31. Ropa de invierno.

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31

AIDEN

1 de enero.

Aiden:
Pensaba llamarte, pero supongo que estarás ocupada en la cena. Feliz año nuevo, Judith. Me alegra mucho empezarlo contigo, y espero que siga como terminó. Que disfrutes de la cena, llámame cuando quieras.

2 de enero.

Aiden:
Buenos días. He dormido como un tronco, ayer me pasé con la bebida.

Aiden:
Te he llamado, tengo muchas ganas de oír tu voz, pero supongo que estarás ocupada poniéndote al día con tu familia.

3 de enero.

Aiden:
Empiezas a preocuparme, Judith. Hoy también te he llamado, pero sigo sin saber nada de ti.

Aiden:
¿Va todo bien?

4 enero.

Aiden:
Cógeme el teléfono, por favor.

Aiden:
Me preocupas.

5 enero.

Aiden:
Hollie me ha dicho que ayer te fuiste a casa de tu tía y que seguramente no tendrías cobertura.

Aiden:
Llámame cuando puedas, tengo muchas ganas de hablar contigo y que me cuentes qué tal han ido tus Navidades.

6 de enero.

Aiden:
Te he dejado un regalo en tu habitación, cuando vuelvas lo verás.

7 de enero.

Aiden:
Hollie ha vuelto hoy. Dice que tampoco sabe nada de ti, que seguramente hayas desconectado el teléfono. Espero que sea eso.

8 enero.

Aiden:
Pienso mucho en ti. Extraño dormir contigo.

9 de enero.

Aiden:
En dos días empiezan las clases, así que supongo que llegarás mañana.

10 de enero.

Aiden:
Francamente creo que simplemente estás ignorándome. He oído a Hollie hablando por teléfono, y era contigo con quien hablaba.

Aiden:
No entiendo nada, Judith.

Aiden:
Te llamo, pero sigues sin responder.

Aiden:
Espero verte mañana.

༄༄༄

Vuelvo a casa sudando después de correr durante dos horas. Últimamente es mi momento favorito del día, porque me desfogo y dejo de pensar durante un rato sobre Judith. Sigue sin dar señales de vida, o al menos no me las da a mi. He oído como Hollie hablaba con ella por teléfono un par de veces, pero a mi no me responde las llamadas ni los mensajes. No sé qué ha pasado. No sé qué he hecho mal. Pero ya llevamos una semana de clases y no ha pasado por casa.

Entro al piso dejando las llaves en la entrada, me quito los auriculares, y cuando miro al frente veo a Hollie con una maleta.

—Aiden— se paraliza cuando me ve —. Esto... ¿tú no habías ido a correr?

—Sí, he ido— respondo sin ganas —. ¿Qué es eso?

—Eh... ropa de invierno, la estoy sacando.

—¿Ropa de invierno?— miro la maleta y pienso porqué me resulta tan familiar. Es negra y tiene una «W» grabada en el centro —. ¿Esa no es la maleta de Judith?— recuerdo que la vi en su habitación y me explicó que la letra grabada no era una «W», si no una «M», pero tenías que mirarla con perspectiva.

—Sí. Me la ha dejado.

—¿Te la ha dejado?— me acerco para arrebatarle la maleta —. Así que, ¿a ti si te responde?

—Aiden— me regaña cuando dejo la maleta en el suelo.

—¿Por qué no me responde? — pregunto arrodillándome para abrir la cremallera de la maleta —. ¿Que he...— me callo cuando veo que la ropa que hay en la maleta es de Judith. Unos vaqueros que le hacen un culo impresionante, varios jerséis, chaquetas de lana, camisetas, ropa interio... es todo de Judith —. ¿Qué es esto?

—Ropa de invierno. Mi ropa de invierno.

—Esta no es tu ropa— la miro serio —. Esto es de Judith.

—Me la... me la ha regalado.

—¿Dónde ibas?

—¿Eh?

—Cuando he entrado ibas hacia la puerta. ¿Dónde vas a llevar esta ropa, Hollie?— me incorporo para mirarla —. ¿Dónde está?

—No sé de qué me...

—Hollie— niego con la cabeza —. Por favor. No me mientas.

—Yo...

—Dime dónde está.

—No puedo decírtelo.

—Hollie...

—No puedo— se agacha para volver a cerrar la maleta pero yo se lo impido —. Deja que me lleve esto, Aiden.

—No— cierro la cremallera y alzo la maleta —. No te vas a llevar nada. Si quiere su ropa, que venga ella.

—Aiden, no hagas que...

—Dile que si quiere su ropa, que venga a por ella— le aclaro molesto —. Y si quieres llevársela tú, dime dónde está.

—¡Que no puedo!

—¿Por qué?

—Porque ella no quiere que te lo diga.

Agacho la cabeza al oír eso. No sé que he hecho tan mal para que no quiera verme. No sé que he hecho para que me ignore, para que haga como que no existo. Y me siento como una mierda. Me duele el corazón. Me duele el cuerpo. Me duele el alma.

—¿Qué he hecho?— le pregunto —. Puedo arreglarlo— me muerdo el labio para no derrumbarme delante de Hollie —. No puedo estar así, Hollie.

—¿Cómo?

—Sin ella. No puedo estar sin ella.

—Aiden— se acerca para tocarme el brazo —. Todo va a ir bien.

—No sé qué he hecho para que se vaya, pero dile que puedo arreglarlo. Haré lo que sea. Lo que sea.

—Lo siento.

—No— cuando intenta coger la maleta enseguida me alejo —. Esto se queda aquí. Si la quiere, que vuelva— le recuerdo antes de marcharme a mi habitación.

 Si la quiere, que vuelva— le recuerdo antes de marcharme a mi habitación

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El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora