Todo sea por salvarte

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El coche se puso en marcha nuevamente rumbo a mi casa, tenía la sangre en el ojo y me vengaría de Rebecca. Le envié un mensaje a Lando:

"¿Estás conmigo? Tengo un plan."

Giró su cabeza sin entender a que me refería, hice señas que disimulara y me respondió que sea lo que fuera que tenía en mente me ayudaría, no tenía dudas. Carlos es su mejor amigo.
Le envié otro mensaje explicándole por arriba lo que haríamos.

-Kelly, podríamos pasar por tu casa antes, quiero que me prestes ese libro sobre maternidad que tienes en tu biblioteca.-

-Oh claro, me alegra que recapacites, enfocarte en Olivia es la mejor decisión.-

Si claro, de eso me ocuparía después.

-Oye Max, tengo un partido de Pádel en media hora y olvidé mi equipo, ¿podrías prestarme el tuyo?.- Lando siguió al pie de la letra mi plan.

-Por supuesto, me alegra saber que hagas algo más que pasar horas frente a una computadora.-

Lando y yo rodeamos los ojos. Qué par de ilusos.

En cuanto bajaron del coche, Lando se pasó al asiento del conductor cerrando las puertas y saliendo de la entrada, huimos de ahí con el móvil de Max. Cómo pude me pasé para el asiento del copiloto, no tenía la misma elasticidad con una panza de por medio.

-¿A dónde vamos?.-

-Le haremos una visita a Rebecca...-ya sabes que hacer, le envías un mensaje a Carlos desde el móvil de Max, con la ubicación, que se presente de urgencia en 10 minutos. No creo poder aguantar más.-

-Okey, entendido, ¿algo más? .-

-Sí, dame tu canguro, lo voy a necesitar para disimular, al menos un momento.-

Rebecca se había metido con la persona que más quería, la que me había enamorado desde que lo vi el primer día...y no le permitiría que arruine su vida con mentiras.
Como una leona defiende a sus crías de los depredadores, iría a enfrentarme con alguien que no me gustaba, y estaba lastimando al amor de mi vida.

Caminé con las emociones a flor de piel, mi integridad pendía de un hilo pero me enfrentaría a ella y la obligaría a admitir su engaño.

Era un edificio, leí el apellido en las pequeñas placas de la entrada y toqué timbre. Una voz femenina contesta: -¿Si?.-

¡Traigo una caja para la señorita Donaldson!.- mentir no era mi fuerte.
La puerta del edificio se abrió y me escabullí en él, subí por el ascensor ya que el apartamento de Rebecca estaba en un décimo piso.
Me paré frente a su puerta y no dudé en tocar.

-Vaya vaya, que tenemos por aquí. El gran amor de Carlos ha decidido venir a burlarse de una pobre moribunda.- su voz sonaba más falsa de lo habitual.-

-Yo también me alegro de verte Rebecca...de todos modos no te molestes en seguir fingiendo conmigo, se que no estás enferma, estás mintiéndole a Carlos para que te tenga lástima y no te deje...-

-¡Dios si que eres increíble! piensas que voy a mentir con una enfermedad así , ¿solo por mantener a Carlos a mi lado? Estás loca de verdad..-

-Pues no sería la primera vez que intentas algo así...eres capaz de cualquier cosa. -me acerqué en un intento de intimidarla- no tienes pruebas de tu inexistente enfermedad.-

-Me parece que estás loca, a ti no te debo ningún tipo de explicación, Carlos ya vio mis exámenes médicos...me parece que tu despecho y tu baja autoestima te están afectando demasiado, sin nombrar el hecho que la que se casará con él, seré yo.-

-¡No me digas! Y porque le decías a ¿Arthur que el plan marcha a la perfección? ¿O que si no sufrías altibajos empezaría a sospechar de ti?, dime...¿para qué fuiste al hospital ese día?.-

-No sé de qué me hablas...-

Estaba empezando a marearme, no podía hacer que Rebecca dijera la verdad y la paciencia se me estaba acabando. -Te lo voy a decir por última vez...-la tomé del brazo- Te juro que si lastimas a Carlos te las verás conmigo.- luchaba por respirar hondo y tranquilizarme- ¿O donde crees que está tu teléfono móvil?.- una sonrisa socarrona invadió mi rostro

-¿Disculpa? Tengo mi IPhone 13 aquí mismo.- lo sube a la altura de su rostro para que lo vea.- Lamento que me prefiera a mi antes que a ti, ¿has considerado ir a terapia cariño?.-

-Cambias de celular muy fácil no...espera a que le muestre los chats donde le pides a Arthur que te "ayude a alejarse de mi".-

-No sé de que hablas, pero adelante...es tu palabra contra la mía, y Carlos ya me eligió a mi. Así que te voy a pedir que te retires ahora mismo o llamaré a la policía...-

-Haz lo que quieras, no me voy a rendir. No permitiré que le hagas la vida miserable. Si quiere estar contigo, que lo haga, pero sin condicionamientos...-

-O te retiras ahora mismo o llamo a la policía...- el rostro de Rebecca continuaba sin inmutarse. Creí que podría hacerla hablar pero solo había logrado frustrarme aún más.

En ese momento sentí que algo andaba mal conmigo, me recorría un sudor helado por la espalda, veía borroso y todo me daba vueltas...-Por favor, tienes que ayudarme, no me siento bien...-

-Qué te suce...¡por dios! Estás sangrando.- la expresión de enojo de Rebecca pasó a ser de asombro. -Llamaré una ambulancia.- tomó de nuevo su móvil para marcar cuando la interrumpí.-

-No llames a nadie, me iré de aquí.- caminé por el pasillo del edificio hasta llegar al ascensor. No me había detenido a mirar, pero estaba perdiendo mucha sangre, más que la última vez.
El ascensor demoró una eternidad en bajar, en cuanto las puertas se abrieron intenté llegar lo antes posible a la entrada, salí de allí y busqué a Lando, gracias al destino me estaba esperando a una distancia bastante corta.

-Oh no, esto no puede ser bueno...-me ayudó a subir al auto y aceleró rumbo al hospital.

-¿Qué pasó ahí? ¿Soltó algo?.-

-Maldita sea no, la muy desgraciada negó todo.-

El dolor que estaba sintiendo en mi vientre era comparable con una explosión nuclear desatándose en mi cuerpo.

-¿Sabes que no me gusta la sangre verdad?.- los ojos de Lando intentaban mirar hacia otro lado.- ¿Me estás escuchando?, oye....-

Había perdido el conocimiento debido a la sangre que estaba perdiendo, Landó aceleró aún más al ver que no respondía.

5 horas más tarde desperté en la habitación, envuelta en cables, monitores y pitidos constantes.
Giré la cabeza al notar que alguien más estaba en la habitación. Pero no estaba a mi lado, si no en una incubadora, a escasos metros de mi cama.

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En tus ojos - Logan Sargeant/Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora