primer hombre, y aunque duela, cada día que pasa la idea se hace cada vez más visible ante mis ojos.

Quinta semana y ni un solo mensaje por lo menos diciendo que está bien. He comenzado a estudiar nuevamente derecho y me inscribí en un curso intensivo como chef profesional solo porque él considera que soy buena en la cocina.

Sexta semana, el desespero acabará conmigo. Actuar que estoy bien cuando no es así me hace sentir hipócrita conmigo misma, noches sin dormir y días que solo como por obligación y la insistencia de Jacinta.

Séptima semana. ¿Dónde estás Kaem? Esa pregunta me la hago cada vez que me despierto al decepcionarme de no verlo dormir a mi lado.

Se cumplen los dos meses, me doy por vencida. Creo que le he reventado el móvil de tantos mensajes y llamadas que hago cada una hora, estoy siendo intensa lo sé pero ¡Joder! Estoy que me jalo los pelos. Su madre ha dado la orden de búsqueda por todo el territorio europeo y no ha habido resultados, mi tío Akem cada vez que lo veo pasar por los pasillos de su mansión tiene la mirada ida en sus propios pensamientos, en ocasiones de acerca a mí con la intensión de decirme algo pero luego calla, me abraza y se retira dejándome más confundida de lo que estoy. Realmente yo lo quiero y esta separación de dos meses me ha dolido más que los cuatro años que estuvimos en diferentes países.

Ha dejado el cargo como Boss tirado haciendo que mi tío se tenga que hacer cargo de las exportaciones y de las reuniones que hay cada semana. Los socios de la organización han preguntado más de una vez por su líder a lo que mienten diciendo que Kaem está de viaje por asuntos de la Bratva. Si eso fuera verdad, aunque sea una llamada me hubiera respondido pero nada.

Las fechas más célebres de diciembre llegan y yo estoy pasando la magia de la navidad sola en una gigantesca mansión con puros empleados que se compadecen de mí por la presentación que les doy. Grandes ojeras, ojos tristes siempre cristalizados, he adelgazado más de la cuenta que me da hasta lástima verme en el espejo. No me reconozco.

Hoy será el certamen de belleza Miss Rusia, en el cual participa mi mejor amiga Saskia. Quisiera estar feliz por ella, saltar de alegría como ella lo hizo el día de mi cumpleaños cuando alardee de que su hermano y yo nos quisimos dar una oportunidad.

Soy un fiasco como amiga y como esposa.

Me dejo arreglar con tres mujeres en mi habitación. Una alisa mi cabello, otra me maquilla y la siguiente pinta mis uñas. Cuando terminan y me visualizo en el espejo sonrío por primera vez en meses, me gusta como me veo. Me ayudan a colocarme el vestido que Saskia eligió para mí, me pongo los tacones y ¡Vaya! Estas mujeres hicieron un milagro conmigo; sin embargo, tengo ese sinsabor en la boca al no estar con Kaem esta noche acompañando un evento tan importante para su melliza.

Cojo mi cartera de mano y bajo las escaleras con sumo cuidado de no tropezar. Mi papá me espera al pie del último escalón con una sonrisa de oreja a oreja.

— Estás hermosa, mi mariposita. — me elogia — Vámonos, sino llegaremos tarde.

Me sujeto del brazo de mi padre y antes de salir miro hacia el interior de la mansión con los sentimientos a flor de pie. En la puerta principal está Jacinta junto a su nieta Samantha, la cual sé que ha disfrutado estos meses al verme vuelta mierda.

Subimos a la limusina y salimos de la propiedad.

Boris me ofrece una copa de champán que me la bebo de un solo trago para así esfumar esos pensamientos que me pesan cada vez que pienso en él.

Kaem: Perversión En La BratvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora