El plan

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Si la prensa y el mundo del espectáculo se enteraran de lo que estaba llevando a cabo sería el final de mi carrera como modelo. Y más aún teniendo en cuenta que la idea no era mía. Si no de un niñato de 20 años que se enamoró de una cualquiera que únicamente lo usó y lo desechó cuando se aburrió.
Arthur podría tener a la mujer que quisiera, miles de chicas morirían por estar a su merced, excepto yo, que aunque no negaba que era realmente guapo al igual que su hermano, solo me servía de pasatiempo en ocasiones. Tuvimos sexo un par de veces, antes de comenzar con el plan, el cual permitiría que Carlos Sainz estuviera a mis pies, y Arthur lograra separar a su amor de él.

Todo marchaba bien, la boda sería en dos semanas, había contratado el mejor salón de fiestas de Milán, la más prestigiosa wedding planer de Italia, el menú más fino y caro de la carta de sugerencias y nuestra Luna de Miel en Dubái, cuando acabara el campeonato de Fórmula 1.
En ocasiones sentía como Carlos se mantenía lejos de mi, pensativo, callado, o se pasaba en el gimnasio la mayor parte del día. Para esas ocasiones sacaba a relucir mi as bajo la manga: Una recaída, un desmayo provocado por una pequeña dosis de éxtasis (controlado posteriormente por mi mejor amigo y médico el Dr. Larrson) o una crisis de ansiedad y nervios donde el único consuelo eran los brazos de mi novio.

Aunque Arthur no veía los frutos de su plan, ya que su amada había desaparecido como por arte de magia (hecho que agradecía) yo estaba satisfecha con mi vida de ensueño a punto de convertirme en la esposa del mismísimo piloto español de Ferrari.
Pero esa mañana cuando desperté en nuestra cama, Carlos no estaba. Solía salir a correr temprano, pero me pareció raro que no llevara su móvil. Miré la hora y eran las cinco de la mañana y aún estaba oscuro.
No, no pudo haber salido a correr. Pero...¿dónde estaba?.
Pude haber llamado a sus amigos más cercanos y preguntarles si estaba con ellos, pero no quería parecer celosa o posesiva. Marqué el número de Arthur que lo cogió al tercer pitido:

-¿Diga?.- su voz sonaba bastante adormilada.-
-Carlos no está, y no ha llevado el móvil...-
-Pues estará entrenando quizás, ¿para eso me llamas a esta hora?.-
-Debemos apresurar esto, no me gusta que desaparezca sin avisar...debería preocuparte a ti también.-
-¿Pues y a mi que me importa donde está tu novio?.-
-Con tu amor quizás...¿no lo has pensado?.-

Se quedó en silencio tras la línea un par de segundos.

-Deberías adelantar la boda, en dos semanas pueden pasar muchas cosas.-
-¿Y cómo se supone que haré eso?.-
-Ve con tu amigo el Doctor, que te firme unos estudios que confirmen que estás empeorando, más rápido que antes...entre llantos demuéstrale tu temor por no lograr tu sueño de casarte. Él es débil, hará lo que sea para que estés contenta....-

Me paré de la cama y caminé por el pasillo hasta la cocina, saqué un vaso de la alacena y jugo de naranja del refri.

-Está bien, déjame pensar la mejor manera de engañar a Carlos para que se compadezca de mi. Solo prométeme que vendrás a mi boda....-

-Si por mi fuera estaría en tu noche de bodas, follándote como esa semana en Venecia, cuando el incrédulo de tu novio creía que estabas trabajando. Si tan solo se imaginara el excelente trabajo que hiciste con tu boca en mi polla.-

Mordí mi labio inconscientemente de recordar los días y noches que pasamos juntos.

-Prometo que después de la boda te lo recompensaré, me has ayudado mucho. Después de todo, la idea de mi enfermedad inexistente fue tuya.

-No puedo esperar a verlo, me voy a dormir, tengo que entrenar en un par de horas, adiós Rebecca.-

-Adiós Arthur.-

Una hora antes....

-Me agrada su compañía chicos pero, ¿cuál es la necesidad de salir a correr a las 4:30 de la mañana?.- aún tenía los ojos entrecerrados, Lando y Max se personificaron en mi casa en plena madrugada. De repente se dieron cuenta que correr es sano, o algo así...no recuerdo que dijeron.-

-Apresúrate Carlos, además Rebecca no se va a enterar, seguirá durmiendo para cuando regresemos.- la voz de Lando sonaba bastante convincente. Aunque bastante extraño porque detestaba con toda su alma madrugar.-

-Vale, iré a cambiarme y regreso, pueden servirse algo de tomar si quieren.- me di la vuelta dejándolos en la cocina.

-¡Ahora! Pon el micrófono debajo de la mesa, que no se note, y pon otro en la sala, y si te da el tiempo en el baño también.- Max ordenaba mientras hacía de campana por si Carlos volvía.-

-Maldita sea, ¿hay algo que te guste más que dar órdenes?.-

-Si, ganar carreras, ¿no te jode?.- el tono burlón me hizo reír.- además ya hice mi parte...cuando saludé a Carlos palmeándole la espalda, dejé un micrófono en el bolsillo de su campera...si hubiera aparecido solo en bóxer tendría que haber metido mi mano en su...bueno, lugares que de seguro tú si conoces.-

Golpee a Max por ofenderme antes que llegara Carlos vestido con sus pantalones cortos y su camiseta gris.

-He dejado el móvil, espero que lleguemos antes que despierte...-

-No te preocupes, no tardaremos mucho.-

Lando y Max se miraron mientras sonreían con sorna. Su plan de colocar micrófonos para grabar las conversaciones de Rebecca y Arthur, hasta ahora, venía de maravilla.

En tus ojos - Logan Sargeant/Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora