23. La cita.

1.5K 54 9
                                    

23

JUDITH

Me he despertado sola en la cama, extrañando que Aiden me besara el cuello como todas las mañanas ha estado haciendo esta semana. Pero en vez de eso solo hay una nota en mi escritorio, junto a su cámara y una fotografía ya impresa. En la foto salgo yo dormida, con la trenza hecha un lío y abrazada a la almohada, que en ese momento pensaba que era Aiden. Al parecer, se ha aficionado a fotografiarme con esa cámara que según él nunca antes había usado. Y aunque no me gusten las fotos, cuando él me las hace me siento idolatrada. Veamos la carta.

"Como tiene que ser una verdadera cita, no podemos vernos hasta ella, así que me iré del piso hasta las siete, que es cuando te esperaré abajo. Ponte guapa, sé que no te cuesta hacerlo. Zapatos cómodos, nada de tacones. Hasta las siete, bombón.
A.A."

Una media hora después estoy en la cocina tomándome un café con Hollie, pero no me atrevo a preguntarle nada de lo que vi anoche en el baño hasta que Troy, Zac y Rosie se van del piso.

—Quiero que me lo cuentes todo ya. Pero ya— le digo cuando nos quedamos solas en la cocina.

—¿Dónde está Aiden?

—¡No me cambies de tema, Hollie Smith!

—¡Vale! ¿Qué quieres que te cuente?

—Cómo tu boca llegó a la suya. Como su mano llegó a tu culo.

—¿Te pregunto yo como la polla de Aiden llegó a tu vagina?

—¡Hollie! — me echo a reír por su descaro.

—Vale— se rinde —. No sé, estaba achispada por el alcohol y me lancé.

—¿Fuiste tú?

—Sí, bueno, un poco los dos... Nos encontramos en la puerta del baño y empezamos a discutir, lo insulté, me insultó, lo empujé, me toco una teta, y nos besamos.

—Qué romántico— ironizo.

—Ya, bueno, tampoco estaba buscando romanticismo.

—¿Y después?

—Después lo empujé, lo insulté, me insultó y me marché del baño.

—¿En serio?

—Y tan en serio.

—¿Y habéis hablado después de eso?

—No. Y prefiero no hacerlo, porque me siento avergonzada.

—¿Avergonzada por qué?

—Porque es un imbécil y porque me gustó el beso.

—Te gusta Mason, no el beso.

—Como sea— chasquea la lengua antes de suspirar —. No quiero hablar de eso. Quiero hacer como si nunca hubiera pasado.

—Vale. Como quieras, pero...

—¿Y tú con Aiden?— me interrumpe.

—Bien.

—¿Hubo tema anoche?

—Hollie...— la regaño, como siempre.

—¿Qué? Tú me has preguntado a mí...

—No es lo mismo.

—Sí, lo que tu digas— me da la razón como a los tontos —. Al parecer te espera una buena cita. ¿Ya sabes lo que te vas a poner?

—¿Cómo sabes lo de la cita?

—Hm...— hace la que piensa y después pone cara de circunstancia —. Pues... ¿por qué crees que lo sé?

El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora