55. Chantaje emocional.

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JUDITH

—No aceptó el trato— digo entrando a la cocina.

Neill y Emily me miran.

Esta última semana, después de lo que pasó con Grace y los otros idiotas, he estado quedándome aquí. Vengo de ver a James, y como era de esperar, Frank se ha negado en banda a hacer cualquier tipo de trato. Según él, o me caso o nada. Pues no pienso casarme.

—Era de esperar— dice mi tío suspirando.

—Y, ¿ahora qué? — Emily tuerce el gesto acercándose para abrazar mis hombros —. ¿Vas a denunciarle?

—Si no me queda otro remedio, lo haré.

—Es tu única opción, cielo— dice Neill —. Frank se va a cerrar en banda a todo lo que le propongas, a él lo único que le importa es que te cases. Se negará a dialogar, como siempre.

—¿Qué hago? — pregunto sentándome en la isla —. No sé, es todo tan... complicado. James me ha dicho que puedo denunciarlo por coacción, negligencia familiar, incumplimiento de la custodia..., y si podemos encontrar daños psicológicos, también. Quizá el juez imponga que me pague la universidad, pero, ¿sabéis cuánto tardará en celebrarse el juicio? ¡Puede tardar meses!

—Bueno, mientras esperas el juicio nosotros podemos ayudarte a pagar la universidad— propone Emily y me cierro en banda —. Venga, Jud, ¡solo será una ayuda mientras esperas!

—¿Y si al final el juez no accede a que me pague la universidad? Entonces, sería en vano. Mi padre tiene muchos contactos, y os aseguro que si quiere salir impune, saldrá. Por eso esperaba que accediera al trato, porque si hay juicio, no ganaré jamás.

Los dos saben que digo la verdad, porque tuercen el gesto y no dicen nada más. Neill y Emily no son ricos, viven bien pero ya está. No están para pagar una universidad a estas alturas de la vida, lo estarán cuando sus hijas sean mayores y tengan sus ahorros.

—¿Y la herencia de la abuela? — propone Neill —. Puedes pedirle que te la de antes.

—¿Y qué le digo? Le dará un infarto si se entera de lo que me ha hecho mi padre.

—No tiene porqué enterarse...

—¿Y qué le digo, Neill? No puedo pedirle el dinero de la herencia así como así, sabiendo ella que su hijo es malditamente rico. ¡Porque no tiene sentido!

—Lo sé...— gruñe él —. Lo sé...

Yo suspiro, cansada. ¡De verdad que estoy harta de los putos problemas! ¿No puedo ser una chica con una familia normal? No, ¡mi padre tiene que ser un narcisista crónico!

—¿En qué piensas, corazón? — pregunta Emily.

—Ahora mismo solo pienso en contarle toda la verdad a Millie.

—¿A Millie?

—Sí. Al meno, eso joderá a Frank.

—¿Estás segura, Jud? — pregunta mi tío.

—No, no estoy segura, ¡pero de alguna manera ha de joderlo! ¿Y qué mejor que con su perfecta y simpática prometida? La que estoy segura de que no sabe absolutamente nada sobre como es realmente Frank, pero, yo se lo haré ver. Ojo por ojo— digo sonriendo —. Eso es lo que me ha enseñado él, y eso es lo que haré.

Por la tarde, Emily se va a trabajar y Claire como siempre sale con sus amigas, esta vez va al cine. Neill está preparándose para irse también al trabajo, así que me quedaré sola con Jossie. Le propondré salir a tomar helado o hacer un maratón de pelis, pues es mi última semana libre antes de ponerme a tope con los exámenes.

El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora