El corazón quiere lo que quiere

62. Nuevos vecinos.

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JUDITH

—Pero, ¿qué es esto?

Cuando llego al rellano, no puedo salir del ascensor. Hay un sofá burdeo enorme con miles de cajas encima. ¡Pero!

—¡Lo siento!— oigo una disculpa lejana—. Espera, te ayudo a pasar.

Hombre, más faltaría.

Unos laaaargos segundos después, veo a un chico rubio quitar cajas del sofá hasta que solo quedan cuatro. Una vez ha despejado el rellano de cajas, tira del sofá hasta crear el hueco por donde puedo salir del ascensor.

—Perdona— se disculpa llevándose las manos a la cabeza —. Los de la mudanza las han dejado ahí...

—Ya— musitó echándole un vistazo a las miles de cajas que hay en el rellano —. ¿Qué es todo esto? ¿Y el señor Diggory?

Pregunto por el hombre de mediana edad que vivía en esa casa, enfrente del piso, el quinto B.

—¿Diggory?— el rubio se rasca la nuca —. No sé, en la inmobiliaria no me dieron datos sobre el antiguo inquilino.

Suelta una risa y cuando voy a responder, un chico moreno y tatuado hasta las orejas sale por la puerta. Ojazos azules, pero no es mi tipo.

—Hola— saluda cuando me ve —. ¿Eres nuestra vecina?

—Eso parece...— frunzo el ceño con levedad cuando se acercan.

—¿Vives en el quinto A?— pregunta el rubio.

—Sí.

—Guay— se pasa la mano por la frente antes de sonreír —. Soy Julian.

—Ethan— pronuncia el otro, así que supongo que será su nombre.

—Tus nuevos vecinos— Julian se apoya sobre una de las cajas —. También está Oliver, pero aún no ha llegado. ¿Tú eres...?

Por su acento, diría que es estadounidense. No sé, pero no es inglés.

—Jud— hablo rebuscando en mi bolso.

—¿Vives sola?— hago una sonido negativo sin mirar mientras busco las llaves —. ¿Con tu novio? ¿Con una amiga? Si vives con dos amigas, sería perfecto.

Levanto la vista para ver su sonrisa pícara mientras Ethan se va riendo con unas cajas. Vaya, un ligón. Lo que me faltaba por ver.

—Eh... somos seis en casa— digo sacando al fin las llaves.

—¿Seis? ¡Vaya!

Antes de que pueda contestar, oigo una puerta abrirse. Por la mirada de Julian sospecho que alguien ha salido. Y así es.

Cuando me giro, Aiden está mirándonos, y detrás suya Ela con una sonrisa divertida. Ambos con cestas de ropa sucia en las manos, así que supongo que irían a la lavandería.

—Hola— habla Julian.

—Hola— musita mi castaño, mirándome después de pronunciarse.

—Eh...— sacudo la cabeza, orientándome —. Es Julian, nuestro nuevo vecino— digo señalando al rubio —. Julian, ellos son Aiden y Ela, mis compañeros de piso. Dos de ellos.

—Encantando— dice el nuevo con coqueteo —. Le decía a Jud que seremos muy buenos vecinos...

Oigo el bufido de Aiden antes de mirar al rubio con desdén. Vaya, parece que alguien está... ¿celoso? No creo, apenas hemos socializado tres minutos.

—Bueno...— suspiro antes de ir hacia Aiden y Ela —. Será mejor que os dejemos con la mudanza— proclamo sonriendo con amabilidad —. Para lo que sea, estamos en la puerta de enfrente.