Fotografía

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"El amor puede sanar, amar puede reparar tu alma. Y es lo único que sé, sé. Te juro que será más fácil, recuérdalo con cada pedazo de ti y es lo único que llevamos con nosotros cuando morimos".- Ed Sheeran

El taxi desde el aeropuerto hasta la casa de Madelyn fue más díficil para mi que el vuelo de 9 horas. Cada cuadra que avanzábamos me acercaba más a la ilusión o a la desilusión, dependiendo cual fuera la reacción de Logan. Ella lo notó, tómo mi mano, conteniéndome, quizás era cierto eso de que una madre siempre sabe.
Llegamos a la gran entrada de la casa, donde el hermano de Logan nos estaba esperando. Nos saludamos con un abrazo que duró varios segundos, y cruzamos el rosedal que decoraba el camino delimitado por adoquines perfectamente colocados.
Mi corazón latía a velocidades que nunca pensé que podría llegar sin sufrir un ataque cardíaco.

-Cariño, él no sabe que vienes...será una sorpresa.- su ilusión era mayor a la mía.

Eso solo provocó que me ponga más nerviosa, creí que me faltaba el aire, o quizás el calor del día me estaba agobiando. O ambas.

-¿Dónde está?.- Mad le preguntó al hermano de Logan.
-Está haciendo los ejercicios del fisioterapeuta, en el gimnasio, pero debe estar por acabar.-

-Ve al patio trasero, te hará bien tomar aire, enseguida te lo mando, Olivia se quedará con nosotros un momento, prometemos devolverla

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-Ve al patio trasero, te hará bien tomar aire, enseguida te lo mando, Olivia se quedará con nosotros un momento, prometemos devolverla.- Mad sonrió abrazándome.

-Gracias por eso, eres la mejor.- dije intentando contener las lágrimas.
-Ya te dije, es lo menos que puedo hacer.-

-Logan, hijo, ya estoy aquí.-
-¡Voy, mamá!.- lo oí decir desde el gimnasio y mi corazón se estrujó al oir su voz de nuevo.

Logan bajó las escaleras con una remera gris, húmeda por la transpiración, unos shorts deportivos blancos, a juego con sus zapatillas del mismo color.

-Bienvenida a casa mami, te extrañé mucho.- abrazó a su madre dejandole un beso en la mejilla.
-No sabes lo feliz que estoy de volver, te eché mucho de menos, ¿cómo vas con los ejercicios?.- tomó ambas manos de Logan inspeccionando sus ojos celestes.
-De maravilla, cada día me siento mejor. ¿Me trajiste algo?.- su humor no se veía afectado desde que despertó hace 3 meses, y una sonrisa achinó sus ojos.
-Podría decirse que si...creo que te va a sorprender, está en el patio.-
-¿En el patio?.- se extrañó pero la curiosidad se apoderó de él.
-Ve a verlo, después me cuentas si te gustó.-

Narra Logan:

Camine hasta el patio, un perfume extraño invadió mis fosas nasales, quizás lo había sentido antes pero la verdad no sé donde...bajé las escaleras hacia el césped, esperando encontrarme con algún adorno estrafalario que mamá hubiera encontrado en Europa.
Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando la vi. Estaba de espaldas, inhalando el aroma de las rosas, con un lindo vestido celeste, decorado con flores, tenía el pelo bastante más largo que la última vez que la vi.
No podía ser ella, no era posible. Me quedé estático, mi corazón se aceleró, mis manos empezaron a temblarme, no sabía como reaccionar.

Narra ella:

El patio era enorme, estaba lleno de árboles y flores, arbustos y rosedales.
No oí cuando alguien salió al patio, solo cuando me giré para observar hacia la puerta, y ahí estaba...con sus ojos celestes mirándome, vestido de ropa de gimnasio. Mi corazón dio un vuelco, estaba tan guapo como lo recordaba, me quedé mirándolo sin saber que hacer. Y creo que a él le pasó lo mismo, ninguno de los dos se atrevía a hablar o acercarse.
Comencé a caminar hacia el, con el corazón desbocado, me temblaban las manos.

Narra Logan:

Cuando la vi acercarse pensé que había muerto y llegado al cielo, estaba tan hermosa como la recordaba. Tenía los ojos llorosos, movía las manos, nerviosa. Pero no la juzgo, porque yo estaba igual.
Caí en la cuenta que ninguno había hablado por varios minutos, así que decidí hacerlo de una vez por todas.

-No sabes lo que te extrañé.- mientras sentí las lágrimas recorrer mis mejillas.

Narra ella:

En cuanto me habló y lo vi llorar corrí a sus brazos, me recibió apretándome contra su cuerpo, rodée su cuello con mis brazos, hundí mi rostro en su cuello y solté el llanto que me estaba reservando desde hace mucho tiempo.

En cuanto me habló y lo vi llorar corrí a sus brazos, me recibió apretándome contra su cuerpo, rodée su cuello con mis brazos, hundí mi rostro en su cuello y solté el llanto que me estaba reservando desde hace mucho tiempo

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En tus ojos - Logan Sargeant/Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora