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Amaneció y todo parecía estar normal excepto Doris, ella estaba más rara e inquieta que nunca, nunca la había visto así.

Yo estaba en la sala sentada en el sillón, tomaba un poco de café y comía algunos panecillos, me di cuenta que caminaba de afuera hacia dentro, estaba segura de que quería decirme algo.

- Doris, ¿Que te pasa? Te noto muy extraña.

Se acercó rápido hacia mi, me rodé un poco haciendo espacio para que se sentará a mi lado.

- Tengo que decirte algo..

- Está bien, dime. - Deje el café en la mesita.

- Bueno, está mañana temprano mi abuelo me llamo, me dijo que mi abue está muy enferma y que necesita verme, tengo que irme un tiempo.

- Oh dios, lo siento mucho. Espero que se mejore pronto, ¿Que día te vas? - la verdad me causaba tristeza que se fuera pero sería mejor, aparte de que sería bueno que estuviera junto a su abuela mientras se curaba, sería bueno que estuviese allá para estar lejos de esos malditos chicos, al menos no los podría ver por un tiempo.

- Gracias. Te voy a extrañar, aún no se cuándo me voy, lo estoy decidiendo.

- Y yo a ti, ¿Pero más o menos no tienes planeado cuanto tiempo estarás lejos?

- Serán 2 meses, aún no lo sé. Depende de como este ella te aviso cuando vuelvo, espero que sea lo más pronto posible.

- Bueno. Entiendo, no te preocupes.

Me abrazo fuertemente, le devolví el abrazo con gusto y acaricie su cabello, me abrazaba como si no la fuera a ver nunca más, esperaba que volviera pronto.

[....]

Pasaron 5 días, Doris ya se había ido y yo estaba sola, intentaba contactarla pero no lograba comunicarme con ella, estaba empezando a preocuparme. había conseguido trabajo en una tienda de ropa, últimamente me había sentido vigilada, sentía que alguien me observaba todo el tiempo, me sentía realmente incomoda.

Caminaba por las oscuras calles, volvía a casa de trabajar y llevaba un poco de dinero, en el trabajo me pagaban diariamente y eso me gustaba, iba reuniendo poco a poco mi dinero.

Cuando iba a cruzar sentí como alguien me tomaba de el brazo, me dió un jalón fuerte y me recostó contra la pared, era un hombre un poco adulto y olía mal, lamentablemente tenía mucho más fuerza que yo.

- Hola nenita, ¿porque tan solita?

- A usted que le importa, viejo sarnoso - gruñi - déjeme en paz, no sea falta de respeto..yo no le di permiso para tocarme.

- No lo necesito, serás mía de igual forma.

Apretó mis muñecas contra la pared, besaba mi cuello y pasaba su asquerosa lengua sobre este, intentaba soltarme de el agarre que me tenía pero se me hacía difícil, no me quedo otra que ponerme a gritar como loca.

- No grites, no te servirá de nada.

Empezó a desabrochar mi camisa y quedó mi sostén, lamía mis senos llenandome de su asquerosa saliva, el asco que sentía era superior, pensé que estaba perdida.

Una voz conocida se unió a la discusión que teníamos, el hombre se giró y yo también, mi respiración estaba agitada y estaba muy asustada, no se podía ver quién era exactamente quien era el que estaba allí porque traía una capucha.

- Maldito hijo de puta, suéltala.

El hombre bajo su capucha dejando ver qué era Tom, mis nervios estaban aún más de punta y mi corazón no podía más, levantó una pistola hacia el hombre y jalo el gatillo dejando salir una bala, está abrió un agujero entre ceja y ceja de el hombre haciéndolo caer rápidamente al suelo.

No dije nada, solo salí corriendo desesperada del lugar, el maldito psicópata Tom kaulitz, mi jefe y el hombre que le tengo tanto odio me acababa de salvar de ser violada, corrí desesperada hasta ver una pequeña tienda, rápido entre a ella y le pedí ayuda a la gerente, la cuál se acerco a mi y me ayudo.

Después de que le conté lo que me pasó me ayudó a calmarme, pidió un taxi para que viniera por mi, mientras esperaba le conté todo menos de que Tom le había disparado al hombre, preferí guardarme eso solo para mí. Tenía muchas dudas y no podía decirle eso a cualquiera.

Aún estaba en shock, recordaba como el hombre pasaba su maldita y asquerosa lengua por mis senos, aunque odiaba a Tom estaba agradecida por qué apareciera justo en ese momento, fue lo único que me salvó.

Llegué a casa y me duche, no pude evitar llorar mientras me bañaba, recordar todo me daba escalofríos.

Me coloque pijama y me recosté, estaba todo normal hasta que recibí una llamada de Doris, rápido me levanté y conteste.

- Hola Doris ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu abu?

- Hola bri-britney, estoy donde mis padres - escuchar eso hizo que me quedara congelada, su voz se oía débil y lo peor de todo es que sus padres estaban muertos, no entendía lo que me quería decir.

- ¿Que dices? ¿Estás bien? - pregunte preocupada.

- No, no lo estoy. Hace días que se me pasó eso.

- Oh dios, no te entiendo...¿Estás intentando decirme algo?

- Si, bebí algo.

- Maldita sea Doris, ¿Estás en problemas? ¿Que está pasando?

- Estoy con mis padres en Berlín, ellos dicen que me quieren pero creo que no es así, de igual forma no te preocupes, me siento asustada pero no pasa nada, estoy en la parte que tú ya conoces, odiabas visitar esa casa. Bueno, no puedo hablar más, nos veremos pronto.

- ¿Odiaba ir? ¿De que hablas? - segui hablando pero fue inútil, ya llevaba segundos hablando sola.

Me preocupe, me preocupe porque Doris nunca se había comportado así, tenía miedo de que le estuviese pasando algo malo, no sabía que hacer...¿Debía averiguar más y buscarla o debía quedarme tranquila?

#9'Doris

Dios mío, q cosas q se vienen.

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 ✶ 𝗞𝗶𝗹𝗹𝗲𝗿𝗺𝗼𝗯 | 𝗧.𝗸. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora