18. I Wanna Be Yours.

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AIDEN

Desde que hemos entrado a su habitación no he podido despegar mi boca de la suya, como si de un imán se tratase. Y aunque aún no hemos puesto el pestillo, como alguien sea capaz de interrumpirnos ahora, lo echaré a patadas.

Deslizo las manos por su trasero añorando su boca cuando bajo los besos a su cuello. He intentado no echarle todo mi peso cuando me he puesto sobre ella, pero me ha empujado por la espalda hasta hacerlo. La oigo gimotear cuando aprieto su trasero. Y joder, su ropa me quema, por sobra demasiado. Me adelanto a desabrocharle los vaqueros cuando vuelvo a su boca, pero atrapa mis manos cuando estoy dispuesto a bajarlos.

—¿Qué pasa? — pregunto obligándome a dejar su boca, privándome de sus deliciosos besos y de ese sabor a fresa de su gloss.

—Nada— niega con la cabeza y vuelve a dejar libres mis manos.

Vuelvo a besarla antes de quitarle los pantalones, y, joder. Su ropa interior es igual a la de la foto que me envió el sábado, solo que estas son de color morado, y mi erección crece por momentos. Bajo los besos a su muslo, pero la siento tan tensa que soy incapaz de seguir. Suelto un suspiro y subo de nuevo para mirarla.

—¿Estás bien, Judith? ¿Te sientes cómoda?— pregunto, porque noto todo lo contrario.

—No...

—Lo siento, ¿quieres que pare? — me preocupo sentándome para dejarle espacio, mirando esos ojos preocupados. Joder, lo último que quiero es que se sienta incómoda —. ¿Voy muy rápido?

—No, no es eso— sacude la cabeza antes de incorporarse para sentarse —. Yo... no quiero estropearlo, pero siento que si no te lo cuento, lo estropearía más. Me pediste que no te mintiera.

—Así es. ¿Qué pasa? — intento despejar mi cabeza, porque no quiero pensar con la polla cuando la veo tan preocupada, tan asustada.

—Tom estuvo en Southwold.

¿Qué?

—¿Por qué no me lo dijiste cuando me llamaste?

—Porque quería hacerlo en persona— dice echándose su precioso pelo a un lado —. Y tenía pensado decírtelo después, pero, no quería acostarme contigo sin que lo supieras.

—Gracias por contármelo— honestamente, temo lo que haya pasado —. ¿Y...

—La última noche dormimos en la misma cama— me cuenta y suelto un leve suspiro —. No pasó nada, Aiden, te lo juro. Yo tenía pensado dormir con Hollie, pero ella estaba con un chico y no quería molestarla. Tom estaba borracho y puse una almohada en medio, no pasó nada, de verdad.

Me gusta que me dé tantos detalles, me gusta que se moleste en explicarme las cosas y que me las cuente.

—Vale— acepto asintiendo —. ¿Algo más que quieras contarme?

—No...

—Vale. Yo... no sé. No sé que decirte.

—No hace falta que digas nada— suspira —. Solo quería que lo supieras. ¿Estás molesto?

—No, que va. Es solo que... no sé, joder. Esta situación es muy rara.

—¿Qué situación?

—Pues... estar con una chica que está prometida pero que en realidad no lo está.

—Lo sé, lo siento— baja la mirada y juguetea con su coletero —. Sé que es complicado.

—Ya sabes que no me gusta lo fácil— bromeo sacándole una leve sonrisa —. No pasa nada— acerco la mano para que deje de juguetear con el coletero de su muñeca, y para que me mire.

El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora