Lianys
El sonido de una aspiradora me da jaqueca que martillea mi cabeza. Los párpados me pesan al intentar abrirlos por los intensos rayos del sol, mi paladar se encuentra seco y la nariz me arde. Me apoyo de los codos para medio levantarme de la cama y ubicarme donde estoy, con los ojos entreabiertos visualizo mi contorno y me doy cuenta que no es mi habitación.
Abro los ojos enseguida hallándome con un Edelian adormilado en el sofá.
Hago las sábanas a un lado, pongo los pies sobre el reluciente piso y camino hacia él con absoluto cuidado. Tiene la cara hundida en su antebrazo tapándose los ojos, algunos botones de su camisa están sueltos haciendo que pueda apreciar sus definidos pectorales. Su cabello está totalmente desordenado dándole un aire de naturalidad, el pecho le sube y le baja pausadamente.
¿Y si me voy?
Tengo mucha vergüenza darle la cara después de que ayer fuera mi pañuelo de lágrimas. Así que encuentro mi pantalón en el suelo, lo cojo y me lo pongo sin hacer ruido, consigo la goma en la cama, la agarro para recogerme mi rebelde cabello. Busco mi cartera pero en la habitación no está igual que mis zapatos.
— ¿Piensas irte sin despedirte?
La ronca voz del Sottocapo me sobresalta provocando que coloque mi mano en el pecho.
— ¡Joder! Casi me da un infarto.
Él se ríe sentándose en el sofá, mira el reloj de su muñeca y se levanta de un brinco.
— ¡Carajo! — Entra en su closet buscando la ropa que se pondrá el día de hoy — La Reina me matará.
— ¿Arabella? — asiente — ¿Tenías reunión con ella?
— Ayer en la noche y nunca le notifiqué que no iría. Ella debe de estar hecha una furia, a la Reina nunca se le debe dejar plantada y menos cuando es ella que pide tu presencia.
— ¿Por qué coño no fuiste? Si es por mí, no lo hubieras hecho. Ahora tendrás problemas por mi culpa. — le recrimino — Es que definitivamente yo no puedo hacer las cosas bien.
Detiene lo que estaba haciendo.
— Tú no tienes la culpa de nada, fui yo el que no quiso ir y si tengo que cargar con un castigo no tengo problema alguno en enfrentarlo...
— No estoy de acuerdo — interrumpo —, que ella siempre me trate bien no significa que no sepa cómo es su trato hacia los socios de la Pirámide y que tengas una cara bonita no ayudará con la represalia.
Mientras yo estoy intentando que Edelian Meyer entre en razón por dejar a mi tía plantada sin avisar, él tiene una sonrisa ladeada de esas que le moja las bragas a cualquiera haciendo que me sienta un poco incómoda.
— ¿Tengo un circo en la cara o qué? — me cruzo de brazos.
— Consideras que soy atractivo. — masculla inflando el ego.
— Yo no dije eso.
— ¿Ah no? — da dos pasos hacia mí — Dijiste que tengo una cara bonita, es decir, que ante tus ojos no soy indiferente.
— Edelian... — advierto dando un paso atrás —. Hasta un ciego puede darse cuenta que tienes buen físico y que no eres ignorado delante de los ojos femeninos pero eso es todo.
Sonríe. — ¿Segura?
Doy otro paso hacia atrás sintiendo como mi espalda choca con la fría pared de la habitación. Mis ojos se quieren salir al notar la cercanía de él hacia mí, mi corazón se desboca de una manera que no logro explicar y de la nada empiezo a sudar.
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Kaem: Perversión En La Bratva
General FictionEn la oscura y peligrosa atmósfera de la mafia rusa, Kaem Ivanov se encuentra ante el desafío de asumir el liderazgo como nuevo Boss de la Bratva. Sin embargo, su lucha interna se intensifica al enfrentarse a un trastorno de identidad disociativo qu...