Desperté con los primeros rayos de Sol de la mañana, tanteé el lado de la cama que ocupaba mi novio para cerciorarme que ya se había marchado hacia el circuito. Corríamos en Hungría este fin de semana, se probaría un nuevo sistema de administración de neumáticos para la Clasificación así que por mi lado estaría bastante atareada. Decidí volver a trabajar antes de lo pactado por el médico, no podría soportar estar sin hacer nada y menos ahora que Logan y yo convivíamos.
Con mucho sueño y un poco de dolor en mi cuerpo gracias a lo fantástico que habíamos pasado anoche, me incorporé encontrándome con una bandeja con mi desayuno y una nota de mi novio.
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"Te veo en el circuito, te amo.- PD: te tomé uña foto mientras dormías, luces hermosa"
No pude evitar sonreír, me había enamorado de la última persona que creí que me enamoraría. Y no me podía quejar, Logan era maravilloso, y todos los días me demostraba que me quería de verdad.
Después de disfrutar el desayuno me fui a duchar, elegí un atuendo lindo y fresco, si aquí hacía calor, no me imaginaba en el circuito. Opté por un vestido azul con pequeñas flores blancas, era muy cómodo y algo sensual. No podía esperar a ver la reacción de Logan.
Llegué al circuito y luego de pasar al Paddock, me encontré con mis compañeros de Pirelli, que estaban bastante atareados organizando lo que sería el inicio de la Qualy. Aunque aún faltaba una hora. Después de un rato de recibimientos y preguntas por mi salud, me fui hacia el garaje de Williams, en busca de los ojos celestes de los que estaba enamorada.
-¡Miren quien volvió!.- la voz de Charles se hizo presente junto a un abrazo bastante efusivo. Estábamos frente al garaje de Ferrari, algunos metros antes que el de Williams.
-¿Qué haces aquí tan pronto? ¿No deberías estar acostada mirando una serie mientras un fisioterapeuta te masajea?.-
-Siento arruinarte la hipótesis, pero no nací para estar encerrada, necesitaba venir a trabajar, controlar que todo marche bien con mis muchachos.- codeé a Charles haciéndole sentir que estaba hablando de él.
-Me contó un pajarito que te mudaste, me hubieras avisado y te ayudaba con la mudanza.
-No era necesario, solo tuve que llevar mi ropa...podría decirse que me mudé a una casa con muebles...
Los ojos de Charles se achinaron en clara seña de querer saber más. Pero lo conocía tan bien, que sabía que él ya estaba enterado de todo. Era la tía chusma del Paddock.
-Charles...no te hagas, sé que lo sabes.-
-Te juro que no sé de qué me estás hablando.
-¿Quién te lo dijo?.-
-No diré nada.- se cruzó de brazos y se colocó sus lentes de Sol.
-O me dices quien te contó o no te presto más mis exfoliantes faciales.
