12° Tú me contienes

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Lianys

Desde lo ocurrido esta mañana, el Boss no ha salido del despacho, la única que sale y entra de ahí es solo Jacinta cuando le lleva la comida.

En este preciso momento me encuentro sentada cenando en el jardín a la luz de la luna, hace poco terminé de hablar con Saskia que se tuvo que ir esta mañana a la ciudad de Ufá por una conferencia de una fundación para el apoyo de chicos y chicas con bajos recursos. Ella podrá ser una egocéntrica de mierda, pero sacó la misma bondad de su madre a la hora de ayudar a quien verdaderamente lo necesite.

La discusión de esta mañana sigue apareciendo en mi mente.

El que Sasha quiera apoyar a su hermano favorito, no quita que sea peligroso. Hay una corazonada en mi pecho que no me ha dejado estar tranquila durante el día, espero que solo sea mi paranoia y no porque sea un mal presentimiento.

Una cobija cubre mis hombros haciendo que jadee por el dolor de mi hombro derecho. Kaem me la quita inmediatamente y comenzó a inspeccionar mi piel.

Veo de reojo mi lateral y noto el enojo del Boss.

— Lo siento, te traté muy brusco. No se volverá a repetir. — no me mira a los ojos, solo se enfoca en la herida — Buscaré una pomada.

Le cojo la mano reteniéndolo.

— No tienes porqué disculparte, lo disfruté. — le sonrío para calmarlo.

— No medí bien mi comportamiento, pude haberte dejado peor...

Frunce el ceño.

— Para verte el cuello.

Aparta mi cabello e inicia a respirar con dificultad, como si estuviera molesto consigo mismo de ver lo que un momento lleno de pasión ocasionó. Se para recto absortos en sus propios pensamientos, me levanto y sitúo mis manos en cada lateral de su cara para que baje la vista hacia mí.

Sus ojos están mitad azul y la otra parte negra, aunque me asusta un poco, no lo demuestro, no quiero reaccionar como cuando le ví la sangre en la mirada y salió huyendo, quiero que comprenda que pase lo que pase, me tiene a mí.

El Boss cierra los ojos, inhala y exhala una y otra vez.

Comienza a tranquilizarse mientras él me abraza como si su mundo dependiera de ello, acaricio su espalda con movimientos circulares en tanto le susurro que no se preocupe, que yo estoy aquí.

— ¿Mejor?

Asiente sin soltarme.

Inhala el olor que mi piel esparce, hunde su cara en mi cuello como niño chiquito. Le acaricio la espalda y los brazos, mi ceño se frunce cuando toco cierta irregularidades de su piel. Lo aparto y le subo la manga de la camisa, la tinta negra de los tatuajes adorna su tez blanca pero hay ciertos puntos que están enrojecidos, poso la yema de los dedos en ellas viéndolo a los ojos. Aún continúa con los ojos como un camaleón pero siento nostalgia en la mirada y enojo en sus expresiones faciales.

En uno de los tantos tatuajes que tiene en el brazo, que es un dragón de dos cabezas, uno tiene la lengua hacia afuera como si fuese una serpiente y el otro expulsa fuego de la boca; sin embargo, da el simbolismo de dos personalidades en un mismo ser, cosa que lo identifica mucho.

En esa zona tiene tres pequeñas marcas como si hubiera sido de una fusta o algún tipo de látigo diminuto.

— ¿Qué es esto?

— Nada. — se suelta de mi agarre.

— No me vengas con que nada, Kaem, no solo es esa, sino varias por todo el brazo que se camufla con los tatuajes. ¿Por eso te hiciste los nuevos en la espalda?

Kaem: Perversión En La BratvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora