Olivia y tú

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Conforme pasaron las horas, fui recuperando la conciencia, la enfermera que vino a vernos a Olivia y a mi, me contó que  había perdido mucha sangre, y que en un momento dudaban si una de las dos se salvaría, un escalofrío recorrió mi espalda, la idea de perder a Olivia era aterrador, pero que ella me perdiera a mi, era aún peor... ¿Con quién crecería? ¿Hubiera querido su padre hacerse cargo de ella cuando ni siquiera sabía de su existencia?. Gracias a Dios estábamos ambas, vivas y sanando...en mi caso. Estaba recibiendo dosis de sangre, podía tomar agua y algunos complementos.
En cuando a Olivia, estaría en incubadora un par de días, era bastante prematura, aunque sus órganos estaban formados, los médicos no querían arriesgarse.
Pensé en Carlos, demasiadas veces más de lo que hubiera preferido, lo imaginé aquí, luchando por no dormirse, para mirar a su hija...nuestra hija. Admito que moría de ganas de llamarlo, decirle que venga ahora mismo, que tenía una sorpresa para él...pero no podía, él había optado por estar del lado de Rebecca, y aunque no sabía de su mentira, mi culpa iba en aumento, no solo le oculté un embarazo, le oculté el nacimiento de su hija, y ahora también que su novia le está mintiendo para casarse con él. En comparación, yo era aún peor persona que ella.
Dejé de lado esa idea, Kelly y Carmen me habían dejado en claro que ahora mi prioridad debía ser Olivia, y su bienestar dependía del mio.

Varios días después Olivia dejó la incubadora, estaríamos un par de días ingresadas, pero solo por precaución. Nunca antes había tenido en brazos a un bebé, era muy nuevo este sentimiento para mi, pero no dejó de ser cómodo, podía compararlo con un rayito de Sol calentando mi alma. Al fin pude verla detenidamente, era hermosa, tenía unos ojos oscuros, enormes, sus mejillas regordetas llenaban de ternura su pequeña carita, y su cabello oscuro resaltaba en la habitación. Por alguna razón la vida había decidido que se pareciera a su padre y no a mi.
Las visitas fueron intercalandose en los próximos días, primero vinieron Kelly, Max y Penelope, luego Carmen y George, Lando, Charles y Oscar fueron los últimos en conocerla.
Podría jurar que los ojos de Lando se hicieron agua cuando la tuvo en brazos por primera vez, un pequeño chillido divertido salió de su boca cuando Olivia decidió tomarse una siesta ahí mismo. Charles por su parte apareció con flores para mi, y un body rojo con el escudo de Ferrari para ella, claramente era 4 talles más grande...pero ya habría tiempo de usarlo.

Una mañana mientras Carmen cuidaba a Oli, salí de bañarme, y tocaron a la puerta, raro...porque los chicos no debían tocar, simplemente entraban. Extrañada fui a abrir encontrandome con Madelyn, siempre tan radiante y arreglada.

-Oh, hola Mad, pasa...¿cómo estás? .-nos saludamos con un abrazo, nos teníamos mucho cariño, a pesar que no sabía que yo estaba embarazada. Ella había vuelto a EEUU e interactuabamos poco. Pero el hecho de tenerla aquí, era lo más cercano que tenía Oli de una abuela...

-Cariño, me enteré que estabas internada, me preocupé y quise venir a visitarte...en la sala de espera me encontré a tus amigos que me dieron ¡la hermosa noticia!.-Quiero conocerla, ¿me lo permites?.-

-¡Por supuesto! estoy encantada que estés aquí, ven, las presento...- Nos acercamos a la cama donde Carmen había dejado a Oli...los ojos de Madelyn se llenaron de lágrimas, creo que en parte hubiera deseado que Olivia sea su nieta...y yo también lo hubiera anhelado.

-Es hermosa, se parece mucho a ti, ¡que lindos ojos tiene esta pequeña!.-
-Madelyn, te presento a Olivia, Olivia, te presento a Madelyn, tu abuela...- una sonrisa se dibujó en mi rostro y en el de Carmen que me miró con ilusión.
-Ay cariño, ¡tengo la nieta más bella del mundo! y ¡antes de cumplir los 50!.- no pudimos evitar reír ante su comentario. Y estoy segura que sería la mejor abuela de todas.
-Eh...¿podría hablar contigo un momento?.- su rostro palideció.
-Si, claro...- miré a Carmen que entendió perfectamente y salió de la habitación.
-¿Pasa algo?.-
-Han pasado 18 meses...y seguramente me odies después que te diga lo que vine a decirte...-tomó asiento en los pies de mi cama.

Por mi parte no entendía nada.

-A veces uno decide cosas para proteger a quien ama, y no se percata que quizás esté haciendole mas daño...-
-¿De qué estás hablando Mad?.-
-Pensé que te estaba librando de una responsabilidad, no quería atarte, pensé que podrías ser más feliz...- comenzó a lagrimear y mi corazón se aceleró.
-Perdóname...de verdad, tendría que habertelo dicho antes, pero no tuve el valor...-comenzó a llorar.
-Madelyn, por favor, me estás poniendo muy nerviosa, dime lo que sea, nada de lo que hayas hecho puede hacer que te odie o te deje de querer.- tomé sus manos entre las mías.

-Logan no murió, hace dos meses despertó...y no ha parado de preguntar por ti.-

En tus ojos - Logan Sargeant/Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora