Desperté junto a la melodía de Pablo Alborán sonando en uno de mis oídos: "Vuelves, en cada sueño que tengo...".
Un auricular decidió perderse entre las sábanas, mientras el otro permaneció en su lugar recordándome esa letra que tanto me tocaba.
Me senté en la cama adormilada, mirando por la ventana, corría una brisa suave, eran las 10:00 am, supongo que ya todos habrían desayunado. Aunque para ser sinceros, poco me importaba.Relojee mi móvil, la pantalla notificaba tres llamadas perdidas de Charles, cinco de Lando, un mensaje de Oscar preguntando si bajaría a desayunar, un mensaje de Lando avisándome que estaba en la puerta de la habitación, y un mensaje de un número que no tenía agendado.
"Hola, seguro estarás dormida, pero cuando despiertes si te apetece, ¿vienes con nosotros a jugar al golf? Arthur".
¿Arthur? ¿El hermano de Charles? ¿Desde cuando me hablaba?
Me pareció extraño pero a la vez pensé que sería divertido ir a jugar al golf, aunque los deportes no eran lo mio, me haría bien salir un rato.
Me duché, busqué un vestido cómodo y acorde a las circunstancias y mis lentes de Sol.Bajé las escaleras en busca de alguna cara familiar, pero no había nadie. Opté por responderle el mensaje que me había dejado Arthur:
"Hola, estaré encantada de ir, ¿dónde estáis?"
4 minutos pasaron hasta que recibí respuesta:
"Estoy afuera"
Vaya, eso fue rápido. Guarde mi móvil en la bandolera y salí, el auto parado frente a la casa de Max se me hacía familiar. Era el de Charles.
Subí y saludé a Arthur con un beso en la mejilla, -¿Desde cuándo tu hermano te presta el auto?.-
-Digamos que no está enterado que lo tomé prestado.- sonrió y me guiñó un ojo en señal de complicidad.
-¿De quién fue la idea de invitarme?.-
-Adivina...-
-Si tomaste el auto de tu hermano sin que se entere, supongo que no fue idea de él...¿Lando?
-Lando y Daniel, entretuvieron a Charles mirando relojes en una tienda, tenemos el tiempo justo para llegar al campo de golf sin que me de una hostia por tomar el auto sin permiso.-Reí divertida por el plan malévolo que había tramado para sacarme de mi habitación.
-Tú...¿cómo estás? Digo, ¿cómo la llevas?.- su mirada se posó en mis ojos, mientras esperamos que el semáforo cambie a verde.-Sobreviviendo. No es fácil, pero todo el mundo dice que la vida sigue. Creo que tienen algo de razón, debo continuar con mi vida.-
-No hagas caso a las opiniones de los demás, la gente es muy entrometida, tú solo ocúpate de tu bienestar, claro que saldrás adelante, pero todos tenemos nuestros tiempos...-en sorprendía que con su corta edad pensara tan objetivamente. Sonreí ante esa respuesta.
-Gracias Arthur, haré lo posible.-
Estacionamos en el parking del campo y me miró por unos segundos antes de bajar: ¿sabes que no estás sola verdad? Tienes a mucha gente preocupada por ti, mi hermano te quiere mucho, los demás chicos también, y si eres amiga de ellos, también eres amiga mía...puedes contar conmigo.- tomó una de mis manos en señal de consideración.
Este crío era muy tierno, como su hermano pero más masculino.
Vaya, me sorprendí a mi misma pensando eso.
Bajamos del coche segundos antes que Charles notara que su auto había "desaparecido" por unos minutos.
Llegamos al césped del campo donde los chicos se estaban preparando para empezar a jugar. Me pasaron un par de guantes y una bolsa con palos de golf. Me tenían mucha fe, porque no tenía idea cómo jugar.
Estaban entretenidos discutiendo sobre la inclinación de la bola cuando una voz conocida irrumpió en el lugar:-No podeis empezar a jugar sin el maestro.-
Giré para ver a un Carlos radiante, con un pantalón corto de color gris, Polo color lavanda y una gorra de béisbol azul. Saludó animadamente a todos, para fijarse finalmente en mi, por momentos me sentía pequeña a su lado. Se acercó para darme un beso en la mejilla. Me invadió nuevamente su perfume, era hipnótico, fuerte y sensual. Cómo él.
Intenté disimular el sonrojo que me provocó su acercamiento, pasando mi pelo atrás de la oreja y mirando hacia otro lado. Ninguno se percató excepto Arthur que me dió un codazo, sonriéndome.
-¿De qué te ríes?.- murmuré bajito.
-Conozco algo sobre ustedes...mi hermano me contó, no muchos detalles.-
-No hay nada entre nosotros.- dije dándole un golpe en el hombro.
-Lo hubo, se veían a escondidas.- declaró en voz baja.-
-Eso fue hace mucho tiempo, ya casi no lo recuerdo Arthur.- mentí para evitar seguir hablando del tema.
-Haré de cuenta que te creo.- se cruzó de brazos mirando a los chicos jugar.- Pero el sigue pillado por ti, es lo que me contaron.-
Giré mi cuerpo para quedar más cerca de él: -Creo que tú hermano debería dedicarse más a correr y no tanto a chismear.-
-No me lo dijo Charles, me lo dijo Carlos.- Arthur sonreía como si hubiera ganado un trofeo.
-¿Cómo? ¿Qué fue lo que te dijo?.-
-No te lo diré, pero te aseguro que le gustas. Sólo que es muy orgulloso para admitir que le tiene miedo al compromiso, y que le gustas mucho.-
-No le creo, me usó cuando tenía ganas, y después desaparecía. Seguro te enteraste lo de Rebeca...-
-Ella solo era otra de sus conquistas, ya no están juntos.- eso si me lo dijo mi hermano.-
Rodeé los ojos.
Arthur se acercó más a mi, rodeándome con su brazo, y colocando una mano en mi hombro:
-Lo que le hace falta a Carlos es una pizca de celos, verte tonteando con alguien más, que crea que te puede volver a perder. ¿Y que mejor candidato para ello que yo?.-
Lo miré incrédula: -Arthur...no sé si tengo ganas de esto...
-Vamos, será divertido, además alguien tiene que bajarle los humos al español.-Me miró con ojitos de cachorro, la misma cara que hacía su hermano cuando quería pedir algo.
-Está bien, pero solo por el tiempo que estemos en Mónaco. Cuando volvamos a trabajar cada uno a los suyo...
-Trato hecho jefa.-
-Maldita sea, hablas igual que tu hermano.-
-Si, pero yo soy más masculino.-
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En tus ojos - Logan Sargeant/Carlos Sainz
Fanfiction¿Hasta qué punto permitirías que te lastimen? ¿Cuánto estás dispuesto a sufrir?