29° Gran noticia

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Lianys

— ¿Gemelar? — pregunta el Boss absorto en sus pensamientos.

— Exactamente.

— ¿Dos? — frunce el ceño.

Ruedo los ojos.

— Sí, Kaem. Son gemelos, que equivale a dos. ¡Me hiciste dos muchachos! — comienzo a llorar como Magdalena.

La doctora inmediatamente me regala un pañuelo y se retira dejándonos solos. Kaem aún no procesa para nada la información, creo que en cualquier momento se va a desmayar. Aprieto su mano con la esperanza de que me mire pero esta ido en sus pensamientos viendo un punto fijo, lo llamo por su nombre una y otra vez pero no presta atención. Comprendo su temor pero la embarazada soy yo y estoy tratando de tener calma.

— ¡Kaem reacciona carajo!

Él me observa con los ojos grandes y hermosos resaltando sus ojos azules, sale de su ensoñación y me abraza cuan niño pequeño necesita protección. Corresspondo al abrazo con la mis efusividad apreciando unas gotas de lágrimas caer en mi hombro, su cuerpo tiembla de repente haciendo que me siente en la camilla para estabilizarlo, me separo unos centímetros de él y ubico mis manos en su rostro.

— ¡Hey! Estoy aquí, amor. — le sonrío — Tranquilo, estoy aquí.

Se aferra a mi nuca viéndome fijamente a los ojos. — Si tener a mis hijos te pone en peligro a ti, entonces no quiero nada, solo te quiero conmigo.

— ¿Qué estás tratando de decir Kaem?

— Aborta...

Al escuchar esa sola palabra lo empujo para que se separe de mí, siento como mi corazón deja de latir y mis ojos se humedecen. Las manos comienzan a temblar de impotencia, estoy herida de que mi esposo, mi compañero de vida me pida tal cosa sabiendo que esta noticia me tiene muy feliz de que dentro de mis entrañas crecen mis bebés, mis hijos. Nuestros hijos. El Boss intenta acercarse al notar mi reacción pero no le permito ni un solo paso hacia mi persona; sin embargo, tomo fuerzas de no sé donde y me pongo de pie, alzo el mentón y pongo mi mano en el vientre.

Kaem me observa expectante de cualquier cosa y a pesar de que me duele verlo llorar, no voy a aceptar que mande sobre mi cuerpo.

— Te amo, Kaem, con todo mi ser pero también amo a estas criaturas que crecen en mí. Son mis hijos y estoy consciente que esta diferencia de semanas complica el embarazo pero correré el riesgo, es mi cuerpo. — alego con firmeza.

— ¡¿Es que acaso no entiendes?! De solo pensar que te puedo perder en la hora del parto solo por ellos, voy a estar desecho. No me importa si no tenemos hijos, no me importa si tengo que consentir solo a mis futuros sobrinos pero ¿Sabes que verdaderamente me importa?

Niego.

— Tú, solo me importas tú, Lianys ¡Joder!

Se gira indignado y golpea con fuerza la pared haciendo que la venda que tapa sus nudillos se vuelva a cubrir de sangre. Esta vez no hago nada para detenerlo, solo dejo que bote su frustración ahí si es necesario, claro que lo entiendo pero este amor de madre que ha crecido en mí no me deja pensar como él, ya no puedo así el mundo esté en contra.

Limpio con brusquedad las lágrimas que cayeron en mi mejilla y respiro hondo. Cuento hasta veinte buscando la forma de calmarme pero no hay absolutamente nada de tranquilidad en este ambiente. Cojo mi bolsa y salgo hacia la pequeña oficina de la doctora, ella me sonríe tratando de apaciguar todos mis pensamientos pero no logro corresponderle, me entrega los medicamentos que ahora tengo que empezar a beber, me da la ecografía y antes de irme dice:

Kaem: Perversión En La BratvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora