36° Te siento aquí

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Lianys

Marsella, Francia.

— ¡Es que no puede ser más idiota! ¿Cuándo pasó todo esto? — grita histérica Arabella con su móvil — Pero, ¿Es verdad?

Se queda callada escuchando a aquella persona detrás de la línea. Continúa caminando de un lado a otro con una mano en la cintura y la otra pegada a la oreja contoneando sus anchas y escultural cadera, la brisa que entraba por la ventana sacudía su corto cabello rojo el cual el color representaba la furia.

— No te separes de él para nada y cualquier cosa me estás avisando, pronto volveré y hazle creer a esa cagna que tiene todas la de ganar. — se detiene en seco — Dile a Jacinta que en la comida le dé algo para que no trate de embarazarse, eso es lo que busca.

¿Jacinta?

¿Qué tiene que ver ella con todo esto?

Al colgar, la Reina lanza el Iphone al mueble y se gira sonriendo como si nada hubiera pasado.

— Mi niña querida, buenos días. ¿Cómo están mis lindos nietos?

— Pasó algo con Kaem ¿cierto? — no necesito hipocresías en estos momentos de mi vida, solo quiero sinceridad ante todas las cosas — ¿Quién quiere embarazarse? ¿Por qué....?

— Helen se casó con Kaem sin su consentimiento hace tres días atrás.

Ella siguió hablando explicando los hechos pero ya no podía captar más información. No tenía ganas de llorar y mucho menos quería salir gritando hecha una Magdalena, pero si quería tenerlo enfrente de mí para cachetearlo por imbécil. ¿Cómo se pudo casar con esa golfa? ¡Se supone que fallecí hace poco tiempo!

Es un imbécil pero de los grandes.

No puedo permitir que esa mujerzuela me quiera quitar lo que por derecho me sigue perteneciendo y eso incluye hasta al Boss.

¿No lo ibas a dejar en el olvido?

Me reprocha mi jodida voz del subconsciente.

— Yo sigo siendo su esposa. — pienso en voz alta.

— Legalmente, sí pero estás muerta ¿Lo olvidas?

— Yo soy la sra Ivanova, Koroleva de la mafia rusa y esa golfa no me va a quitar lo...

— No dejes que los celos y la ira manejen por ti, ahorita no estás capacitada para nada. Que ahora puedas caminar con bastón gracias a la terapia de tu tío Franco, no significa que tengas las fuerzas necesarias para ser dueña y señora del Boss. — me reprende.

— Pero...

— Pero nada niña, yo asesiné por arranques de celos. ¿Me arrepiento? No, pero mis acciones hicieron que mi vida fuese más complicada así que haz caso y piensa en tus hijos ¿Entendido señorita?

— Sí.

Me senté de golpe en el mueble individual acariciando mi enorme panza pensando y analizando la situación.

Saskia entra en la sala de estar de la mano de su marido con una enorme sonrisa del rostro y apuesto lo que sea que acaban de follar porque la mirada resplandeciente de mi amiga es única.

¡Que puta envidia!

— ¡Muy buenos días familia!

— Cómo si fueran buenos. — refunfuño girando los ojos.

— Pero que genio. — Saskia se sienta a mi lado — ¿Ahora qué pasó?

— Tienes una nueva cuñada, felicidades.

Kaem: Perversión En La BratvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora