No negaré que te extrañé

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Narra Carlos:

Se me hacía rara la sensación de no verla o cruzármela por el paddock los días de GP, ella siempre estaba atareada o se encerraba en su oficina para trabajar, pero podía sentirla, su perfume recorría mis fosas nasales, y mi cuerpo instintivamente anhelaba su presencia.
Nuestra relación nunca llegó a ser una relación en realidad, nos veíamos, la pasábamos bien, me gustaba como mujer, me atraía, pero nunca tuve el valor de avanzar. No podía admitir que la quería, querer es una palabra que se me quedaba muy grande. Tenía sentimientos por ella, no lo niego, pero no quería comprometerme, el compromiso trae consigo más problemas que buenos momentos. Y si ya estábamos en la etapa de pasar bien juntos, ¿por qué complicarla?. En algún momento entendí que ella quería más, no le bastaba con que tuviéramos sexo toda la noche, o que nos viéramos dos o tres veces por semana.
Los últimos tiempos prefería no llamarla, me alejé para evitar que confundiera las cosas, pero sólo logré que el confundido sea yo.
Verla de novia con quien fue su amigo, me generó muchas dudas, en algún momento creí que estaba celoso. ¿Tan rápido me había olvidado?. Intenté quitar esa idea de mi mente y enfocarme en mi trabajo, pero verla con él, caminando de la mano por los garajes no ayudaba.

Y sobre lo qué pasó en el campamento, me sentí miserable, quise demostrarme a mi mismo que solo la quería para satisfacer mis necesidades y que los sentimientos no entraban en esa relación, pero me equivoqué. Me pasé con ella, la usé y nunca le pedí perdón.
Mientras estuvo internada intenté ir a verla, pero nunca me atreví a abrir la puerta de su habitación. Sabía que allí estaba su novio, no sé si él sabría de lo nuestro, pero me parecía inadecuado.
Entonces preferí sentarme en el pasillo del hospital a esperar el informe del médico cada día.
El día que le dieron de alta quise llevarle flores, las compré pero no me atreví a dárselas, en cambio se las entregué a Charles, que se las entregue de su parte. Ella no se iba a negar, y una parte de mí sentiría que había hecho las cosas bien.

Me molestaba el hecho que no fuera yo quien la hiciera feliz. Pero la entendía, eligió a la persona que no la hacía llorar, quien le sacaba una sonrisa cada vez que despertaba en la mañanas y estaba durmiendo a su lado.
Cuando pasó lo de Logan me sentí culpable, mucho más que antes. Pasé de estar celoso de su relación a desear que el tiempo retrocediera a ese 23 de julio y Logan hubiera terminado la carrera.
Quise correr a abrazarla y decirle que podía contar conmigo, que no estaba sola, pero nuevamente no me atreví.
Cuando nos encontramos en Mónaco intenté no acercarme, darle su espacio y respetar su duelo. Pero verla en brazos de Arthur Leclerc me enfureció. Estaba nuevamente celoso, y cuando le dije que olvidaba rápido me estaba refiriendo a mi, a lo que nosotros vivimos, no a Logan.
Me expresé mal y por mi culpa se fue. Y desde hace tres meses no sé nada de su vida, no se donde está, con quien, si está bien...
Nunca les confesé a los chicos que el culpable de que desapareciera había sido yo y mi ego herido, pero Arthur lo sabía y cada vez que podía me lo hacía saber. No me dirigía la palabra, se iba de los lugares donde coincidíamos, y por más que no me importara su reacción, estoy seguro que Charles lo sabía, y por eso discutíamos constantemente y nos llevábamos mal, especialmente en las carreras.

Volví a encontrarme con Rebeca,habíamos estado algo distanciados por nuestros trabajos, nos dimos una nueva oportunidad, era una mujer bellísima, inteligente e independiente.
Empecé a sentirme más tranquilo, menos culpable por todo lo qué pasó.
Faltaba muy poco para acabar el año y las vacaciones de invierno se acercaban, pensábamos irnos de viaje, tal vez a Suiza, Escocia, Madrid...cualquier lugar que nos permita relajarnos y empezar un nuevo año.

Ella no volvió a aparecer, nadie sabía de su paradero y por fin no estaba expectante a cruzármela en el paddock.
Donde sea que se encuentre espero que esté bien, y que sea muy feliz. Se lo merece.

En tus ojos - Logan Sargeant/Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora