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༄
AIDENBajo al salón ya arreglado para salir, ya que al parecer las chicas han visto una discoteca y es eso o quedarnos en casa. Mañana si nos quedaremos en casa, pues es el cumpleaños de Judith y así lo quiere ella. Y claro, se hace lo que...
—¿Ya estás? — Brenda se acerca a mí cuando aparezco en la cocina. Solo está ella.
—Sí— me acomodo el cuello de la camisa y suspiro.
—Estás bien— dice.
—Tu también— digo sin entretenerme mucho en su vestido azul.
—Esto se me da fatal...
—¿El qué?— la miro antes de sentarme en uno de los taburetes de la isla.
—Fingir que me gustas— dice y me echo a reír.
—No hace falta que lo hagas, con que estés aquí es suficiente.
—Y me da pena Jud— dice cruzándose de brazos —. Deberías decirle que soy lesbiana.
—¡Se supone que tengo que darle celos!
—Me parece que no está funcionando.
—Brenda, yo tampoco sé que estoy haciendo, pero no le digas nada.
—No lo haré, tú eres mi amigo, pero si quieres algo deberías hacerlo ya— dice agarrando su bolso —. Al parecer esta noche va a ver al tío con el que ligó esta tarde en la taberna...
—¿Qué?
—Te espero en el coche, no te apures.
Pasa por mi lado para irse, y cuando voy a darme la vuelta para preguntarle porqué se marcha ya, veo la respuesta. Y qué respuesta.
Se me corta la respiración cuando la veo con un vestido ceñido verde esmeralda que es corto con una abertura en el muslo y que deja muy poco a la imaginación en el tema escote. Puedo visualizar sus pechos en un pestañeo, y lo único que quiero ahora es lanzarme y besar su escote, esos grandes pechos, o su cuello embadurnado de perfume que huelo hasta aquí sin estar demasiado cerca.
Me obligo a tragar con dureza cuando se acerca. Lleva su media melena suelta y lisa, con ese flequillo que hace que esté todavía más guapa, si es que eso es posible. Solo tengo ganas de acercarme. Tocar su pelo, tocar su mano, tocar su... Da igual, la cuestión es que me muero por sentir su piel.
—Hola— me saluda pasando por mi lado, dejando un rastro de su delicioso perfume que me hace cerrar los ojos de satisfacción —. ¿Ya estás listo? — pregunta y me doy la vuelta, obligándome a abrir los ojos para no parecer un idiota.
—Sí.
—¿Y Brenda?
—También.
—Bien— asiente abriendo la nevera para agarrar un botellín de agua —. Es muy simpática.
—Ya.
—Y muy guapa.
No respondo, porque la única respuesta que puedo ofrecerle es que ella es mucho más guapa. Mucho más que cualquier chica de Inglaterra. Mucho más que ninguna. Pero, no puedo decirle eso.
—Hacéis una buena pareja— dice y suspiro.
Si ella supiera que la única pareja que quiero tiene nombre y apellidos, y son Judith Miller...
—Igual de buena que la tuya con Tom— me obligo a verbalizar.
—Vale, lo que tú digas— alza las cejas para beber agua —. Si has venido a intentar incordiar, te aseguro que no lo estás consiguiendo. Todo lo contrario.
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El corazón quiere lo que quiere
RomanceJudith Miller nunca imaginó que su mudanza a un piso de estudiantes cambiaría su vida para siempre. Con el corazón roto y un compromiso que la ata a un pasado doloroso, su mundo se tambalea cuando conoce a Aiden Amery, su carismático compañero de p...