56. Achispada.

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JUDITH

Cuando la veo entrar al restaurante, me levanto para saludarla.

—¡Jud, estás preciosa! — dice acercándose para abrazarme.

—Lo mismo te digo, Millie.

—¡Qué alegría que me hayas llamado! — dice sentándose a mi frente —. Hacía... ¿qué? ¿Un mes que no nos veíamos?

—Sí... he estado ocupada, lo siento.

—No, querida, no te disculpes— dice agitando su mano antes de acomodarse en la silla —. Sé que has tenido mucho lío con la universidad y los preparativos de la boda. Bueno... ¿almorzamos?

—¡Sí!

Millie lleva diez minutos sin hablar. Después de habérselo contado todo, está estupefacta. Hace un rato que ha soltado el cubierto y ha dejado de comer solo para escucharme, y ahora que he terminado con el discursito sobre lo narcisista y la clase de persona que es mi padre, parece asustada.

—Jud...¿Por qué no me contaste esto cuando nos conocimos?

Miro a la mujer con lástima. Tiene razón, si hubiera sido una buena persona se lo habría dicho, pero tuve que mirar por mí y al hacer el acuerdo que en su momento hice con mi padre, no podía contarle nada a Hollie. Habría sido como provocarlo.

—Lo siento, Millie— me disculpo soltando el cubierto en la mesa —. Pero no podía. Cuando te conocí estaba en un momento complicado y necesitaba la ayuda de Frank, así que contártelo era como renegar a su ayuda. ¿Me comprendes? Lo siento mucho, de verdad, sé que tuve que contártelo todo antes, pero no podía.

—Si..., si delante de mí siempre actuais como el padre y la hija perfectos. ¡No lo puedo creer!

—Lo siento...

Un rato después de preguntas por parte de Millie, se marcha ofuscada. Conmigo, con ella misma y con Frank. Veremos la que se lía y la que me liará mi padre cuando se entere.

Una hora después hablo con James. Últimamente hablo mucho con él, pues a ambos nos preocupa que mi padre aún no haya contactado conmigo y que no haya dado señales de aceptar el acuerdo. Sigue en las suyas, y como el narcisista que es, así seguirá. James me da ánimos y me dice que tenga paciencia, que queda todo el verano para seguir convenciéndole, pero yo le digo que de ninguna manera tengo todo el verano, que necesito asegurarme de que va a pagarme el tercer año de universidad o de lo contrario tendré que encontrar alguna manera.

Me paso por la librería del centro y después de comprar un libro para Jossie, otra para Em, y otro para mí, me paso por La Bella Vista. Estoy un rato charlando con Taylor, mi antigua compañera, hasta que llega Nolan y le hace el relevo. Le comento que me gustaría empezar a trabajar en verano y acepta encantado. Me pide que me pase para hablarlo cuando termine los exámenes y también me desea suerte para ellos.

Cuando paso por el edificio del piso, miro la ventana del salón con anhelo. ¡Ojalá pudiera subir! Si Grace no estuviera ahí, hace una semana me habría vuelto a mudar. Pero como siempre, algo arruina mis planes. Paseo por las calles hasta llegar al bar dónde trabaja hace unos meses, el Day & Nigth, y veo a Danny sirviendo cervezas a un grupo de universitarios. Me siento en la barra y espero a que me atienda.

—¡Hombre, mi reina de hielo! — me saluda echádnsoe sobre la barra para darme un beso en la mejilla —. ¿Cómo estás?

—Como se puede— digo encogiéndome de hombros.

—¿Qué te pongo?

—Algo fuerte— pido suspirando.

—Tampoco te pases, guapa, que todavía es por la tarde. ¿Vodka con soda?

El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora