44. Pago trimestral.

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JUDITH

—¡Hijo, ¿qué te ha pasado?! — mi padre se acerca a Tom con preocupación cuando nos levantamos para saludarnos en el restaurante.

Millie también se preocupa por Tom y él le cuenta que se cayó en la ducha. Menudo bulto le ha dejado Aiden en el ojo, lo tiene amoratado. No sé que demonios le pasó para comportarse de tal manera, Aiden no es así...

—¿Qué tal van los preparativos?— pregunta Millie cuando nos traen la comida —. ¿Elegiste el menú? Me habría encantado ir, pero no pude.

—No te preocupes, fui con Hollie y con mi tío Neill. Y sí, ya elegimos el menú. La comida de Emily es increíble y...

—Tendríamos que haber contratado a un buen cáterin, no a la mujer de tu tío...— interrumpe mi padre.

—Es mi boda. Al menos, déjame elegir el menú— replico y él me sonríe con falsedad.

Y claro, delante de Millie siempre es lo más amable que puede, pero cuando ésta se va vuelve a ser el mismo engreído de siempre. ¿Por qué no intetamos sacar su verdadera cara? Me apetece molestarlo.

—El otro día me llegó una carta— comento mientras parto mi filete —. ¿Sabes de quién era?— miro a mi padre, que hace un gesto con la cabeza para que siga hablando —. De mamá.

Frank me fulmina con la mirada. Si hay un tema del que no le guste hablar, definitivamente es este. Desde que Grace se fue, mi padre y yo hablamos del tema una única vez, y fue por entonces cuando ella se marchó.

—¿De tu madre?— pregunta Mollie con interés —. ¿Vendrá a la boda?

—No— dice mi padre de inmediato.

—No, claro que no— bebo de la sidra tranquilamente mientras noto la tensión que alberga Tom a mi lado —. Después de lo que pasó...

—¿Que pasó?— se interesa la morena.

—¿No te lo ha contado mi padre?— pregunto a conciencia y ella lo mira con confusión mientras él me taladra con sus ojos azules—. Verás, cuando mis padres se divorciaron, mi madre se marchó de Mánchester.

—¿Se marchó?

—Sí, se marchó. Después de enterarse de que mi padre la había engañado múltiples veces con múltiples mujeres, estaba devastada, y entonces...

—Jud— Tom me advierte, tocándome la mano.

Enseguida aparto la mano de Tom, y mirando como Millie está confusa y dolida por lo que acaba de descubrir, sigo con la historia.

—Entonces mi madre se marchó. No se intereso por su única hija, a la vista esta. Pero, ¡que casualidad que ha vuelto justo cuando voy a casarme!— sonrío con falsedad —. ¿Quién sabe? Quizá es el destino gritándome que la invite a mi boda. ¿Tú que piensas, papá?

Frank, que sigue fusilandome con la mirada, suelta el cubierto y carraspea la garganta, notable incómodo. Sonrío y prosigo cortando mi filete mientras Millie se gira para mirarlo con reproche.

☾☾☾

—Eso ha sido de muy mal gusto— se queja mi padre.

Al terminar de almorzar, Millie se ha excusado diciendo que tenía trabajo y se ha marchado. Tom ha hecho lo mismo, así que mi padre ha insistido en traerme a un sitio refinado para tomar café, supongo que para decirme de todo menos bonita por lo que he contado en el almuerzo.

—Según Millie, entre tú y ella no hay secretos— me mofo antes de que llegue el camarero.

Cuando nos traen los cafés, mi padre saca algo de su maletín, un par de folios con letra diminuta.

El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora