32. Un mes.

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JUDITH

Un domingo cualquiera. Este fin de semana Tom ha tenido que irse a Mánchester para asistir a una reunión de la empresa de su padre, de la cual el mío es socio, así que estoy sola en esta casa. Estoy sentada en el sofá tapada con una manta, y aunque tengo el portátil en las piernas, mi mirada se desvía hacia la ventana. Está lloviendo. Esta semana ha llovido bastante. Imagino que Aiden habrá ido a correr las veces que ha estado chispeando por la tarde, sé que le gusta hacerlo.

Cada cosa que veo la asocio a él. Todo. Cuando hago café recuerdo cuando él me lo preparaba con una bola de helado por las tardes. Cuando me peino recuerdo cómo jugaba con mi pelo. Cada vez que me ducho recuerdo las únicas dos veces que lo hicimos juntos. Cuando voy a dormir siento que necesito que me abrace por la espalda, sus manos acariciando mi estómago o sus besos en mi hombro. Cuando me pongo una serie en el ordenador recuerdo cuando insultaba a Chuck Bass de Gossip Girl o cuando decía que Mónica y Chandler era su pareja favorita de Friends. Todos los días escucho la canción The heart wants what it wants y recuerdo como nos mecíamos bailando mientras susurrábamos la letra de la canción. El corazón quiere lo que quiere. Pero no siempre puede tenerlo.

Cada día lo echo más de menos, pero sé que esto es lo mejor para él. Ojalá algún día lo entienda.

Me levanto enseguida cuando oigo el timbre de la puerta. Este piso es inmenso.

—Hola— me saluda Hollie cuando abro la puerta.

—Hola— sonrío como puedo antes de que entre.

—Gracias por dejarme tu coche— me devuelve las llaves del Mercedes-Benz y yo asiento dejándolas en la entrada antes de ir al salón —. ¿Estás sola?

—Sí. Tom ha tenido que ir a Mánchester.

—¿Estás bien aquí sola?

—Estoy bien— miento cerrando el ordenador para que nos sentemos las dos en el largo sofá —. ¿Cómo estás?

—Bien— se quita el chaquetón y lo deja sobre el respaldo del sofá beige.

—¿Qué tal va todo por el piso?

—Te echamos de menos— dice sonriendo con tristeza —. Todos te echamos de menos.

—Yo también.

—Ela me ha preguntado si podía venir conmigo a verte algún día.

—Claro— asiento.

—Dice que te ha escrito pero que no le contestas.

—¿Le has dicho que he cambiado de número?

—No. Me dijiste que no le dijera nada a nadie, y eso he hecho.

—Gracias— acurruco mis piernas —. ¿Están... todos bien?

—¿Quieres preguntarme por Aiden?

—Sí.

—¿Y quieres la verdad?— pregunta y me encojo de hombros —. Está igual, Jud.

—He hecho lo correcto.

—Aiden te quiere.

—Y yo a él. Por eso estoy haciendo esto.

—No sé...— ella suspira —. ¿Quieres más a Tom que a Aiden? Porque si es así, supongo que has hecho lo correcto.

Pese a que Hollie me ha estado ayudando para ir trayendo cosas del piso aquí, sigo sin contarle que lo mío con Tom en realidad es mentira. Le dije que Aiden me confesó sus sentimientos y que, aunque yo sentía lo mismo, si me quedaba en el piso terminaría haciéndole daño. Pero, al final le he hecho daño igual. Pero este dolor se le pasará. Si me hubiera quedado, los sentimientos habrían ido a más y habría acabado mucho peor.

El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora