39° Se ha desmoronado

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Kaem

— ¿Cómo carajo se les ocurre dejarla ir a hacer esa ridiculez? — vocifero — ¡Son unos inertes!

Me abro paso entre los voyeviki entrando a la propiedad de mis padres en Moscú. Al ingresar a la sala de estar, escucho los gritos a diestras y siniestras de Akem hacia sus soldados, Raúl y su hijo Lukas están absortos en sus laptop indagando sobre la última ubicación de la Reina, mi padre al verme se encamina hacia mi dirección lleno de angustia y desesperación abrazándome con los ojos cristalizados, al verlo así comienzo a imaginarme lo peor sintiendo de que no me han contado todo.

— Papá, ¿Qué pasó? — me aferro a su nuca cuando siento su cuerpo temblar por la preocupación.

— Sabes a la perfección que tu madre es la mujer más impulsiva que puede haber en esta tierra, cuando se enteró que George Brown aún estaba en Rusia pero en Kazán, nos dijo que iba a quedarse en el hospital con Mikhaila y nunca llegó allá. — se separa de mí secando las lágrimas con brusquedad colocándose erguido mostrando que nada lo debilita delante de los voyeviki, pero aquí todos sabemos que la debilidad más grande de Akem Ivanov tiene nombre y apellido, Arabella Duarte — Pudimos rastrear la camioneta de tu madre hasta las afueras de la ciudad, después de ahí, no hay nada más.

No digo nada y salgo de la mansión hecho una furia. La sangre hierve entre mis venas provocando que perciba mi nivel corporal a una temperatura muy elevada, veo todo rojo como la sangre que deseo tener en mis manos ahora mismo de ese imbécil.

Podré estar muy enojado con Arabella por ocultarme la vitalidad de mi familia; sin embargo, no voy a permitir que le hagan daño y menos cuando el causante soy yo.

Pido una de las motocicletas que guardan en el inmenso estacionamiento y en menos de cinco minutos ya me estoy subiendo a ella.

Salgo de ahí a máxima velocidad conduciendo por las calles menos concurridas de Moscú señaladas como zona roja por lo peligrosas que pueden llegar a ser. Cabe destacar, que me he criado con estas bandas que para muchos es de mala muerte pero son quienes me dieron apoyo cuando al principio no sabía cuando era yo o estaba Damon, por ende, todos por aquí me conocen. Y en su defecto, lo confirmo al llegar a la famosa "Castañera" donde son puros jóvenes huérfanos que por dinero son capaces de todo o a eso se dedicaban antes hasta que fui agradecido con ellos y se están entrenando para ser un soldado más del Boss.

Me quito el casco y lo dejo sobre el asiento de la moto.

Yahira corre hacia mí con los brazos abiertos con una esplendorosa sonrisa. Todos aquí le dicen la patrona por ser una señora de sus casi sesenta años que les brinda comida, vivienda y protección a cada que lo necesite

La cual también me brindó su techo cuando cumplí los dieciséis años y escapé de mis padres por varios meses.

— Pero que alegría tenerte aquí, mi bonito. Me hubieras avisado de que vendrías y preparar una rica comida como tanto te gusta. — bajo mi cabeza para que pueda besar mi frente ya que es una mujer muy baja de estatura — Aunque te noto preocupado, por favor pasa.

Aprieto su hombro suavemente como señal de agradecimiento. Ingreso a su acogedora morada pero a la cual nunca le ha faltado nada, en la sala están ubicados varios de la banda quienes me saludan con respeto desde que sirven para mí.

Me siento en la silla del comedor enfrente de Yahira quien está muy angustiada por la preocupación de mi rostro, agarra mis manos sobre la mesa transmitiendo paz la que no puedo encontrar ahora sabiendo que mi madre está en manos de Brown junto a mi hermana y de paso dejé sola a mi mujer con mis hijas.

— Mi madre ha desaparecido y necesito que me ayuden. — suelto todo sin una pizca de contemplación sabiendo que ella es muy encariñada con Arabella.

Kaem: Perversión En La BratvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora