16. Regalo.

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JUDITH

—Estoy súper contenta de que estéis aquí— Gala, que nos tiene agarradas de los brazos, no ha parado de sonreírnos desde que hemos llegado —. ¡Os va a encantar la cabaña! Está a pie de playa y es enorme, tiene siete habitaciones.

—Vaya— Hollie alucina —. Espero que nos dejes elegir habitación las primeras.

—En realidad, las habitaciones ya están elegidas— nos cuenta mientras vamos por el caminito de madera que da a la cabaña, que está a pie de playa —. En cada habitación os he dejado un regalito— dice soltando una risa —. Espero que os guste. Sois las primeras en llegar, ya sabéis que las demás vienen desde Mánchester— no deja de hablar, es como Hollie.

—Seguro que es genial— digo refiriéndome a la cabaña y los regalos —. ¿Qué plan hay esta noche?

—Esta noche nos reunimos todos en el salón, bebemos un poco, y ya veremos lo que nos depara la noche.

—¿Y mañana? — pregunta Hollie cuando Gala nos suelta para abrir la puerta de la cabaña, bueno, la gran cabaña.

—Mañana salimos a cenar y después bebemos en la playa. Pasad.

—Vaya, si que es grande— me impresiono cuando entramos. Desde fuera no parecía tan grande y lujosa, parecía más rural.

—Y bonita— apunta sonriendo —. ¡Vamos, venid! Os voy a enseñar vuestras habitaciones.

Después de que nos haya enseñado el salón, la cocina y el gran baño principal de la plata baja, por fin subimos a los dormitorios. Estoy deseando dejar la bolsa en la habitación.

—Primero el tuyo, Jud.

—¿Nos has puesto en habitaciones separadas? — pregunto —. Gala, Hollie y yo podemos compartir habitación, así hay más hueco para los demás.

—Es cierto, Jud y...

—¡No! — la interrumpe Gala —. No puede ser posible— se adelanta hasta llegar a una de las altas puertas —. Jud, esta es tu habitación.

—Vale...

—Abre y mira tu regalo.

—Se supone que es tu cumpleaños, no el mío.

—¡Venga! — insiste tirando de mi brazo y me río antes de abrir y ver a... —. ¡Mira qué regalo!

—Vaya— murmura Hollie, supongo que viendo lo mismo que yo.

Se supone que este fin de semana era para desfasarse y pasarlo bien, pero ahí está él, sentado en la cama llena de pétalos y con una botella de vino blanco en la mesita de noche. Tom. El jodido Tom.

—Vaya— imito la expresión de Hollie, porque, honestamente, no sé qué decir.

—Oh, que mona, se ha quedado en shock— oigo que dice Gala antes de darme un empujón para acercarme a Tom —. ¡Venga, Jud! Disfruta de tu regalo. Vamonos, Hollie, dejémosle tener una buena bienvenida— dice riendo, y me quedo en mi sitio hasta que oigo la puerta cerrarse.

—¿Qué haces aquí?

—Gala me llamó— dice levantándose —. Me dijo que sería una buena oportunidad para que nos viéramos, y no pude negarme.

—¿No? Pues es fácil.

—Jud— me sigue cuando voy a dejar la bolsa en la cama —. Jud, no podía negarme. Gala sabe que no nos vemos durante meses, y se supone que somos una pareja, se supone que debo aprovechar cualquier oportunidad que tenga de verte.

El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora