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JUDITH—Entonces, ¿nos vamos a Southwold el fin de semana que viene?— me pregunta Hollie, entusiasmada.
—Sí, Gala va a celebrar su cumpleaños allí. Ha alquilado una casa para todos, y dice que tiene que darnos un notición.
—¿Qué será?
—Pues no lo sé. Pero esta mañana he estado hablando con ella y he intentando sonsacarle algo, pero no ha habido manera. Dice que nos lo tiene que contar en persona.
—Joder, estoy deseando ir y bañarme en la playa.
—¿En Noviembre?— rebato y ella se encoge de hombros.
Son casi las once, y aunque no tengo sueño debería irme a la cama.
Después de lo que ha pasado con Aiden en la cocina me siento fatal. He hecho como si no hubiera pasado nada cuando en realidad lo único que quería era besarlo. He intentando evitarlo durante la mañana, pero estaba claro que cuando volviese del curro iba a tener que verlo. Y aunque he intentado no mirarlo porque sabía que me ablandaría, he terminado mirándolo y obligandome a hablar como si anoche no hubiéramos estado tan cerca.
—Tía— Hollie se remueve en su cama —. ¿Sabes lo que me ha dicho Aiden?
—¿Qué?
—Que dice que a mí me gusta Mason. Ese está chalado.
—Razón no le falta.
—¿Tú también? ¡Que no me gusta!— dice muy ofendida — ¡Que es un unga-unga!
—Admite que te pone, Hollie— insisto riendo —. Todas hemos tenido a nuestro unga-unga y Mason es el tuyo.
—¡Que no! ¡Que no me gusta en absoluto!— se incorpora para regañarme y yo me río más.
—Y... ¿que más te ha dicho Aiden?
—¿Te refieres a si me ha dicho algo de ti? — me pregunta y yo callo, mirándola —. Jud, te has tirado la mañana evitándolo. Primero te has ido al gimnasio, después has vuelto y te has ido directa a la ducha, y después te has ido al trabajo una hora antes. ¿Puedes dejar de hacer el tonto?
—¿Por qué dices que hago el tonto?
—Mira, que yo no soy idiota y mucho menos ciega. Que anoche entré a la cocina y estábais a puntito de caramelo con el beso casi dado.
—Eso no es verdad.
—¡Que lo vi con mis propios ojos, Jud! ¡No me mientas a mí!
—Cállate.
—¿Por qué lo evitas?
—Porque lo que pasó ayer no debió haber pasado.
—¿Por qué? Jud, mírate, estás buenísima y eres guapísima. No puedes malgastar toda tu vida por casarte con Tommy.
—Hollie...
—Es que me da igual lo que me digas, Jud. Tú no quieres a Tommy, eso se nota— dice y la miro, atenta a sus palabras —. Y también sé que te gusta Aiden y que anoche te morías por besarlo, y seguro que hoy también.
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El corazón quiere lo que quiere
RomantizmJudith Miller nunca imaginó que su mudanza a un piso de estudiantes cambiaría su vida para siempre. Con el corazón roto y un compromiso que la ata a un pasado doloroso, su mundo se tambalea cuando conoce a Aiden Amery, su carismático compañero de p...