9. Pelirroja.

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JUDITH

—Osea, que ahora vives con tres tíos que están como un tren— concluye Danny mientras salgo de la barra.

El muy puñetero ha venido una hora antes de que empezase su turno para que pudiera contarle todas las últimas novedades.

—Más o menos— digo riendo.

—Pues a ver cuando me los presentas...

—Cuando quieras te vienes a casa y nos bebemos esas cervezas que te prometí— propongo soltándome el pelo antes de sacar el móvil de mi bolso.

—¿El sábado?

—Este fin de semana imposible, tengo un cumpleaños en Southwold.

—No veas como te lo montas, chica...— dice y me río.

—Si quieres pásate el viernes que viene.

—Perfecto.

—Ya te mandaré la dirección y eso... Te dejo que pierdo el metro. Adiós, Johnny— me despido del hombre que me ha acompañado durante todo el turno y salgo del bar mirando las últimas notificaciones en mi móvil.

Paso de todas cuando veo la suya.

Aiden:
Te espero donde te recogí el domingo.

En cuanto salgo giro la cabeza hacia dónde dice el mensaje, y efectivamente ahí está su coche rojo. Sonrío sacudiendo la cabeza y me dirijo hacia él. Deja su teléfono y me dedica una sonrisa en cuanto me ve, lo que hace que la mía se ensanche más. Cuando me monto en el coche suspiro.

—¿Se puede saber qué haces aquí?

—Recogerte.

—¿Hoy también tenías que pasar por la biblioteca?— ironizo y se echa a reír.

—No, pero me apetecía venir a recogerte.

—Gracias— digo abrochándome el cinturón.

—¿Qué tal?

—Bien, hoy no estaba muy lleno— me desabrocho los dos primeros dos botones de la camisa del uniforme y sonrío cuando arranca.

—Te veo más contenta de lo normal.

—Sí— admito sonriendo más —. Es que me han dado la tarde libre mañana.

—Que bien, así te tengo enterita para mí— bromea posando una mano pierna y me echo a reír.

Justo cuando voy a guardar el móvil en el bolso, se pone a sonar. Antes de mirar la pantalla rezo por que no sea Tom. Por favor.

Neill. Gracias a Dios.

Le dedico una sonrisa a Aiden antes de descolgar.

—¡Hola!— saludo algo contenta.

—Hola, mi guapetona— dice igual de contento —. ¿Ya has salido de ese trabajo dónde te tienen explotada?

—Sí— respondo riendo.

—¿Y mañana trabajas?

—No, me han dado el día libre.

—Bien, porque necesito que me hagas un favor.

—Claro, ¿qué pasa?— sonrío más al notar el apretón en mi pierna y coloco mi mano libre encima de la suya.

—Necesito que mañana te quedes con Claire y Jossie.

—¿Qué...?

—Es mi aniversario con Emily y quiero llevarla a cenar, pero no quiero dejar a las niñas solas en casa.

El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora