Una mirada romántica

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Almorzamos una variedad de quesos, jamón y frutas, acompañadas por un vino delicioso. Charlamos de forma distendida y en confianza, hablamos de lo mucho que extrañaba a Logan, de lo que pasó por mi vida desde que no está, de lo que significaba para mí volver a trabajar en ese ambiente. Le confesé que mis dudas de volver o no, lo incluían a él, no me sentía preparada para verlo con otra, no negaba que estaba enamorada, y lo mal que me haría verlo sonreír con alguien más.
Carlos me confesó todo lo que pasó desde que nos alejamos, verme de la mano de Logan lo hizo sentirse miserable, me había tratado como un objeto y su orgullo no le permitía reconocerlo y menos aún decírmelo. Creyó que al alejarme, él podría rehacer su vida y olvidarme. Pero al igual que yo, le bastó con volver a verme para darse cuenta que no sería tan fácil.

-No se olvida a una persona con otra, más aún cuando la amaste demasiado, o cuando no tuviste las agallas para decírselo.-

El vino abrió nuestros sentimientos de una manera absoluta, abrimos la segunda botella, ahora entre risas, sus ojos achinados y el sonido de su risa me llenaban de vida. Eran las 15 horas cuando se nos acabó el vino, estábamos demasiado mareados ambos.

-Vamos a nadar.- propuse poniéndome de pie y acercándome al borde del barco.

-Estás loca, bebimos demasiado como para meternos al agua.- él aún conservaba un poco de razón.

-Vamos Carlos, será un momento nada más.- insistí quitándome el short y su camisa.-

Me miró detenidamente, solo llevaba puesta mi tanga y lo estaba provocando.
Se puso de pie a mi lado, besando mi cuello, y colocando su mano en mi cintura.

-¿Segura que no quieres hacer otra cosa más divertida?.- sus dedos recorrían mi mandíbula hasta tocar mis labios.

Claro que lo prefería, pero mi cuerpo necesitaba un poco de adrenalina. Así que sonreí alejándome de él, tirándome al agua sin darle tiempo a protestar.

-¿Quieres que te diga un secreto? .- grité desde el agua para que me escuchara.

-Claro, soy todo oídos.- se apoyó en el barandal.

-Nunca aprendí a nadar.- estaba algo borracha para ponerme seria.

-¿Cómo que no sabes nadar?.-

Apenas podía mantenerme a flote, pataleaba y más me iba hacia el fondo.

Carlos se arrojó al agua y rápidamente me sostuvo, abrazándome para no hundirme. Estaba molesto conmigo por la idiotez que había hecho. Tosí hasta sacar toda el agua de mis pulmones, y me reí por la situación mientras subíamos de nuevo al barco.

-¿Por qué no me dijiste que no sabías nada? Estás borracha, ¿sabes lo que te pudo haber pasado si yo no estaba?.- sonaba molesto pero algo en sus ojos me decía que estaba preocupado.

-¿Te asustaste?.- lo miré con un deje de amor.

-Por supuesto, podrías haberte ahogado.-

Observe sus ojos por un rato, más allá de que había bebido demasiado, tenía algunas ideas muy claras.

-Carlos...te amo.

Se sorprendió por lo que le dije, se sentó a mi lado, abrazándome y acercándome a él.

-Prefiero que me lo digas cuando estés sobria.-
-Te estoy diciendo la verdad, te amo, y quiero pasar el resto de mi vida contigo.- acerqué mi rostro al suyo, tomando su mandíbula para que me mire.

-¿Quieres pasar el resto de tu vida conmigo?.-

-Si, claro que quiero. Llevo amándote en secreto hace mucho tiempo. No quiero que perdamos más tiempo. -

Sus ojos se iluminaron, su mano recorrió mi rostro, cerré los ojos y me dejé llevar por sus caricias.

-Te amo, prometo no volver a lastimarte nunca más.- soltó por fin, y mi sensatez desapareció.

Tomé su boca en un beso desesperado, mi cuerpo ardía junto al suyo, que no demoró en tomarme y llevarme a cubierta. Bajó sus shorts, y abrió mis piernas posicionándose en medio.

-¿No vamos a ir al camarote?.- pregunté con la poca cordura que mantenía.

-No, te haré el amor aquí, a plena luz del día.-

Esta faceta de Carlos sin pudor ni discreciones me gustaba, no sé si era a causa del alcohol, pero me excitaba aún más.

Me empujó hasta quedar acostada, se arrodilló frente a mi, estimulando mi centro, rodeando y tocando mí clitoris, tensándome sobre la superficie caliente de la cubierta. Arquee mis caderas para recibirlo, ansiosa porque me tomara.
Tomó mis muslos, acercándome a él, e introduciéndose en mi. Haciéndome gemir, intenté agarrarme de sus brazos, marcados por el sol, sus venas y el sudor que corría por ellos.
Poco tiempo bastó para que ambos llegáramos al clímax. Lo escuché insultar y me pareció realmente sexy.

Se incorporó y me ayudó a levantarme.

-Es hora de ir a ducharnos, ¿no crees?.- preguntó quitando el cabello de mi rostro.

-Duchémonos juntos, aunque en 15 minutos estaremos sudando de nuevo.- le guiñé un ojo y me adelanté.

-Espero que la temporada se retrase este año...- dijo mientras sonreía.

En tus ojos - Logan Sargeant/Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora