14° A nombre de mi esposa

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Lianys

Mientras camino con mi cartera apoyada en mi antebrazo, portando un vestido color mostaza que es tallado a mis curvas y escote en mi busto. Este color resalta mi piel morena haciendo que no pase desapercibida ante los individuos que visitan el centro comercial. Además, estoy con un hombre que mide dos metros, corpulento y buen parecido, eso también hace que llame la atención; sin embargo, no le presto atención a las miradas curiosas y Dani, mi voyeviki, mucho menos. Subimos a las escaleras eléctricas esperando a que llegáramos al segundo piso que es donde se halla la feria de comida. Mis ojos se posan en la mujer escultural que está sentada en unas de las mesas más alejadas con un sombrero que le tapa ciertas partes de su cara y lentes negros. Aunque para lo demás solo sea una mujer cualquiera que bebe una malteada de fresa ignorando al mundo por estar distraída con su Iphone, reconozco que es Saskia Ivanova.

A cuatro mesas de donde ella se encuentra hay un grupo de chicos embelesados por sus largas y descubiertas piernas. Sonrío y me acerco a ella carraspeando para llamar su atención. La princesa de la mafia sube la cabeza con fastidio pensando que es otra persona pero cuando nota que soy yo se abalanza a mis brazos chillando como una loca en mi oído.

La recibo con la misma o mayor efusividad, y le beso las mejillas. Saskia coge mi mano y me hace dar una vuelta, gesto que llama la atención de los chicos mencionados antes.

— ¡Dios mío, no sabes cuanto te extrañé! — se aparta unos centímetros — Pero que preciosa estás, definitivamente, este es tu color. Resalta tanto tu mirada que hasta me haces dudar de mi sexualidad.

Ambas reímos y nos sentamos juntas.

— ¿Y el sombrero por...?

— ¡Ay nena para no llamar la atención! — dice soltando un suspiro de cansancio — Siempre he sido una mujer que ha llamado la atención al ojo público pero desde que gané el Miss Rusia, no puedo salir tranquila. Me gusta tomarme fotos con la gente y dar autógrafo pero hay momentos donde mi paciencia se agota, estallo y Lukas me relaja...

Se calla en seco cuando se da cuenta de lo último que ha dicho involuntariamente.

— ¡Amiga, pero que perra! — me carcajeo.

Llamo a la chica que está limpiando las mesas, saca su libreta y anota mi pedido y el de Saskia.

— Te juro que traté de que no pasara a mayores mi enamoramiento hacia el hijo del Vor, pero comparto con él día y noche. Las veces que estoy frustrada es él quien me abraza y me consuela, y a pesar de que su objetivo sea protegerme, Lukas ya lo hace por gusto propio. — se echa para atrás y se quita los lentes dejando a relucir sus ojos grises como la tormenta — Me gusta y me duele que él me vaya a ver casar con otro.

— Ya no eres una zorra, Padme. — digo después de su explicación tan detallada — ¿Has hablado de esto con Jerome?

Niega con la cabeza.

— Últimamente ha estado más alejado de lo normal, él siempre me ha dado mi espacio y es algo que he agradecido muchísimo, pero ya no me llama todos los días como antes, se la pasa más en Francia que aquí...

— Es entendible, su imperio lo tiene allá, no aquí en Rusia. — alego.

— Eso lo sé, mi caramelo de chocolate. Pero ahora huye a su país natal como si quisiera estar alejado de alguien, y si es de mí lamento informarle que me verá todos los días, porque seré su mujer. — se encoge de hombros.

— ¿Ya tienen fecha para la boda?

Nos callamos cuando llegan nuestros pedidos. La chica reconoce a Saskia y le pide una fotografía. Saskia acepta pero noto en su mirada el cansancio de todo esto.

Kaem: Perversión En La BratvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora