No juegues conmigo

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Después de aceptarle a Arthur la idea de "darle celos" a Carlos, me empecé a preguntar cómo lo haría. No era experta en el tema, quizás él tenía algo entre manos. Mientras todos jugaban y pasaban un buen rato juntos, yo me limité a sentarme en el carrito, verlos jugar era mejor que pasar vergüenza.
Carlos se percató de mi, y se acercó: -¿No vas a jugar?.-
-No sé jugar, prefiero verlo a ustedes.-
-Claro que no señorita, ven conmigo, yo te enseño.- Arthur me tomó de la muñeca y me arrastró con el, dejando a Carlos pasmado.
Escuchaba atentamente las indicaciones de Arthur, me indicó cómo pararme, abriendo levemente las piernas, e inclinando mi cuerpo hasta quedar a la altura justa. Los chicos nos observaban curiosos.
-Tienes que sostener el palo así,- tomó mis manos entre las suyas, posicionándolas en el palo.
-Ahora mueve en sentido pendular los brazos para golpear la bola, vamos tú puedes.-
Golpée la bola sin ejercer nada de fuerza, lo que hizo que se moviera solo unos metros.

Carlos rió ante tal vergonzoso golpe, y los demás me dejaron sus palabras de aliento, confiaban que podía hacerlo mejor.

-A ver, te ayudo, no le estás dando la potencia suficiente.- Arthur se posicionó detrás de mi, apoyando su abdomen contra mi cuerpo, haciéndome poner nerviosa ante ese contacto, pasó sus manos rodeando mi cuerpo para tomar el palo con sus manos sobre las mías, y hablándome al oído. Era más alto que yo, lo que me ponía aún más nerviosa.

-Déjate llevar, inclina un poco más tu cuerpo hacia adelante...-

Carlos se removió del lugar donde estaba y se notaba que estaba algo molesto, reacción que no tenía hace apenas 10 segundos.
Los demás estaban cuchicheando entre ellos, Daniel nos filmaba, mientras Charles y Lando se reían y miraban de reojo a Carlos.

-Ahora, sigue el movimiento de mis manos, mantente floja, se sentirá como una caricia.- esa insinuación allá dijo en voz alta, lo que provocó que el trío de bobos estallaran de risa.

Golpeamos la bola y ésta se alejó fuertemente hasta llegar al hoyo.

-No lo puedo creer, ¡lo logramos!.- choque mi mano con la suya, dando un pequeño saltito, Arthur me respondió nalgueándome. Eso no me lo esperaba.

Juré que oí a Carlos insultar por lo bajo.

-Ahora hazlo sola, ya sabes cómo es.-

Me posicioné como me había indicado, moví mi cuerpo y golpeé la bola haciéndola volar lejos, no se donde había caído, pero ese golpe había sido mejor que el anterior.

-Bien hecho, bonita.- la mano de Arthur se colocó en mi cadera. Observé rápidamente a Carlos que había cambiado el color de su rostro por uno más rojo que lo normal. Estaba molesto.
Procedió a alejarse.

-Creo que alguien está celoso.- murmuró Arthur sonriendo ante el resultado de su plan.
Y no iba a negar que me agradaba la idea de verlo así, tantas veces que yo pasé por lo mismo...

Volvimos a casa de Max, Carlos no me volvió a hablar en la tarde, llegamos y se fue directamente a su habitación.
En el camino Kelly nos invitó a una fiesta cerca de su casa, una privada, en una terraza. Seguramente algo muy exclusivo. No tenía ganas de ir, pero al final me terminó convenciendo, quedaba a una cuadra y media, podría volver caminando cuando quisiera.

Me duché, lavé mi cabello secándolo y dejándolo suelto. Opté por un vestido ceñido, un poco corto y unas sandalias de taco. Por un momento pensé en no ir, quedarme en la cama hasta que el sueño me venciera. Pero ya me había arreglado y maquillado. Sería un desperdicio.

Salí de la habitación sin mirar y choqué con alguien, me disculpé y el perfume de Carlos me invadió nuevamente, metiéndose por mis fosas nasales. Obligándome a mirar hacia arriba, se había puesto una camisa color negro, desprendida en los primeros tres botones, dejando al descubierto parte de su pecho y su cuello. Tenía un jean blanco de esos que tan bien le sientan. Su pelo recién lavado estaba desordenado, no se había afeitado y su barba de unos días asomaba por su rostro. Sus ojos recorrían mi cuerpo, me sentí cohibida ante la forma que me miraba. Se acercó a mi, quedando lo suficientemente cerca para hacerme tragar saliva.
No tuve reparos en admirar su rostro detenidamente, sus ojos marrones eran más oscuros de lo que recordaba, y sus labios, madre mía. Su boca era un manjar para un carnívoro. Labios carnosos y suaves, o al menos así lo recordaba.

-¿A qué estás jugando?.- soltó de repente
-Yo no estoy jugando a nada Carlos.-
-¿Ah no?, ¿me vas a negar lo que vi hoy? No sabía que te llevabas tan bien con el menor de los Leclerc...-

-Somos amigos...nada más.- y ahí fue cuando una pizca de valentía me invadió.

-¿Estás celoso acaso?.- murmuré cerca de su oído, podía sentir su respiración.

Creí que me respondería pero en su lugar me empujó contra la pared, apoyando una mano en ella, encerrándome contra su cuerpo.

-Si lo que quieres es llamar mi atención, no es necesario que intentes darme celos con ese crío.- su voz sonaba segura, ronca y seductora. Sentí las yemas de sus dedos subiendo por mi pierna, un escalofrío me recorrió.

-No me interesa tu atención Carlos.- intente sonar lo más segura que pude.

-¿De verdad? Porque juraría que estás mojada ahora mismo, y eso que no te he tocado cómo debería.-
Pasó su mano por mi muslo adentrándose en mi entrepierna, haciéndome soltar un jadeo que intenté disimular.
Pasó sus largos dedos por encima de mi ropa interior, moviendo a un costado el elástico para tocar directamente mi intimidad. Cerré los ojos y entreabrí mi boca ante su tacto. Tenía razón, claro que estaba húmeda.

Sonrió y llevó sus dedos a su boca, chupándolos, los mismos que hace segundos estaban en mi vagina. Me pareció sumamente erótico lo que había hecho.

-Deliciosa, como lo recordaba. Pero lamentablemente estoy llegando tarde a una fiesta, te veo después, bonita. Me guiñó un ojo y se fue, dejándome en medio del pasillo, estática.

En tus ojos - Logan Sargeant/Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora