Kaem: Perversión En La Bratva

34° Delante de mí, nadie

Lianys

Karamürsel, Turquía.

Saber que dejé una vida atrás donde lastimo a las personas que amo hace que mi corazón se ponga más pequeño a medida que pasan los días. No puedo negar que estos tres meses alejada de esa toxicidad me ha hecho muy bien, me he recuperado de todo el daño que me hizo Damon y las marcas en mi piel me recuerdan el dolor que sentí aquellos días pero es hora de sanar por el bien de mis bebés, quiero ser feliz y tal vez no fue el mejor método de desaparecer pero siendo la esposa del Boss me encadena estar con él hasta la muerte, y una supuesta muerte nos separó.

Despliego el control de la silla de ruedas para irse desplazando por toda la acogedora casa hasta llegar al jardín, el único lugar en el que puedo respirar aire fresco y encontrarme con mis sentimientos y pensamientos.

Hace una hora aproximadamente, Edelian entró al despacho para seguir con sus trabajos laborales. Agradezco mucho su ayuda, pero esta carga no debe de tenerla él ni mucho menos retrasar sus metas por mis hijos y por mí, por los tres. Me ha demostrado lo mucho que me quiere y su ayuda ha sido maravillosa, tanto así, que me siento muy segura estando a su lado; sin embargo, esto debe parar y no sé cómo hacerlo.

— Señora Lianys, ¿Está preparada para la terapia de hoy? — se acerca la castaña con una sonrisa.

— Sí, te estaba esperando.

Ella me ayuda con la silla de ruedas e ingresamos en la habitación en la cual me estoy hospedando. No dejo que ella me ponga en la cama y cojo fuerzas pasándome rápidamente sintiendo como mi ritmo cardíaco se acelera pero estoy cansada de que tenga que depender de otras personas para movilizarme por toda la casa. Me acuesto en la cama y empezamos con la rutina diaria levantando mis piernas con cuidado una y otra vez, se flexionan y vuelven a estirarse. Usa el método de las puyas y con el vapor de las piedras, si siento todo lo que me hacen porque puedo dar pequeños pasos pero no tengo la fuerza como antes y menos ahora con dos bebés dentro de mí pero trato de dar lo mejor de mí para disfrutar los meses que quedan del embarazo.

Una hora después toca en la piscina, ella se sale de la recámara para poder cambiarme y cuando ya estoy lista cojo una cinta métrica para medir la longitud de esta enorme panza que tengo. La anoto en un pequeño cuaderno de notas que me regaló Edelian y veo la imagen de la última ecografía que me hice hace unas dos semanas atrás provocando que una involuntaria sonrisa se ensancha de oreja a oreja.

Mis pequeños guerreros.

En el momento en el que iba a salir, entra el Sottocapo con una sonrisa y poniéndose sonrojado y nervioso al verme en bikini porque eso fue lo que me consiguió casualmente la terapeuta. De todo el tiempo en que vivimos juntos, él no está cerca cuando hago terapias acuáticas y estoy consciente que me vió desnuda en su penthouse pero las causas fueron otras. Él desvía las mirada hacia otro lado respetando que está presente a partes más reveladoras de mi cuerpo, mis senos están más grandes debido a mis hijos, las caderas un poco más abiertas, una gran panza que se le ilumina los ojos cada vez que siente que se mueven.

— Solo... quería saber si querías que te ayudara con la terapia de hoy, si te sientes cómoda conmigo claro está. — se rasca la nuca con pena.

Me rio ante su rostro lleno de vergüenza.

— Pensé que nunca me lo preguntarías. — me carcajeo — Cambiate, te espero en la alberca.

Él enseguida se dirige hacia su alcoba para colocarse la vestimenta adecuada mientras que yo me encamino hacia la pequeña alberca techada y temporalizada que nos regala esta hermosa propiedad. Al llegar le indico a la terapeuta que Edelian es quién me ayudará en la sesión de hoy y que puede ir al comedor para almorzar sin ninguna preocupación. Ella insiste en quedarse pero prefiero que vaya a comer ya que su tipo de vida es muy agitada y más ahora que su vida tiene que ser más reservada porque trabaja para los cuidados de alguien muy importante para el mundo criminal. La castaña asiente y se retira dejándome sola, el móvil desechable que me dió el alemán vibra sobre mis piernas y es un tierno mensaje de Dani.